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El Extranjero


Enviado por   •  11 de Abril de 2015  •  2.271 Palabras (10 Páginas)  •  276 Visitas

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A lo largo del tiempo y en la actualidad, nos encontramos con que la interpretación más común que le damos a la palabra extranjero, es la alusión a aquél o aquello que no pertenece al país o comunidad política a que se hace referencia. Sin embargo, en el libro El extranjero de Albert Camus publicado en el año 1942, podemos encontrar una historia que nos pone a pensar si en realidad esta definición puede ir más allá de simplemente no pertenecer a un país o lugar geográfico. Con la aparición de Meursault y lo que narra sobre él mismo, nos deja en claro que es un individuo que parece ser un extranjero en su propia vida, pero ¿cómo puede ocurrir esto? ¿Cómo puede un individuo ser foráneo en un lugar al que se supone conoce bien?

Ajeno e indiferente a todo lo que le rodea, Meursault pasa los días sin anhelar hacer algo más trascendente. A pesar de tener el cariño de una mujer y de contar con vecinos y compañeros; el personaje principal de la obra parece poco interesado en demostrar sus emociones, si es que realmente las tiene, a las personas que le rodean. Ni la muerte de su madre fue capaz de hacerle sentir algo más que calor y cansancio del que tantas veces se quejaba. Camus nos relata la vida de un hombre que se deja llevar por las sensaciones; sensaciones que pueden parecer tan burdas como el calor pero que lo llevaron a tomar decisiones determinantes en su vida. Tales comportamientos derivados de estas sensaciones no habían tenido una mayor importancia, hasta el momento en que el protagonista relata la forma en que cometió el homicidio y lo que sentía en tal momento: “Esta vez, sin levantarse, el árabe sacó el cuchillo y me lo mostró bajo el sol. La luz se inyectó en el acero y era como una larga hoja centelleante que me alcanzara la frente.” (Camus, 1942, p. 85) . Es así como Meursault toma de excusa durante toda la historia a estas sensaciones y precisamente es esto lo que la sociedad que lo rodeaba no lograba entender. En el momento en que él se encontraba declarando, dejó entrever lo que lo llevó a matar al árabe: “Dije rápidamente que había sido a causa del sol.” (Camus, 1942, p.135) Ciertamente, creo que el autor no deja que este punto sea una simple característica del personaje, a mi parecer, lo que intenta demostrar es cómo un sujeto se puede dejar llevar por las sensaciones y emociones en vez de razonar y modificarlos, para que estos no lo lleven a actuar de una forma en la que no querrá responsabilizarse de las consecuencias.

Sin embargo, surge la duda de si es realmente él quien está mal al actuar de esa manera o si lo son todos los que están a su alrededor por esperar que actúe del mismo modo que ellos. Siendo este otro punto que me gustaría rescatar de la novela.

Meursault no vivía solo, como todo ser humano, vivía rodeado de gente con percepciones diferentes a las de él. A lo largo de la novela podemos encontrar cómo sus compañeros y autoridades trataban de hacer que actuara de manera diferente, que demostrara lo que debía demostrar y conservara los pensamientos no aceptados por los demás. Indudablemente, esta situación no está fuera de lo que realmente vivimos en estos tiempos y es que ésta es una característica de la sociedad actual; condenar a un sujeto por sus acciones y pensamientos al preguntarse precisamente ¿Cómo viviéramos si todo el mundo hiciera lo mismo? ¿Cómo sería el mundo si todos pensáramos de la misma forma?

Dicho de una manera más simple, una sociedad funciona con normas y pautas ya instauradas desde antes de que podamos adquirir la habilidad para cuestionarlas, y es que paradójicamente, son incuestionables. Tanto en la novela como en la vida real, hay quienes desaprueban y condenan de diferentes maneras las acciones de alguien que no piensa y procede de la misma forma que nosotros. En la historia podemos encontrar que había alguien quien muchas veces trató de persuadir a Mersault para que se convirtiera en quien no era, para que éste cambiara sus pensamientos y por lo consecuente, sus acciones: el juez. En cierta ocasión el juez tiene una plática con el protagonista en donde le deja muy claro que para que pudiera ser perdonado y aceptado por los demás era imprescindible que se arrepintiera y se transformara en “un niño cuya alma está vacía y dispuesta a aceptarlo todo”. (Camus, 1942, p.91) ¿Qué es lo que quería decir el juez y qué es lo que quiere decirnos la sociedad si aplicamos esta frase a la actualidad? La respuesta es simple, nos encontramos con la necesidad de otros en que nos convirtamos en personas dispuestas a aprobar y aplaudir sin visión alguna los parámetros de una verdad que se no ha sido impuesta.

En la vida real existe una infinidad de características que pueden ser catalogadas como raras o absurdas, y en esta novela, lo más criticado por los personajes era la indiferencia de Mersault. Evidentemente el rasgo principal de esta historia y su personaje, es la indiferencia y la falta de identidad que éste presentaba en su vida diaria. Ante la oportunidad de casarse u obtener un mejor empleo, él no pudo decidir, o quizá no quiso. Dejó que su indiferencia y que el curso natural de la vida y el tiempo decidieran por él y lo movieran por caminos que él no había imaginado. Creo que quizá la “comodidad” pudo ser un factor importante que lo orilló a querer quedarse cómo, dónde y con quién estaba. Sin embargo, tampoco podemos excluir que fuera falta de valor; ese miedo que quizá muchos hemos experimentado al momento de tomar una decisión importante que puede cambiar de manera rotunda el rumbo de nuestra vida. La filosofía de vida nihilista en la que Mersault rigió su vida, lo llevó a experimentar un vacío inmenso por el deceso de sus ideales, es por esta razón que, situándose en ese vacío, decidió abandonar sus valores a cada momento y dejar de lado a Dios y aunque la lectura no lo menciona explícitamente, éste no simplemente se resistía a creer en Dios, no creía en nada más que no fuera él mismo. En una de las conversaciones que Mersault comienza con el cura, nos encontramos con el párrafo que más nos reafirma lo antes mencionado: “¿No tiene usted, pues, esperanza alguna y vive pensando que va a morir del todo?’ ‘Sí’, le respondí […] Contesté que no creía en Dios. Quiso saber si estaba bien seguro y le dije que yo mismo no tenía por qué preguntármelo; me parecía una cuestión sin importancia.” (Camus, 1942, p.153) . ¿Qué es lo que quiere decir el protagonista entonces con esta conversación? De forma muy clara y concisa manifiesta que para él no hay un Dios o alguna deidad que proteja y guíe su camino y vida, o el del hombre en general, sino que es éste quien debe regir su vida misma. Plantea

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