El Libro De Las Lagrimas
ulinkn6412 de Mayo de 2014
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El libro de
las
lágrimas
Jorge Bucay
CAPÍTULO 1.
EMPEZANDO EL CAMINO:
CAPÍTULO 2
UN CAMINO NECESARIO:
CAPÍTULO 3:
EL CAMINO DE LAS LÁGRIMAS.
CAPÍTULO 4:
QUÉ ES EL DUELO.
CAPÍTULO 5
ETAPAS DEL CAMINO.
CAPÍTULO 6.
DESPUÉS DEL RECORRIDO.
CAPÍTULO 7
DUELOS POR MUERTE.
CAPÍTULO 8
OTROS DUELOS.
CAPÍTULO 9
AYUDAR A OTROS A RECORRER EL CAMINO.
CAPÍTULO 1.
EMPEZANDO EL CAMINO:
Así empieza el camino de las lágrimas. Así, conectándonos con
lo doloroso. Porque así es como se entra en este sendero, con
este peso, con esta carga. Y también con esta creencia
irremediable: la supuesta conciencia de que no lo voy a
soportar. Porque todos pensamos al comenzar este tramo que es
insoportable. No es culpa nuestra; hemos sido entrenados por
los más influyentes de nuestros educadores para creer que no
soportaremos el dolor, que nadie puede superar la muerte de un
ser querido, que podríamos morir si la persona amada nos deja,
que la tristeza es nefasta y destructiva, que no somos capaces
de aguantar ni siquiera un momento de sufrimiento extremo de
una pérdida importante. Y nosotros vivimos así, condicionando
nuestra vida con estos pensamientos, que como la mayoría de
las creencias aprendidas son una compañía peligrosa y actúan
como grandes enemigos que nos empujasen a veces a costo
mayores que los que supuestamente evitan. En el caso de las
pérdidas, por ej, pueden extraviarnos de la ruta hacia nuestra
liberación definitiva de lo que ya no está. Hay una historia
verídica, que sucedió en África. Seis mineros trabajaban en un
túnel muy profundo. De repente un derrumbe los dejó aislados
del afuera sellando la salida. En silencio cada uno miró a los
demás. Con su experiencia se dieron cuenta de que el problema
sería el oxígeno. Si hacían todo bien les quedaba unas tres
horas de aire, cuanto mucho tres horas y media. Mucha gente
de afuera sabían que estaban allí atrapados, pero un derrumbe
como ese significaba horadar otra vez la mina, podrían hacerlo
antes de que se termine el aire? Los mineros decidieron que
debían ahorrar todo el oxígeno que pudieran. Acordaron hacer
el menor esfuerzo físico, apagaron las lámparas que llevaban y
se tendieron en silencio en el piso....era difícil calcular el tiempo
que pasaba... incidental- mente uno tenía reloj. Hacía él iban
todas las preguntas ¿cuánto tiempo pasó? ¿Cuánto falta? ¿Y
ahora? El tiempo se estiraba, cada minuto parecía una hora y la
desesperación agravaba más la tensión. El jefe se dio cuenta
que si seguían así, la ansiedad los haría respirar más
rápidamente y esto los podía matar. ordenó a el que tenía el
reloj que sólo él controlara el paso del tiempo y avisara cada
media hora. Cumpliendo la orden, a la primera media hora dijo
"ha pasado media hora" Hubo un murmullo entre ellos y una
angustia que se sentía en el aire.. El hombre del reloj se dio
cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada
vez más terrible comunicarles que el minuto final se acercaba.
Sin consultar a nadie decidió que ellos no merecían morir
sufriendo. Así que la próxima vez que les informó la media hora
habían pasado 45 minutos. No había manera de notar la
diferencia. Apoyado en el éxito del engaño de la tercera
información la dio casi una hora después... así siguió el del
reloj, cada hora completa les informaba que había pasado
media hora. ...La cuadrilla apuraba la tarea de rescate, sabían
en qué cámara estaban atrapados y que sería difícil poder llegar
antes de cuatro horas. Llegaron a las cuatro horas y media. Lo
más probable era encontrar a los seis mineros muertos.
Encontraron vivos a cinco de ellos. Solamente uno había muerto
de asfixia...el que tenía el reloj. Esta es la fuerza que tienen las
creencias en nuestras vidas. Esto es lo que nuestros
condicionamientos pueden llegar a hacer de nosotros. Cada vez
que construyamos una certeza de que un hecho
irremediablemente siniestro va a pasar, no sabiendo cómo (o
sabiéndolo)nos ocuparemos de producir, de buscar, de disparar
(o como mínimo de no impedir) que algo de lo terrible y previsto
nos pase realmente. De paso y como en el cuento, el mecanismo
funciona también al revés: Cuando creemos y confiamos en que
se puede seguir adelante, nuestras posibilidades de avanzar se
multiplican. Claro que si la cuadrilla hubiera tardado doce
horas, no habría habido pensamiento que salvara a los mineros.
