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El Valor De Educar


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2013  •  2.247 Palabras (9 Páginas)  •  374 Visitas

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ANALISIS SAVATER

Autor: Gerson Harmant

Caracas, 28 de noviembre de 2013

ANALISIS SOBRE EL LIBRO EL VALOR DE EDUCAR DE FERNANDO SAVATER.

Fernando Savater, inicia a Guisa de Prólogo, una Carta dirigida a su maestra, mencionando, además, que le llama por “amiga”, y también como “amigo”, pero que opta por el femenino pues considera que, en ese país la enseñanza elemental suele estar mayoritariamente a cargo del sexo femenino; y por una razón intima a quien fue dedicada su obra, a su madre Señala que en la sociedad se menosprecia la figura del maestro de nivel “inferior”, ya que las inversiones mayores son para la enseñanza superior. Además, reflexiona uniendo los términos de filosofía y educación, donde hace hincapié, que el proyecto mismo de la filosofía, no puede desligarse de la cuestión pedagógica. Hace referencia a que los republicanos progresistas convirtieron a los maestros en protagonistas de la regeneración social que intentaron llevar a cabo, por lo que, consecuentemente, la represión franquista lo engaño; también, menciona que sobre la tarea de educar, el optimismo es de rigor, que no queda más remedio que ser optimista, pues la enseñanza presupone el optimismo tal como la natación exige un medio líquido para ejercitarse. Muy significativo es también el prestigio social que la comunidad otorga a la figura del maestro. Se infiere que una sociedad madura y responsable de su compromiso democrático, sabe valorar la importancia de la educación, y el trabajo de quienes la imparten. Encontramos sin embargo, que la tendencia actual es la del menosprecio a la labor docente. Cito textualmente: “Quienes asumen que los maestros son algo así como fracasados, deberían concluir entones que la sociedad democrática en que vivimos es también un fracaso.” Ocurre que es una idea extendida, la de ligar el fracaso escolar al fracaso docente. Es decir, que quien no quiera mojarse, debe abandonar la natación; quien sienta repugnancia ante el optimismo que deje la enseñanza y que no pretenda pensar en qué consiste la educación, ya que educar es crecer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender y en el deseo de saber que la anima, en que hay cosas como los símbolos, técnicas, valores, memorias, hechos… que pueden ser sabidos y que merecen serlo, en que los hombres podemos mejorarnos unos a otros por medio del conocimiento. Finalmente, realiza una explicación del título de su libro, donde habla del valor de educar en el doble sentido de la palabra valor, ya que quiere decir que la educación es valiosa y válida, pero también es un acto de valentía, pero también es un acto de coraje, un paso al frente de la valentía humana, donde los cobardes o recelosos deben abstenerse, y las páginas de su libro es precisamente, acompañar a quienes se lanzan a un mar perplejo de enseñanzas. La tarea educativa debe empezar con los precedentes que plantearon la finalidad y la esencia de la tarea misma. Tan inútil es perpetuar la práctica educativa como renovarla, si no la fundamentamos en precedentes. Educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender y en el deseo de saber… que los hombres podemos mejorarnos unos a otros a través del conocimiento.” “Los pesimistas pueden ser buenos domadores, pero no buenos maestros”. La educación es un cometido valioso y que a la vez, requiere altas dosis de valor y optimismo.

El libro a su vez esta dividido por capítulos. Los seis del mismo dejan al lector una idea globalizada de la educación. Nuestro fiel y querido amigo Savater, juega un rol excelente, dando al lector el atrevimiento de no saber con que se encontrara en el siguiente. Te envía a reflexionar para que captes la idea abstracta que tiene el autor sobre la educación, que pensándolo bien tiene razón a lo que allí cita.

En el primer capitulo hace referencia a lo que menciona Graham Greene: “ser humano es también un deber”; relativo a que nacemos humanos pero no basta, sino que tenemos que llegar a serlo, nuestra humanidad biológica necesita de una confirmación posterior y podemos fracasar en el intento o rechazar la ocasión misma de intentarlo. Los humanos nacemos siéndolo ya, pero no lo somos del todo hasta después. Hay que nacer para ser humano, pero solamente llegamos plenamente a serlo cuando los demás nos contagian su humanidad a propósito. El humano es hasta el final de sus días inmaduros y falibles pero en cierto sentido juveniles, es decir, abierto a nuevos saberes. Se habla también de dos gestaciones, una en el útero, de carácter físico, y otra en la matriz social. Es decir, la formación de nuestro cuerpo para ser vivo, y la formación como individuo social para ser persona. Ésta segunda, tiene un carácter totalmente intencional, dejando patente que la educación es un artificio del hombre para ser hombre. Un acto contra natura para ser, dado que la naturaleza del ser humano, es ser antinatural. En esta aparente contradicción, estriba nuestra realidad como civilización: La personase define a sí misma a través de la educación y la socialización, o dicho de otro modo, somos lo que queremos ser. O por lo menos, lo intentamos.

El aspecto importante de este capitulo es que consiste en enseñar en qué consiste ser humano: “La educación es la revelación de la condición humana como un concierto de complicidades irremediables.”

Savater arrima hacia el otro lado del río un segundo capitulo donde deja correr la duda sobre la almohada de la conciencia, el derecho a preguntarse “Por que enseñamos”? A modo de enlace, se retoma la dualidad humana de naturaleza complementaria (herencia biológica y cultural),

para divagar acerca de la importancia del tiempo y su concepto. Es el paso del tiempo y la experiencia la que empuja a las luces de la necesidad de la institución educativa. El saber empírico y tradicional, propio de la familia, se presenta desfasado ante la necesidad de transmisión del saber científico y racional que promulga la escuela. Son dos dimensiones distintas (educación formal e informal) que se complementan y se presentan como igualmente necesarias. Para Savater separar educación, de instrucción es imposible, porque no se puede educar o instruir o viceversa.

Deja claro que el infante empieza a percatarse que el mundo de la educación realmente existe y no es tema de broma, aunque aùn lo siga tomando como tal. Con la Socialización primaria el niño se convierte en un miembro más o menos estándar de la sociedad. La sociedad secundaria,

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