EL TRABAJO HUMANO COMO ACTIVIDAD HUMANA HISTORICA
jhdx199419 de Abril de 2013
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EL TRABAJO HUMANO COMO ACTIVIDAD HUMANA HISTORICA
El hombre es un ser menesteroso (Que carece de lo necesario para vivir), y esta condición le impulsa a procurarse la satisfacción de las necesidades que la naturaleza sola no puede proporcionarle. Su menesterosidad es, así, necesidad y tarea. Una tarea que comienza en la necesidad de la naturaleza y que camina siempre hacia la libertad. El recorrido es, claramente, un camino de liberación, es la historia de la condición humana, la historia de un ser trabajador. Un ser que no está acabado y que tiene, ineludiblemente, que hacerse. Trabajo humano, vida del hombre, e historia, están ligados. En el trabajo se dan siempre dos elementos juntos: adaptación al objeto y sumisión al sujeto. Tanto la naturaleza como el hombre tienen sus exigencias, y en su mutuo trato se van humanizando. En este esfuerzo se crea la herramienta que sirve de lazo entre el hombre y la naturaleza, que ayuda a transformarla y la preserva al mismo tiempo. Pero si el hombre es un obrero, no sólo lo es porque él está en el mundo; es también, y en primer lugar, porque el mundo está en él. También él es naturaleza.
LO HUMANO
Hablar de trabajo humano nos obliga a definir "lo humano". No existe una "naturaleza humana" sino una "actividad humana".
El ser humano tiene una dimensión sensitiva que comparte con los otros animales no racionales. El ser humano natural se caracteriza por las capacidades naturales de su dimensión animal. Es un ser deseante, movido exclusivamente por sus deseos. La razón es sólo un instrumento para satisfacer sus deseos individuales, pero no fija los fines que dependen de sus deseos. Su relación con la naturaleza es pasiva. El mismo es un trozo de naturaleza que se comporta como tal.
El "ser para sí", es decir, la conciencia de sí mismo como lugar de participación social. El fundamento humano como el reconocimiento de "el otro" que a su vez le reconoce "a él" como humano. Su actividad (de producción y de disipación) en su relación con la naturaleza y con la sociedad. El papel activo de su razón para modular y limitar sus deseos, teniendo en cuenta los deseos de los otros y los límites de la naturaleza, para así conseguir una vida en común segura para todos y todas.
Lo humano es una actividad compleja que se desarrolla en varios planos. El plano de la producción y reproducción de la vida humana (trabajo), el plano de la creación y recreación de los vínculos sociales (política), el plano del lenguaje y la creación artística (cultura) y el plano de lo no racional (emociones, sentimientos, pasiones).
EL TRABAJO
No sólo es un componente de la actividad humana. También es una categoría histórica. El trabajo no siempre ha tenido la forma de trabajo asalariado o trabajo movilizado por dinero.
Una visión humana del trabajo supone dos condiciones. Por un lado que se articule armónicamente con el resto de los planos de la actividad humana. Por otro lado que el trabajo, a su vez, sea creativo. Es decir, que en la relación productiva con la naturaleza y con la división del trabajo social, los individuos modifiquen la naturaleza y se modifiquen a sí mismos para potenciar su dimensión humana, sus vínculos sociales y el respeto a los recursos naturales.
EL TRABAJO ASALARIADO
Si el trabajo humano es el que potencia las capacidades humanas, el trabajo que las degrada es un trabajo inhumano.
El trabajo asalariado, forma histórica con pocos siglos y existencia, es hoy la única forma de supervivencia para la inmensa mayoría de la población. El trabajador, la trabajadora, han llegado a considerar "natural" el trabajo asalariado y no lo consideran sujeto a discusión. Lo que persiguen las personas asalariadas es: rentas, seguridad, consumo, pertenencia y estatus social.
No se pone en tela de juicio que el capital, producto del trabajo, como poder social privatizado, persigue como único fin su propio acrecentamiento e impone ese fin a toda la sociedad, haciendo caso omiso de las necesidades de los mismos trabajadores y de la preservación de la salud del aire, el agua y la tierra.
El trabajador, subsumido en ese ciclo, se comporta como mercancía, como capital, aunque como mercancía peculiar, ya que siempre mantiene un resto de vida que el capital necesita vampirizar para mantener activo su ciclo de reproducción. El proceso de trabajo, la experiencia de las personas "decentes" que trabajan para vivir, o mejor que viven para trabajar, es sólo el proceso necesario para que el capital se acreciente succionando el trabajo humano.
Si como productor de mercancías, el trabajador se mueve en la tensión de integración-explotación-exclusión, como consumidor de mercancías el trabajador se siente totalmente integrado en la lógica depredadora y autista del capital.
