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Dolor Jack Phillippe


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2014  •  2.606 Palabras (11 Páginas)  •  182 Visitas

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En el presente trabajo voy a realizar una evaluación general de como el hombre reacciona frente a una situación limite que se le presenta en su vida, como surge el dolor y su desarrollo.

Una situación límite es aquella condición inevitable que se ofrece al hombre como ruptura y como trascendencia. La vive como una crisis ya que no tiene suelo firme, no encuentra estabilidad, ni sentido en su vida. Es una experiencia de mal, de dolor, fracaso y hasta a veces enfermedad. Cada situación límite implica un sentimiento de desgarramiento del ser y acontece como una intima experiencia del sujeto.

Generalmente frente a la situación límite el hombre experimenta el dolor y se da una serie de etapas de adaptación frente a lo vivido. Para comenzar se permanece en un estado de shock, donde hay una incertidumbre futura y periodos de silencio. La siguiente etapa es de negación. Lo cual es la respuesta amortiguadora del diagnostico, no cree vivir eso. El enfado, cuestionarse “¿Por qué a mí?” es la etapa que le sigue. Se presenta un grado de agresividad generalmente a su entorno más cercano, como la familia. Puede que ocurra también una negociación entre la persona y Dios, pero que no se verbalice, que surja en la intimidad de él. Y muchas veces también, luego de una muestra de cierto mejoramiento cae en la depresión, se ve un deterioro a pesar de sus esfuerzos, tiene esa sensación de gran pérdida y que la vida se le escapa. Y por último está la aceptación. Es importante aclarar que estas etapas se desarrollan de diferente modo en cada ser humano, y toman distintos tiempos.

Se puede tener evidencia del dolor de dos modos: una pesimista, “toda la vida es dolor” la cual no nos sirve, no nos deja seguir adelante con nuestra vida y una más realista, donde se cree que el dolor tiene un sentido en la medida en que la vida lo tiene.

Sin embargo, el dolor siempre se presenta al hombre como un mal, aunque no absoluto, sino relativo a la vida. Aunque en el hombre no es frecuente que se dé un puro dolor físico, representa el primer nivel de manifestación como lo presenta Yepes:

“El dolor tiene un primer nivel de manifestación, biológico y físico, en donde se manifiesta como reacción a un estimulo sensitivo perjudicial: el dolor es un daño sentido, primero en la sensibilidad, como un intruso punzante, que se presenta repentinamente y desorganiza la relación del hombre con su cuerpo”

Todo dolor es sufrimiento, aun el físico. Citando a Yepes:

“La novedad está en que el sufrimiento, o el dolor interior, intervienen la memoria, la imaginación y la inteligencia, y por eso puede extenderse a muchos más objetos que el dolor puramente físico o exterior, puesto que incluye el pasado y el futuro. […] Caben muchas especies de sufrimiento: tristeza, congoja, ansiedad, angustia, temor, desesperación, etc. Lo común a todas ellas, y al dolor exterior, es la reacción de huida.”

La reacción de huida es una reacción automática del hombre cuando vivencia algo que lo lastima, que no le hace bien. El hombre quiere huir de esa situación límite que se le presenta en su vida, pero le cuesta y le lleva tiempo adaptarse porque es una crisis, es decir lo desestabiliza, y no puede llevarla adelante con los recursos que tenia. Pero además, como dice Yepes, la situación límite incluye el pasado y el futuro, atrapa toda nuestra vida, y en esos momentos no encontramos la luz, o eso que nos permita seguir adelante. Al menos al principio, en el primer momento donde surge la situación límite. Después, con el transcurso del tiempo, el apoyo que reciba la persona y su modo de encarar la vida o de la concepción del sentido de la vida, podrá salir adelante más fácilmente o le costara más.

Viven es un claro ejemplo de la vivencia de una situación límite y se refleja lo mencionado anteriormente. Al caer el avión, y cuando los que se encontraban mejor empiezan a revisar el avión y mover todos los escombros, se puede ver el clima de desesperación en que se encontraban los accidentados. Muchos de los que hasta ese momento habían sobrevivido quieren huir, quieren salir de la infraestructura golpeada y salir en busca de algo. Era evidente que no iban a encontrar nadie que los ayude ni nada, pero huir de ese lugar, alejarse. Definitivamente esta tripulación experimenta el dolor. El dolor físico en gran medida, ya que muchos habían terminado lastimados por el golpe del avión contra las montañas, pero también el dolor interno, que como dice Yepes incluye al pasado y al futuro. No los deja pensar en un futuro, ya que en ese momento es desesperanzador, pero también en el pasado, en sentido de recuerdo. Algunos personajes atraviesan las etapas de adaptación nombradas anteriormente, permaneciendo en estado de shock en un primer momento, y luego negando lo sucedido o reaccionando con agresividad frente al resto de los compañeros. Pero, por ejemplo Alberto, uno de los jugadores de rugby frente a esta situación límite y como primera reacción se ríe, con la escusa de que no está muerto, aunque nunca se encontró peor.

La risa es un importante recurso y herramienta para hacer frente a la situación límite. Y muchas veces ayuda a salir adelante, no huyendo, pero si encontrarle un sentido a ese dolor.

Como la risa, existen muchos otros recursos y también personas que sirven para darle una resolución a la situación límite. Es así como el dolor puede tener diversos sentidos:

Un sentido es el de la maduración y fortaleza. “El que se sobrepone a su dolor: sube más alto”. Este sentido queda muy bien expuesto en Viven, los sobrevivientes al volver: “Volvimos a la sociedad valorando la vida de una forma diferente”.

Otro sentido posible del dolor es la humildad y desprendimiento. “El dolor realiza en nosotros una catarsis, una purificación, no solo corporal, sino espiritual: nos hace menos dependientes de nuestro capricho, nos eleva por encima del interés, porque aprendemos a renunciar a aquello que en la nueva situación no podemos tener”. En Viven también se puede ver este sentido del dolor. A lo largo de los dos meses que estuvieron en la montaña, a pesar de discusiones, diferencias entre ellos y la falta de esperanza, vivieron siempre con humildad. Y también se desprendieron de esos deseos que sentían imposibles, como que los encontraran y retornar a sus hogares con sus familias. Se desprendieron de todo, de la comida, del abrigo, de gente querida, hasta de sus propios cuerpos porque sabían que si se morían el resto de los sobrevivientes los iban a utilizar como alimento, aunque no fue por decisión propia, lo hicieron. Dejaron todo de lado con humildad y así poder seguir adelante. Fernando Miguens: “El sufrimiento es de las pocas experiencias de la vida que nos ayudan a distinguir lo que

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