NO digo que la actitud positiva por sí misma sea capaz de
conjurar la fatalidad o de evitar tragedias. Digo que las
creencias autodestructivas indudablemente condicionan la
manera en la cual enfrento las dificultades. El cuento de los
mineros debería obligarnos a pensar en estos
condicionamientos. Y empiezo desde aquí porque uno de los
falsos mitos culturales que aprendimos con nuestra educación
es que no estamos preparados para el dolor ni para la pérdida.
Repetimos casi sin pensarlo: "No hubiera podido seguir si lo
perdía" "No puedo seguir si no tengo esto" "No podría seguir si
no consigo lo otro" Cuando hablo de dependencias, digo siempre
que cuando tenía algunas horas o días de vida, era claro,
aunque yo no lo supiera todavía, que no podía sobrevivir sin mi
mamá o por lo menos sin alguien que me diera cuidados
maternales; mi mamá era entonces imprescindible para mí
porque yo no podía vivir sin su existencia. Después de los tres
meses de vida seguramente me hice más consciente de esa
necesidad pero descubrí además a mi papá y empecé a darme
cuenta de que verdaderamente no podía vivir sin ellos. Algún
tiempo después ya no eran mi mamá y mi papá, era MI familia,
que incluía a mi hermano, algunos tíos y alguno de mis
abuelos. Yo los amaba profundamente y sentía, me acuerdo de
esto, que no podía vivir sin ellos. Más tarde apareció la escuela
y con ella, la Srita Angeloz, el Sr.Almejúm, La Srita Mariano y el
Sr.Fernández, maestros a quienes creí a su tiempo
imprescindibles en mi vida. En la escuela República de Perú
conocí a mi primer amigo entrañable "Pocho" Valiente, de quién
pensé en aquel momento que nunca, nunca, podría separarme.
Siguieron después mis amigos del colegio secundario y Rosita,
mi primera novia, sin la cual, por supuesto, creía que no podía
vivir. Y después la Universidad, pensaba que no podía vivir sin
mi carrera. Hasta que a los 21 años, después de algunas novias,
también imprescindibles, conocí a Perla y sentí inmediatamente
que no podía vivir sin ella. Quizás por eso hicimos una familia
sin la cual no sabría cómo vivir, Y así seguí sumando ideas,
descubriendo más imprescindibles, mi profesión, algunos
amigos, el trabajo, la seguridad económica, el techo propio y
aún después, más personas, situaciones y hechos sin los cuales
no podía vivir. Hasta que un día, exactamente el 23 de
Noviembre de 1979, me di cuenta que no podía vivir sin mí. Yo
nunca me había dado cuenta de esto, nunca noté que yo era
imprescindible para mí mismo. ¿Estúpido, verdad? Todo el
tiempo sabía yo sin quién no podría vivir y nunca me había
dado cuenta, hasta los treinta años, de que sobre todo, no podía
vivir sin mí. Fue interesante de todas formas confirmar que
sería verdaderamente difícil vivir sin algunas de esas otras
cosas y personas, pero esto no cambiaba el nuevo darme cuenta
"Me sería imposible vivir sin mí." Entonces empecé a pensar que
algunas de las cosas que había conseguido y algunas de las
personas sin las cuales creía que no podía vivir, quizás un día
no estuvieran. Las personas podían decidir irse, no
necesariamente morirse, simplemente no estar en mi vida. Las
cosas podían cambiar y las situaciones podían volverse
totalmente opuestas a como yo las había conocido. Y empecé a
saber que debía aprender a prepararme para pasar por estas
pérdidas. Por supuesto que no es igual que alguien se vaya a
que ese alguien se muera. Seguramente no es lo mismo
mudarse de una casa peor a una casa mejor, que al revés. Claro
que no es lo mismo cambiar un auto todo desvencijado por un
auto nuevo, que a la inversa. Es obvio que la vivencia de
pérdida no es la misma en ninguno de estos ejemplos, pero
quiero decir desde el comienzo que siempre hay un dolor en una
pérdida. Perder es dejar algo "que era", para entrar en otro lugar
donde hay otra cosa "que es". Y esto "que es" no es lo mismo
"que era" Y este cambio, sea interno o externo, conlleva un
proceso de elaboración de lo diferente, una adaptación a lo
nuevo,
...