Crisis de la Identidad Cultural.

[pic 1][pic 2]UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIAPAS[pic 3][pic 4]

FACULTAD DE HUMANIDADES

CAMPUS VI

LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA

NOMBRE DEL ALUMNO:

RÁMIREZ OSORIO ISAIN

REYES URBINA FERNANDA GUADALUPE.

3ER GRADO GRUPO “B”

TEMA:

Crisis de la Identidad Cultural.

TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIAPAS., A 20 DE MAYO DEL 2014.

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Crisis de la identidad cultural.

La mayor parte de nosotros somos conocedores que la educación es uno de los pilares fundamentales que permiten el desarrollo de toda sociedad (hoy en día es también el motor fundamental del desarrollo económico), penosamente, en México la enseñanza ha sido derivada a un tercer plano de las ideas o propuestas gubernamentales, en nuestros días los gobiernos con sus partidos políticos, son los que manejan la nación y no es un estado en conjunto como se ha pintado siempre, manejándonos en utopías nos queda a considerar que algún día todo cambiará.

La calidad de la educación es un problema integral ya que es la resultante de todos sus componentes; el proceso de enseñanza-aprendizaje es una responsabilidad colectiva, por ello es importante que los sectores tanto públicos como privados trabajen a la par para estimular el acceso y la permanencia en las escuelas; finalmente todos somos responsables, aunque ciertamente unos más que otros; Cabe recordar que toda sociedad cumple una función educativa, un proceso educativo de la personalidad, que es ilimitado y existe a lo largo de toda la vida, en la cual el hombre se educa y se desarrolla.

Al respecto S. Rubinstein (1976) plantea: "el niño se desarrolla, educándose y aprendiendo, no se desarrolla y se educa y aprende. Esto significa que la educación  y la enseñanza se incluyen en el proceso  mismo de desarrollo del niño y no solo se estructuran sobre él".

La identidad cultural en el campo educativo, conforme al desarrollo del hombre es un perfil fundamental en la educación, que se forma a través de las relaciones que se establecen entre la triangulación del origen del sujeto, su contexto y el plan de estudios de la institución, donde el estudiante valora lo propio y ajeno de la cultura y la lengua, el aprecio así mismo y el trabajo organizativo. Vygotsky (1934), sostiene que la mente no existe fuera de las prácticas socioculturales, el enfoque no es el sujeto como tal, sino el sujeto en acción.

Creemos que la escuela y la educación en nuestro país tienen todavía un largo papel que cumplir. Su valor como elementos que concurren a la construcción de la nacionalidad, aún no está agotada pues no se han cumplido los objetivos primordiales como nación y con ello significaría la necesidad de desarrollar una educación e instituciones escolares alternativas que puedan darse como parte del proceso de construcción de un proyecto Histórico Nacional digno de nuestro país o de cada país. La escuela se convierte, entonces, en un centro de cultura y de identidad cultural.

La identidad cultural encierra un sentido de estructuras de un grupo social con el cual se comparten rasgos culturales, como tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento que funcionan como elemento cohesionador y que actúan como sustrato para que los sujetos  que lo forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia.

“La identidad sólo es posible y puede manifestarse a partir del patrimonio cultural, que existe de antemano y su existencia es independiente de su reconocimiento o valoración. Es la sociedad la que a manera de agente activo, configura su patrimonio cultural al establecer e identificar aquellos elementos que desea valorar y que asume como propios y los que, de manera natural, se van convirtiendo en el referente de identidad (...) Dicha identidad implica, por lo tanto, que las personas o grupos de personas se reconocen históricamente en su propio entorno físico y social y es ese constante reconocimiento el que le da carácter activo a la identidad cultural (...)El patrimonio y la identidad cultural no son elementos estáticos, sino entidades sujetas a permanentes cambios, están condicionadas por factores externos y por la continua retroalimentación entre ambos”(Bákula, 2000: 169).

La Educación es el proceso por el cual una persona desarrolla sus capacidades, para enfrentarse positivamente a un medio social. Es un campo social y teórico complejo por las múltiples tensiones que se dan en él, entre las que se encuentran: padres de familia que tienen unas expectativas frente al papel que debe cumplir la escuela en la formación de sus hijos; un Estado que configura políticas de educación frente a la definición de un proyecto de nación en un escenario globalizado; empresas e industrias que demandan empleados con unas competencias particulares de acuerdo a las necesidades del mercado; docentes con expectativas personales y sociales de realización; estudiantes con sueños y temores frente a su presente y su futuro. De acuerdo con este modo de concebir la identidad cultural Berger y Luckman (1988) afirma que la construcción de identidades es un fenómeno que surge entre el individuo y la sociedad, por tanto el aprendizaje es una parte integral de la práctica social en el mundo vivido

En los últimos tres siglos los procesos de socialización pusieron énfasis en la producción de contenidos y valores homogeneizadores, en donde las diferencias fueron generalmente invisibilizadas. Familia y escuela fueron exponentes de la reproducción de valores sociales cimentados en el proceso de la modernidad.

La familia como la primera institución socializadora, contribuyó a la transmisión de estas regularidades siendo determinante en la normalización de las conductas de los individuos. En la socialización secundaria a cargo de la escuela se aplicaron paradigmas y políticas educativas de acuerdo a la modernidad, en la cual se plasma la invisibilidad de todas aquellas perspectivas que componen a la identidad del individuo.

Una pedagogía con carácter domesticador del otro, la de darle voz para que diga siempre lo mismo, viviendo enajenado, beneficiando principalmente al Estado y al mercado laboral, ¿es exactamente lo que queremos?, pues para nosotros la manera más sencilla de tener una enseñanza es donde  “una de las tareas más importantes de la práctica educativo-critico es propiciar las condiciones para que los educandos en sus relaciones entre si y de todos con el profesor puedan ensayar la experiencia profunda de asumirse. Asumirse como ser social e histórico, como ser pensante, comunicante, transformador, creador, realizador de sueños, capaz de sentir rabia porque es capaz de amar. Asumirse como sujeto porque es capaz de reconocerse como objeto. La asunción de nosotros mismos no significa la exclusión de los otros, es la <> del <> o del tú, la que me hace asumir el radicalismo de mi yo”” (Freire, 1998: 42)

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