ENSAYO CRÍTICO SOBRE EL MAESTRO IGNORANTE DE J. RANCIÈRE
joe.sc6928 de Junio de 2015
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ENSAYO CRÍTICO SOBRE EL MAESTRO IGNORANTE DE J. RANCIÈRE
César Tello
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
“Maestro deja a los niños solos.
Maestro déjalos pensar”
1. PRESENTACIÓN
Este trabajo intenta presentar algunas notas centrales acerca
del abordaje que realizamos sobre la obra de Rancière con el
propósito de situar el interrogante sobre el sistema educativo actual.
La disyuntiva que nuestra pregunta despliega oscila entre la toma de
conciencia de la cruel realidad, o la negación de la misma.
En este último caso y parafraseando a Rancière la negación
se convertirá en el mecanismo que permita “seguir construyendo
escuelas”; de este modo no habrá componentes que perturben la
conciencia y la vida propia de los educadores reproductores de ladrillos en la pared.
Estamos convencidos de que el lector después de introducirse en El Maestro Ignorante, no logrará
permanecer igual porque Rancière provoca, sensibiliza, conmueve, desestabiliza, interpela, compadrea. Si
planteamos estas características de la obra estamos obligados a preguntar ¿Quién se atreve con Rancière?
¿Quién se anima a explorar un mundo y proposiciones de la que quizás no se pueda salir? O en el mejor de
los casos se lleve a cabo una argumentación que no conducirá a otro camino más que a un callejón sin
salida; si pudieramos sintetizar la obra en una frase elegiríamos esta última “un callejón sin salida”.
No hay una verdadera salida, esa es la realidad. Todos somos un ladrillo más en la pared.
Es así que nos detenemos en la afirmación de Rancière “es imposible seguir construyendo
escuelas” porque lo único que lograría es continuar reproduciendo maestros atontadores.
2. ALGUNOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES
Rancière nos trae las ideas de Joseph Jacotot, un pensador del siglo XlX que viene a proponernos
un planteo tan radical como desabrido, tanto para sus contemporáneos como para los que lo abordamos en
la actualidad.
Rancière narra la experiencia de Joseph Jacotot en lo que el denomina “una experiencia
intelectual”.Jacotot -afirma el autor- se puso a enseñar lo que el ignoraba y a proclamar la emancipación
intelectual; se puede aprender sin maestro explicador: la instrucción es como la libertad, no se da, se toma.
Y de este modo Jacotot lleva a cabo una experiencia con una grupo de alumno que querían aprender de él,
pero el no explica ni enseña, les ofrece un diccionario. Y así sus seguidores aprenden, de esa experiencia
surge todo el planteo de Rancière.
El autor en su introducción infiere que la propuesta de Jacotot “se trata de una voz única” de “una
disonancia que hay que olvidar para poder continuar edificando escuelas”, para seguir viviendo.
Rancière plantea que la escuela gestada para achicar la brecha entre el afuera y el adentro, no hace
más que reafirmar y consolidar esa distancia, es decir contribuye a la desigualdad.
3. CONCEPTOS CLAVES
1) I gualdad: concepto que debe ser explicado en un determinado contexto socio-cultural, como
todas las categorías que hemos utilizado. Es indudable que las definiciones ideológicas establecidas en
general por las clases hegemónicas, se manifiestan sobre las esferas de las clases sociales convirtiéndolas
en explicaciones naturales a todos los estamentos de la estructura social en el sentido de Gramsci.
En Francia, después de la Revolución, se consideraban a sí mismos los propulsores de haber
acuñado toda una serie de ideales que sustentaron en el plano de las ideas, las políticas desarrolladas para
la construcción del Estado y de la sociedad, donde una de las preocupaciones centrales giraba en torno a la
realidad del nuevo ciudadano en un orden social que pretendía ser democrático.
La igualdad entonces significaba, en ese contexto post-revolucionario, que cada ciudadano tenía
que adaptarse pacíficamente a un orden social que estaba en plena transformación, teniendo que cumplir
con determinados derechos y obligaciones propios del estado de derecho.
2) Desigualdad: entendiéndolo como una situación injusta, ... pero ¿a quiénes se considera como
desiguales? ¿Quién queda afuera y dentro de esa categoría? ¿Quién lo determina?
