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De la constitución moral de la sociedad a la educación moral según Durkheim


Enviado por   •  23 de Enero de 2014  •  Tesis  •  7.586 Palabras (31 Páginas)  •  315 Visitas

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De la constitución moral de la sociedad a la educación moral según Durkheim

por Alfredo RODRÍGUEZ SEDANO

Universidad de Navarra (España)

y Juan Carlos AGUILERA

Universidad Los Andes (Santiago de Chile)

1. Introducción

La pertinencia de abordar una cuestión como la que se plantea se desprende de la situación social en la que nos desenvolvemos. Como es sabido, actualmente hay una nítida demanda en la sociedad de la necesidad de una educación cívica, como consecuencia de la aparición de nuevos fenómenos que manifiestan claramente un deterioro moral en la sociedad y su consiguiente falta de cohesión social.

Por apuntar un detalle, entre otros, que avala la pertinencia del tema propuesto, el suicidio cobró las vidas de 32.637 estadounidenses en 2005, según datos del Centers for Disease Control and Prevention de 2005. El suicidio representa la tercera causa más importante de muerte entre jóvenes de 15 a 24 años de edad, después de las lesiones no intencionales y el homicidio. En 2005, hubo más muertes de adolescentes y jóvenes adultos por suicidio que por el total de quienes murieron de cáncer, enfermedades cardíacas, SIDA, defectos congénitos, accidentes cerebrovasculares y enfermedad pulmonar crónica [1]. Pero si nos fijamos en el ámbito de la UE, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en el informe titulado El suicidio de niños y adolescentes en Europa: un grave problema de salud pública (16 de abril de 2008), lanzó una alerta a la sociedad donde expresa su preocupación por el número de suicidios de jóvenes entre 11 y 24 años. A nivel mundial, según datos de la Organización Mundial de la Salud, el número de suicidios se elevan a millón y medio.

Indudablemente son datos que parece oportuno abordar, ya que como advertía Durkheim, el suicido es un tipo de anomia [2] muy característico de las sociedades modernas avanzadas. Cuestión que es abordada en un artículo titulado “Suicide et natalité. Étude de statistique morale” (1888b); posteriormente en De la division du travail social (1986, 225-230) y finalmente en la obra Le Suicide (1990).

¿Supone esto un cambio social o cultural? ¿En qué medida esa manifestación aludida es una ausencia de educación moral en la ciudadanía? ¿Realmente las políticas educativas tienen en cuenta, en el ámbito formal y no formal, la realidad en la que nos desenvolvemos? ¿Será necesario tomar medidas contra la actual situación? ¿Cómo debe interpretarse este cambio en la letalidad? Son algunas de las cuestiones que podemos formularnos. No cabe duda que datos como el mencionado nos llenan de una cierta perplejidad y de múltiples interrogantes.

Sí parece claro que a ningún educador nos son ajenas problemáticas como la advertida u otras que a diario se presentan como “normales” en los medios de comunicación y en el ámbito profesional en el que desarrollamos nuestra actividad. La pregunta que todos nos hacemos, de un modo u otro, puede sintetizarse de la siguiente forma: ¿se puede hacer algo desde la educación? “He elegido el problema de la educación moral no sólo en razón de la primordial importancia que siempre le reconocieron los pedagogos, sino también porque se plantea actualmente en condiciones de particular urgencia. Probablemente en este terreno la conmoción sea más profunda y más grave, pues todo lo que puede disminuir la eficacia de la educación moral, todo lo que hace más incierta su acción, amenaza a la moralidad pública en su misma raíz. Por lo tanto, no hay problema que se imponga de manera más urgente a la atención del pedagogo” (Durkheim 1992, 2-3). Cualquiera haría suya la elección de este tema por las razones aludidas. Y, curiosamente, esas razones fueron puestas de manifiesto hace casi un siglo por Durkheim en su obra L’éducation morale. Esta misma idea la encontramos en L’évolution pédagogique en France (1938, 5): “Si hoy día me decido a intentar esta empresa, no es solamente porque me siento mejor preparado, sino es también y sobretodo porque las circunstancias me parece que lo imponen; es por lo que responde, yo creo, a una necesidad actual y urgente”.

La razón de porqué se aborda esta cuestión desde Durkheim, responde a algo conocido pero que es preciso desmenuzar. El suicidio u otros hechos anómicos responden a problemas tratados por este autor en su triple faceta de moralista, científico reformador social y educador ciudadano. Efectivamente, como señala Ramos Torre (1999, 358-360), “lo que Durkheim pretende resaltar con la anomia es la falta de regulación, de control moral, que sufren muchos espacios de la vida social como producto de un proceso acelerado de cambios que no ha dejado el tiempo necesario como para que se proceda a la institucionalización”. La esperanza que alberga Durkheim es reencontrar un núcleo de valores y normas sociales que sea capaz de convertirse en un soporte de regulación social, por su valor integrador, terapéutico y moralizante. Esa será la misión de la Ciencia Moral, reconciliar ciencia y moral; moral y sociedad (Durkheim 1996, 54).

El pensamiento de Durkheim nos va a servir para presentar los tres aspectos que deseo resaltar: la moralidad, la sociología como ciencia reformista con atención a las patologías y la educación moral con orientación laica y a la ciudadanía.

Trataré de mostrar como afronta Durkheim esta cuestión y las soluciones que aporta. Pero para ello habrá que tener bien presente la intencionalidad de Durkheim (1992, p.3), “hablar de educación moral sin precisar en qué condiciones se trata de darla, sería condenarse por adelantado en permanecer en vagas generalidades sin comprensión”. Veamos a qué precisiones se refiere. La actualidad de una educación cívica y moral se presenta como una clara necesidad.

2. Concepto de moralidad

Lo primero a lo que debemos prestar atención es, sin duda, al sentido que para Durkheim tiene la moral.

Entender la moral en Durkheim requiere, previamente, ser conscientes de la crisis moral de la sociedad. Una crisis que pone de manifiesto un problema latente: las funciones sociales de regulación e integración no son suficientes, por sí mismas, para evitar la patología social –anomia- que tiene lugar en las modernas sociedades diferenciadas.

La esperanza que alberga Durkheim es reencontrar un núcleo de valores y normas sociales que sea capaz de convertirse en un soporte de regulación social, por su valor integrador, terapéutico y moralizante.

Examina en su obra El Suicidio, tres grupos: familiar, político (Estado)

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