El Pecado

EL PECADO COMO DEBILIDAD QUE FORTALECE AL HOMBRE EN PABLO.

El hombre según Pablo en 1 cor 2 y 3.

Pablo califica al hombre en su condición de criatura, situación buena, aunque marcada por la debilidad y la fragilidad carnal, designando la vida de aquí abajo con todas sus buenas posibilidades dentro del marco de sus limitaciones. Es el hombre el que está bajo el poder de la carne en el sentido de lugar de pecado y que seria mejor traducir por pecador que por carnal. La diferencia entre estos dos conceptos está bien marcada por Pablo: todo hombre terreno vive en la carne, mientras que todo hombre pecador se opone al Espíritu y vive según la carne. La traducción 3,1-3 podría hacerse de este modo: « en cuanto a mi hermanos, no he podido hablarles como a hombres espirituales sino solo como a hombres ordinarios, como a niños en Cristo. Os he dado a beber leche, no alimento sólido: no lo habríais soportado. Pero tampoco lo soportas hoy, ya que estáis guiados por la carne ya que entre nosotros hay envidias y rencillas ¿acaso no sois pecadores y no os portáis de forma totalmente humana?

En una ciudad donde, en el terreno sexual, « todo era licito» (6,12), donde no había frontera alguna en dicho campo, Pablo recuerda a los cristianos que son « Nueva criatura» (5,6-8; 2Cor 5,17) y «templo de Dios» (6,12-20). El ser nuevo exige un nuevo modo de comportarse. Desde la pascua de Cristo, el fermento del pecado no tiene ya fuerza alguna en el bautizado, que debe vivir en adelante la pureza y la verdad. El hombre viejo o la vieja levadura significan lo mismo; el hombre sin la salvación de Cristo

Pablo llega a la conclusión: los corintios son niños hay que seguir dándoles leche. Entones aunque se afanen en sus dones espirituales de los que se sienten tan orgullosos, no son más que hombres ordinarios y su visión es totalmente humana.

Posterior a esto: a lo largo de los siglos, se han propuesto muchas explicaciones de la metáfora que utiliza Pablo ante un malestar que no le deja y que lo atribuye diciendo que tiene; un aguijón en la carne, esta metáfora enigmática, encierra la incredulidad, las tentaciones sexuales, el recuerdo del pasado perseguidor de Pablo.

Tertuliano fue el primero que pensó en una enfermedad dolorosa, crónica con accesos violentos. Se ha halado de dolores de cabeza, de gota o reumatismo, de ciática de dolor de muelas, de cálculos con cólicos, de lepra, de enfermedad de la vista, de epilepsia, de fiebres palúdicas, de enfermedades nerviosas, de histeria, de fiebre de Malta… Pero ni los hechos ni Pablo hablan de enfermedad.

Se han propuesto otras explicaciones todavía: la prueba dolorosa de Pablo es la de no haber ganado a los judíos para el evangelio. Por lo que oró por la conversión de sus hermanos. Esa oposición áspera y peligrosa duró efectivamente a lo largo de toda la carrera apostólica de Pablo. Ese ángel de Satanás toma el rastro de sus adversarios (11,14-15). O bien ras la prueba de Listra (Hch 14, 12) y en relación con 2Cor10, 1.9.11; 11,6 Pablo habría sufrido cierta dificultad de palabra que le impedía ser elocuente.

La Palabra aguijón puede significar también «estaca, poste», o sea suplicio o cruz; podría pensarse en1, 8-10; 4,8-11; 6,4-5.8-9; 11,12-15; 12,10.21. ¡Hasta hoy se han recogido 167 hipótesis! No se sabe más que una cosa: Pablo siguió adelante en su ministerio sin que desapareciese esa prueba. Se escuchó su oración de modo que pudo continuar con aquella prueba pero no sin ella. Para Pablo la debilidad es humana y la fuerza divina. Por lo tanto, no hay que comprender « mi milagro se realiza en la enfermedad» como pudiera pensarse; sino: «mi fuerza se realiza en la debilidad» esto quiere decir que la fuerza de Cristo descansa en él.

Por lo que la aceptación de la cruz es la piedra de toque para reconocer a un hombre espiritual, y no la adhesión de un predicador u otro ya que se les juzga bajo criterios meramente humanos y no según la originalidad completa y total del evangelio. Los corintios se portan como miembros de una sociedad religiosa y reducen así a la Iglesia a lo que comprenden de ella.

Puesto que todo lo anterior aterriza en meros actos de libertad sin embargo refiero la siguiente cita bíblica titulada: la libertad no es para que pequemos (1Cor12, 20. Se dice: “yo soy libre de hacer lo que quiera.”

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