¿Un ejemplo argentino? Sarmiento también influenciado por las ideas de la Revolución Francesa,
deseaba la igualdad –o mejor dicho la homogeneidad-, pero la desigualdad que quería igualar estaba
destinada a los inmigrantes y otros integrantes de la sociedad; gauchos y aborígenes quedaban afuera. Por
eso no consideramos ingenuas las preguntas planteadas y afirmamos que podemos hablar de igualar la
desigualdad pero ¿para quiénes?. ¿O acaso no se han cometido crímenes de lesa humanidad en nombre
de la desigualdad?
Los burócratas responsables de la educación en Francia en 1830, suponían que la escuela era la
forma que suprimiría la diferencia que existía entre los sujetos en sus capacidades, conocimientos y
habilidades, siempre teniendo en cuenta el objetivo principal de integrar ordenadamente a estos individuos a
las sociedades. Así, la desigualdad se convertía en el punto de partida de toda propuesta que implicara la
instrucción, dejando a muchos afuera de este proceso civilizatorio, y la igualdad se convertía en el objetivo
preciado a ser conseguido: como ciudadanos responsables en el mundo.
Los dichos de Jacotot cobran sentido en este contexto: él considera que nunca se debe partir de
una situación de desigualdad, al contrario, cree que dicha acción tendrá un efecto opuesto al esperado,
porque la igualdad debe ser el punto de partida.
3) Embrutecimiento: el acto de explicar a otro es un acto de desigualdad, o mejor dicho, un acto de
embrutecimiento, Jacotot considera que la educación así concebida no hace otra cosa que confirmar la
incapacidad en la misma medida en que intenta superarla “(...) hay embrutecimiento cuando una inteligencia
está subordinada a otra inteligencia”.
La función de la instrucción era confirmar una incapacidad por el propio acto que pretende reducirla.
El embrutecimiento que la escuela genera en nombre de la igualdad, no hace más que perpetuar la
desigualdad.
4) Emancipación: opone la educación entre el embrutecimiento y la emancipación. Entre un
esquema generador de libertad o un sistema reproductor de las capacidades y habilidades reconocidas por
la sociedad y la cultura. En ese marco de reconocimiento social y cultural se justifica al maestro que
embrutece, porque es necesario que el niño atraviese determinados circuitos para ser un “hombre adaptado
socialmente” y la escuela garantiza esos circuitos en su afán moderno por el progreso social dentro de los
esquemas culturales establecidos: así embrutece.
Vemos con claridad en este último punto como Rancière ataca la nervadura: el “hombre adaptado
socialmente” se garantizaba a través de ciertas instituciones principalmente la escuela. En este sentido
Kohan (1998) parece apropiarse de las palabras de Rànciere y plantea que en la educación
contemporánea, los sujetos ya no son doblemente sujetados, como infería Foucault, sino triplemente: a) por
el control y la vigilancia; b) a sí mismos; y c) a la propia institución educativa, por las prescripciones que
avalan y refuerzan a través de ella aquellas dos formas originarias de sujeción.
“El niño es arrancado a menudo, en una forma de tensión casi insuperable desde el jardín
de infantes de las relaciones inmediatas acogedoras, cálidas y experimenta súbitamente en la
escuela por vez primera el trauma de la alineación. La escuela e s para la evolución del
individuo particular el prototipo casi de la alineación social”
A partir de estas afirmaciones podemos tomar el camino inverso ¿qué es ser ignorante?
Jacotot plantea que ambos parten del conocimiento y de la ignorancia, y demuestra que el educador
–a partir de la experiencia de Jacotot - también puede aprender de ellos. Y es en ese contexto que Jacotot
descubre que la explicación no tiene sentido, pero esta lógica tenía / tiene como postulado la igualdad,
descubriendo amargamente que la explicación no logra otra cosa que su opuesto “ explicarle una cosa a
alguien es, antes que nada, demostrarle que no puede comprenderla por sí solo”
, demostrarle que es un
ignorante.
Como dijimos, ante esta cruel situación habría otra posibilidad que es la de disimular mirando para
otro lado. En nuestro ensayo tratamos de alejarnos de esta actitud y creemos, por el contrario, que
logramos el cometido del autor: compadrearlo, enfrentarlo, irritarlo y porque no, desafiarlo.
Dijimos que no hay salida y q ue el cambio es imposible, pues entonces hacia ese lugar nos
dirigimos. En última instancia creer en ese cambio es el único resquicio que nos ofrecería la posibilidad de
proyectar una
...