Existe una relación inversa entre la actividad humana y los deseos de consumo. Cuanto más humanos son el trabajo y la vida, menos "necesidades" se tienen. Por el contrario las necesidades, los deseos ilimitados de consumo, como símbolo de felicidad y bienestar, son expresión de degradación y empobrecimiento de la dimensión humana.
Cuando el obrero, como consumidor, sólo se preocupa por el precio de los artículos (en algunos casos justificadamente por los escasos recursos, pero en otros casos no) se está desentendiendo de lo que el capitalista ha hecho para ser competitivo y ofrecerle esos precios tan bajos. No le importa si se han arruinado millones de pequeños campesinos que, como parados, han llenado los suburbios de las ciudades, parte de los cuales se verán obligados a la delincuencia para sobrevivir. No repara en la posibilidad de que ese precio tan ventajoso se deba a la utilización masiva y el agotamiento de la tierra o del agua, aunque eso comprometa el futuro de la vida, incluida la vida humana. Su desentendimiento ante un precio bajo, debido al trabajo esclavo en el Tercer Mundo, le pasará factura cuando le despidan a él porque su capitalista particular decide beneficiarse de la globalización y se lleva la fábrica a otro país.
La maquinización y las nuevas tecnologías facilitan el máximo de producción con el mínimo de trabajo humano. El trabajo necesario (salarios) se reduce constantemente respecto al trabajo excedente (beneficio). El valor tiende a independizarse del trabajo. Esta tendencia tiene su condición en la multiplicación de la fecundidad del trabajo humano en base a la tecnología y en la globalización de la lógica capitalista. Pero también en los aparatos de coerción ajenos al mercado, que permiten que mil millones de parados condicionen a mil millones de asalariados ocupados para aceptar voluntariamente trabajar más por menos salarios, y a otros mil millones de trabajadores, incluyendo niños, a trabajar en condiciones de esclavitud.
La fiesta de los beneficios de la bolsa y del capital transnacional no brota de la nada. El dinero no produce dinero. Es la superexplotación del trabajo humano, junto con el entramado del capitalismo globalizado, el que produce la apariencia de que el valor, el beneficio, se ha independizado del trabajo. Esta ilusión está sostenida por la ignorancia, las armas y el adoctrinamiento masivo.
También contribuye a la explosión de los beneficios, el trabajo doméstico, imprescindible para el funcionamiento del mercado, pero negado por el capitalismo. Trabajo realizado en términos de casi exclusividad por las mujeres.
EL TRABAJO DOMÉSTICO
El capitalismo sólo contabiliza el trabajo que está en el mercado. Sin embargo trabajo es toda actividad destinada a la satisfacción de necesidades, a la producción y reproducción de la vida humana.
Es necesario distinguir entre trabajo y empleo. Empleo es la parte del trabajo, de la actividad, que se intercambia por una renta.
El trabajo doméstico es un trabajo complejo y a menudo agotador. Sin el no se podría crear, desarrollar, educar, mantener y restaurar la fuerza de trabajo de la que se nutre el capitalismo.
El capitalismo depende del trabajo doméstico y, sin embargo, no lo reconoce. Las encuestas que miden el trabajo ignoran el trabajo doméstico porque no está movido por una renta para las personas que lo realizan.
El mercado, realmente, sólo reconoce al hombre joven, sano y racional. Este individuo ni fue niño ni será viejo. Nadie le ha cuidado, ni le cuidará y él no cuidará a nadie. Las mujeres que quieran ser medidas por las encuestas del trabajo, tendrán que aproximarse a este modelo.
Para que esta visión del trabajo funcione, es necesario que millones de personas que realizan trabajo doméstico acepten ser invisibles, acepten que las encuestas llamen a su actividad "inactividad".
A pesar de la retórica del mercado como el mecanismo más eficiente de asignación de recursos, si cesara el trabajo doméstico, tal cual es hoy en día, no habría recursos para pagar el equivalente de este trabajo gratuito y, en menos de dos meses, habría muerto el 50% de la población.
El trabajo doméstico se realiza en el Estado Español de manera exclusiva por las mujeres (más de 5 millones frente a menos de 30.000 hombres)
Las mujeres que realizan el trabajo doméstico en el interior del hogar dependen del salario del marido Cuando el salario lo trae el hombre, la mujer pasa a depender económicamente de él, se convierte en un sujeto sujetado. Esta situación generalizada, no sólo comporta la injusticia del trabajo negado, devaluado, sino también la desigualdad material, la dependencia, la subordinación.
EL TRABAJO EN LA HISTORIA
En la historia antes el trabajo ni siquiera era concebido
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