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Educacion Filosofica


Enviado por   •  30 de Junio de 2014  •  3.223 Palabras (13 Páginas)  •  340 Visitas

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El método de la educación fisiológica. Los orígenes

de la pedagogía científica. Innatismo versus sensualismo

en la educación. Jean Marc Gaspard Itard (1774­1838)

y Onésime Edouard Seguín (1812­1880).

Durante el siglo xIx la instrucción pública avanza progresivamente hacia el laicismo y el

control por parte del Estado. Se van conformando los sistemas educativos nacionales.

La pedagogía científica tomó como bases para la educación, la observación, la expe­

rimentación y la comprobación de hipótesis. A mediados de ese siglo, Juan Federico

Herbart fue el que ejerció más influencia en el campo educativo al proponer una teoría

que establecía la diferencia entre la pedagogía como ciencia y el arte de la educación.

La contribución de John Locke (1632­1704), quien postuló que todo el conocimiento,

con excepción de la lógica y las matemáticas, se deriva de la experiencia, y los aportes

de Étienne Bonnot de Condillac (1715­1780), quien defendió la sensación como único

origen del conocimiento en su obra Tratado de las sensaciones, así como los soportes

del método de la educación fisiológica, están sujetos en este Seminario a la indagación,

análisis y discusión de los futuros maestros de educación especial.28

Por otra parte, durante el siglo xIx coexistieron dos maneras de comprender la

“anormalidad mental”: la biologicista y la orgánico-social. La biologicista estaba representa­

da por Itard y Seguín, que eran partidarios de la frenología y la orgánico-social.

La postura biologicista, inspirada en el evolucionismo de Darwin, enfatizó la herencia

genética como algo inmutable y, por lo tanto, la anormalidad mental como un hecho sin

posibilidad de modificación. Una de sus expresiones fue la frenología.

La explicación orgánico-social, por el contrario, toma en cuenta los factores sociales

y ambientales y, por ende, la posibilidad de modificar el “retraso mental”. Como aporte

de la observación y experimentación realizada por los médicos Itard y Seguín, se aceptó

que la anormalidad mental tenía un origen orgánico pero también ambiental. Con lo

anterior cambia la perspectiva que se tenía acerca de la atención de los anormales men­

tales y, con ello, se inician las acciones de carácter educativo, producto de la observación

y experimentación, que se centran en el desarrollo de los sentidos.

La preocupación de Itard por demostrar que el salvaje de Aveyron, “un imbécil sin es­

peranza de curación”, era un ser que merecía en todos sus aspectos, atención y cuidados,

empezó por comprender primeramente, el estado en que se encontraban sus funciones

sensoriales. Este salvaje tenía 11 o 12 años, con un desarrollo de los sentidos inferior a

cualquiera de los animales domésticos: sus ojos sin expresión, su oído insensible, su voz

en completa mudez, su olfato sin distinguir el perfume y la exhalación fétida, y el tacto

reducido a su capacidad prensil. En segundo lugar, observó sus funciones intelectuales:

incapaz de mantener la atención; desprovisto de memoria, de juicio, de la capacidad de

imitar; limitado a las ideas relativas para atender sus necesidades. En conclusión, su vida

se reducía a una vida puramente animal.

Con estos datos, de acuerdo con el pensamiento de la época, se concluía que era un

enfermo incurable, ya que no era susceptible de ningún tipo de socialización y de ins­

trucción. Sin embargo, Itard no tuvo esa opinión, y concebía la posibilidad de socializarlo.

Itard inicia el tratamiento que duró cinco años, en los que se demostró una notable

mejoría de todos los sentidos, tanto en las capacidades psíquicas como en las afectivas.

Para la atención del salvaje de Aveyron, Itard fundamentó su tratamiento en el

desarrollo de las funciones: sensoriales (oído, vista, gusto, tacto, olfato); intelectuales

(memoria, atención, discernimiento, lenguaje, etc.); y afectivas (reglas de convivencia en

sociedad, el sentido de justicia, el afecto, etc.).

Para el desarrollo de su denominada “terapia moral o educación”, se planteó cinco

objetivos: 1) Vincularlo a la vida social, 2) Despertar la sensibilidad nerviosa, 3) Ampliar

su campo de ideas, 4) Inducirlo al uso de la palabra, y 5) Ejercitar las operaciones más

simples del espíritu sobre los objetos de sus necesidades físicas.

En su Memoria sobre los primeros progresos del salvaje de Aveyron, describe las

acciones de observación y experimentación realizadas, así como algunos supuestos que

se había planteado y que, con la labor realizada, comprobaba o rechazaba. Después de

la reflexión acerca de los fracasos, planteaba otras formas de acercarse al salvaje. Itard

concluyó que: el hombre, en su estado natural es inferior a un gran número de animales;

la superioridad moral del

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