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El Origen De La Tragedia


Enviado por   •  13 de Mayo de 2013  •  2.640 Palabras (11 Páginas)  •  681 Visitas

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El “Origen de la Tragedia”

F. Nietzsche

En este trabajo, se tratará de explicar el nacimiento de la tragedia griega según Nietzsche, también se tratará de interpretar los “engranajes” presentados por el autor (lo apolíneo y lo dionisíaco) que movieron el arte y la vida de los griegos en la Grecia antigua; así como la influencia que tiene para la filosofía de Nietzsche la conciencia de lo dionisíaco.

Lo primero señalado por Nietzsche es la relación que tenían los griegos con el dolor, pues este sentimiento nace de un dolor primordial heredado de la noción del destino trágico, de la vida y la condición humana que poseen los helenos, presentándoles como una carencia, que traería como consecuencia un estado de melancolía desde donde el griego desea verse representado en la tragedia. A esto se le agrega la existencia de un pesimismo que no se define como un signo de declive o de fracaso, sino como una condición de vida del hombre, que trae consigo una valentía, pero que anhela lo terrible para poner a prueba su fuerza, traspasando los límites de la voluntad.

La tragedia griega nace de la representación de la condición del hombre, imitando toda desgracia y todos los sentimientos de pasión, etc. de la humanidad; y es interpretada por lo mítico del culto a Dionisios: el Dios de la fiesta, del vino, de los placeres sensibles. Según Nietzsche, la tragedia se compone de un héroe trágico y un coro, el héroe es quien representa la desmesura y que a partir de sus acciones se enfrenta a su destino trágico; por otra parte, el coro representa a los espectadores que junto con el héroe se entrega al dolor primordial y padece, pues es la forma en la que se revela lo ínfimo y fugaz de la vida y del hombre; aunque de igual manera ocurre una fusión hacia una unidad del héroe y del espectador que deja de lado la individuación, concebida en “lo apolíneo” que exige mesura y se conserva por medio de conocerse a sí mismo.

Algo importante mencionado en la obra de Nietzsche, es que la expresión artística se rige por dos fuerzas: por el dios Apolo y el dios Dionisio. Habrá que explicar que es lo apolíneo y lo dionisíaco, además de analizar como se fusionan ambas fuerzas para crear la belleza en una manifestación artística.

Comenzaré por el dios Apolo, éste nace como una expresión de la experiencia onírica, su máxima expresión se da en las fuerzas figurativas, Apolo es el dios de la luz, es también la apariencia del mundo de la fantasía, es la fuerza de la forma, de lo estético, de la razón, del conocimiento, de lo idílico, es el arte plástico.

Nietzsche caracteriza a Apolo por el sueño; la profecía como verdad del sueño; la medida como límite del sueño; y el principio de individuación como bella apariencia. Del sueño nacen, en la antigua Grecia, las llamadas artes figurativas, la escultura y la arquitectura. Apolo es un escultor-arquitecto que seduce lo informe y le impone límites. El artista se relaciona con sus propias imágenes, esto es, con aquello que recoge inmediatamente del entorno. La conversión en artista supone volverse un ojo solar maravillado ante el derrame de las imágenes.

Por otro lado, y en gran contraste con lo apolíneo, se encuentra la fuerza dionisíaca, que obedece a la deidad de Dionisios y remite al hombre a un estado artístico de éxtasis, pues procede del fondo más íntimo del ser y que Nietzsche relaciona con el estado de embriaguez.

Dionisos es pujanza que va a mostrarse en Apolo, quien sucumbe a la provocación intensificando su poder que resguarda de la violencia de lo excesivo. Dionisos anuncia la Hybris, el abismo, la falta de límites, lo informe, lo inacabado e inacabable. Precursor de las artes dinámicas; el canto, la danza, la música, de los gestos y las torciones corporales, de la tragedia y el sinsentido. Dionisos irrumpe en las lengüetas lumínicas de Apolo; no cesa de irrumpir como fuerza metaforizante para salir otro, en la sorprendente insinuación de su duplicidad o doblez.

Lo dionisíaco sería el estado primordial que invade la obra artística, pues es una fuerza irracional, sensible, inmediata, melancólica, dolorosa, extática. La fiesta popular es una buena representación de lo dionisíaco, pues en ella se evoca la celebración de lo humano de un grupo de personas y, de su unidad por medio de la festividad. “En el ditirambo dionisíaco el hombre es estimulado hasta la intensificación máxima de todas sus capacidades simbólicas; algo jamás sentido aspira a exteriorizarse, la aniquilación del velo de Maya , la unidad como genio de la especie, más aún, de la naturaleza” .

Las orgías griegas responden a la festividad de redención del mundo y de días de transfiguración, en donde todo puede ser posible. Por medio de estas fiestas se puede alcanzar el júbilo, desgarrando el principio de individuationis, y por tanto el dolor primordial.

En más fino análisis de las orgías dionisíacas, cabe mencionar, que era un agradable éxtasis que se eleva de lo más profundo del hombre, es un ímpetu que orilla al individuo a olvidarse de sí mismo, es una exaltación donde la muchedumbre danzaba de plaza en plaza influidos por el poder dionisíaco, una mezcla horrible de sensualidad y crueldad, una febril exaltación y frenesí; era el evangelio de la armonía universal (cada individuo se siente integrado, fundido en “uno”) se revela bajo el estremecimiento de la embriaguez. “El hombre ya no es un artista, es él mismo una obra de arte: el poder estético de la naturaleza entera, por la más alta beatitud y la más noble satisfacción de la unidad primordial”

Con esta distinción entre lo dionisiaco y lo apolíneo, Nietzsche presenta la enorme antítesis que existía en el mundo griego; la diferenciación constante que presentan estas dos líneas artísticas: la apariencia y la esencia; la razón y la pasión; la mesura y la desmesura; el sueño y la embriaguez.

La tragedia griega nace como la representación de estos dos instintos artísticos: “Apolíneo; un mundo de imágenes del sueño, cuya perfección no guarda relación alguna con la altura intelectual o la formación artística del individuo; y por otro, el dionisíaco: como embriagadora realidad, que a su vez no presta atención al individuo, sino que incluso trata de aniquilarlo y de redimirlo mediante una sensación mística de unidad” (Nietzsche 1872, pág.66).

A partir de la unión de estas dos fuerzas, se puede llegar al origen del que procede la tragedia que Niezsche intentará representar, como manifestación de un estado artístico de la condición humana. Si bien como se señalaba antes, por medio del dios Apolo, el hombre logra alcanzar el principio de individuationis, a través

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