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Crítica Hermeneutica


Enviado por   •  23 de Julio de 2014  •  7.180 Palabras (29 Páginas)  •  230 Visitas

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Crítica hermenéutica, estructuralismo y psicoanálisis

Umberto Eco, al escribir La estructura ausente (1999), ha expresado una crítica del movimiento estructuralista tan en boga hace unos 30 o 40 años en el mundo intelectual y que ha declinado su influencia, especialmente en el campo filosófico, al punto en que se rechaza por muchos el enfoque estructuralista y los progresos que en distintas disciplinas produjo, incluyendo al psicoanálisis. Realiza en ese texto, un análisis interesante y detenido del discurso semiótico y se propone realizar una revisión exhaustiva de las diferentes posiciones de los especialistas ocupados en descifrar los sistemas de signos y la comunicación. Sin embargo, el blanco del libro es un ataque frontal al estructuralismo, desde una posición que se podría denominar ontológico hermenéutica. Desde esta postura, se define una crítica que sostiene que la reducción estructuralista no es sino parte de los restos fétidos de la cultura racionalista de la Ilustración. A fin de cuentas, el estructuralismo seguiría una tendencia que podría describirse como un dominio del objeto sobre el sujeto anterior a Heidegger, y sus aspiraciones estarían fijadas en dar cuenta detodo discurso, gracias a un reducido número de elementos que tendrían la pretenciosa ambición de descubrir claves, básicas y universales.

Umberto Eco, al igual que Vattimo, dirige con energía su arsenal teórico a sostener la justificación de la hermenéutica como una nueva koiné (el término es usado por Vattimo para significar un nuevo lenguaje universal), que se sitúa como una nueva perspectiva práctica de la interpretación del discurso, destinada a sustituir las cosmovisiones y análisis totalizantes. Esa nueva koiné, nombrable como ontología hermenéutica, se dirige a la exploración de ciertos discursos. Destacadamente: el discurso religioso, el mítico, el psicoanálisis y el discurso estético. Su lógica interpretativa trataría de jugarse siempre por privilegiar en la mirada del análisis, la especificación de un horizonte determinado y no del descubrimiento de una estructura fundamental.

La estrategia de interpretación se define por la tendencia a sostener tesis débiles a contrapelo de las tesis fuertes que han dominado la tradición filosófica de Occidente. Las tesis fuertes habrían pretendido, según los hermeneutas, alcanzar lo Absoluto, el sentido de las cosas, finalmente: el Ser y la Verdad, ambas escritas con letras m ayúsculas.

Eco define a la reducción estructuralista como la última koiné del Iluminismo en dónde koiné —para el pesar de Vattimo— aparece como resabio de una ambición de Aufklarung (ilustración) total fallida. Según este autor, esta visión sigue —sin proponérselo—, presa de encontrar constantes, pasando por alto, el contexto de un mundo cambiante y desembocando en producir saberes que están destinados a perecer casi de inmediato.

Gianni Vattimo representa una posición similar, con el agregado de que su crítica está dirigida a tratar de liquidar completamente cualquier referente a las filosofías del marxismo y el pensamiento hegeliano que han jugado un papel hegemónico en la comprensión del mundo en los últimos cincuenta años. Su propuesta, se puede formular en el reto de vivir en el desamparo sostenida por el único referente posible a sostener hoy día, que sería, la falta de referentes:

...si hubiera... (necesario)... un idioma común dentro de la cultura y la filosofía, éste habría de localizarse en la hermenéutica (Vattimo 1998).

La hermenéutica se ha ido constituyendo, poco a poco, en una moda filosófica a la que escapan, sólo algunos. En las facultades de Humanidades se nota, sobretodo entre alumnos, una tendencia creciente a criticar desde esta perspectiva todo modelo de comprensión de la realidad y un cierto relativismo que hace una nivelación entre lecturas opuestas para, finalmente, otorgar igual validez a cualquier opinión.

Algunas de las críticas más fuertes se dirigen al psicoanálisis criticando su elección por un inconsciente sexual y el sostenimiento de un método caracterizado por una aproximación que concede un soporte lingüístico a los fenómenos de la psique humana.

El término hermeneutiké referido en Platón a la interpretación de lo sagrado fue extendido después de Aristóteles a la traducción de signos y pensamientos. La tradición judeo – cristiana refirió la hermenéutica a técnicas y medios de interpretación de los textos bíblicos. No es sino hasta Schleiermacher en el siglo XIX que la disciplina cobra una relevancia filosófica, y comienza a aparecer como una teoría general de la interpretación y la comprensión. Este sesgo —con bordes psicológicos— de la hermenéutica, influirá sobre Dilthey y la corriente historicista, que iniciará la hermenéutica filosófica del siglo XX.

Sin embargo, es hasta El ser y el tiempo de Heidegger (1974) que la hermenéutica se relaciona directamente con la ontología de la existencia. La comprensión es entendida como una estructura fundamental del ser humano, es un existencial del Dasein (ser ahí que define la existencia humana). No se trata ya, de la mera comprensión de un texto en su contexto, sino que de la comprensión que deriva auto-comprensión ligada a la experiencia del lenguaje. Así, la hermenéutica no será una forma particular de conocimiento, sino lo que hace posible cualquier forma de conocimiento. Esta identificación entre hermenéutica y ontología se hace patente en tanto que se aborda la cuestión del sentido del ser, a partir de la comprensión del ser del Dasein.

Gadamer, discípulo de Heidegger, desarrolla las líneas abiertas por éste, hacia la relación entre hermenéutica y lenguaje. La deuda hacia el autor de El ser y el tiempo es más que patente. El ser ahíheideggeriano y el énfasis en el lenguaje, consiste el punto de partida para su particular hermenéutica filosófica. Pueden rastrearse, a lo largo de toda su propuesta, rasgos nietzscheanos. Sin embargo, no desecha el valor del consenso y a pesar de que al mismo tiempo cuestiona todo discurso que se sitúe sosteniendo un saber. La crítica, desafortunadamente, deriva en una serie de objeciones a enfoques como el psicoanalítico en un tono que demuestra una lectura superficial de las tesis freudianas. Examinemos el párrafo siguiente:

La reflexión hermenéutica (...) no implica ninguna pretensión previa (de orden ideológico) No afirma saber que las condiciones sociales fácticas solo permiten una comunicación deformada. Esto implicaría, a su juicio, saber en que consiste una comunicación correcta y no deformada. Tampoco actúa como un terapeuta que lleva a buen puerto el proceso reflexivo del paciente guiándolo hacia un conocimiento superior de su historia vital y de su ser auténtico.

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