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El Valor De Las Palabras


Enviado por   •  5 de Diciembre de 2013  •  1.987 Palabras (8 Páginas)  •  3.703 Visitas

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El valor de las palabras

Tendemos a menospreciar el significado de nuestras palabras, debemos aprender a valorarlas ya que ellas mueven los sentimientos de la gente, provocan acciones y promueven decisiones. Con el tiempo hemos aprendido a hablar por hablar, quizás por necesitad, pero de ninguna manera se justifica; ya que detrás de cada una de nuestras palabras queda una huella, quedan impregnados sentimientos y emociones, dudas, decisiones, aptitudes y actitudes. Recuerdan que en la época de nuestros abuelos se decía y se respetaba eso de “... palabra de honor”, “…mi palabra vale”, “… mis palabras son más que mi firma”,

“...mi palabra es ley”. Pues bien ¿qué nos pasó? ¿A dónde dejamos nuestras palabras? ¿Acaso son dejadas para que se las lleve el viento?, Pues debemos realizar lo contrario, que nuestras palabras sean firmes, estables, que tengan honor en cumplir lo que decimos por eso debemos ser cuidadosos al hablar para “no hablar de más”. Recuerda el refrán: “hay quienes piensan para hablar y hay quienes hablan para pensar”.

Que nadie menosprecie el valor de las palabras pues de ellas nacen tanto la guerra como la paz, es decir, en las palabras hay un poder real que puede producir muerte o vida. Te imaginas que ha habido lamentables casos de personas que, por jugar una broma, dijeron una mentira y provocaron un pleito, un coraje, un suicidio. Las palabras tienen un poder casi místico, espiritual, por eso debemos tener cuidado de nuestras palabras pues somos los responsables de lo que hacemos pero también de lo que decimos. Las palabras deben ser usadas de manera clara, directa y elegante pues el lenguaje es de una riqueza casi inagotable. Las palabras dichas de modo conveniente son comparadas con “manzanas de oro con figuras de plata”. Que nosotros usemos las palabras y no por lo contrario, que ellas nos usen a nosotros.

El lenguaje, es decir, el uso de la palabras, tienen un natural desarrollo que nos permite avanzar en el proceso de la comunicación, sin embargo, nos enfrentamos ahora a un fenómeno lingüístico extraordinario, se trata de un deterioro del idioma que modifica las palabras para crear sub-lenguajes que atentan contra la integridad de la palabra. Por ejemplo, el “doble sentido”, que es darle a las palabras un significado distinto al original para expresar una idea, digamos, “camuflajeada”, es decir, disfrazada. Decimos una cosa queriendo que nos entiendan otra. La mayoría de las veces lo hacemos para ocultar un propósito mal intencionado, para burlarnos o bien para referirnos al sexo de manera obscena.

El doble sentido ha creado toda una cultura que se ha mezclado en prácticamente toda la sociedad por lo que es común escuchar este tipo de expresiones en casi cualquier estrato social.

Sin embargo deberíamos reflexionar que al distorsionar las palabras y su verdadero significado también atentamos contra la integridad del individuo y la vida misma es un estado de formación continua en el que es muy importante que entiendas el valor real de las palabras.

La palabra valor puede tener diferentes significados. Uno de ellos sería el costo, cuánto vale, es decir el precio de las cosas. Otro sentido sería la valentía, por ejemplo cuando tienes el valor de enfrentar un desafío. Pero también llamamos valor al principio ético que rige una conducta, son los “valores morales”. El uso del lenguaje es un valor porque el idioma debe reflejar tu capacidad de comprensión pero sobre todo de expresión. Hay una historia que puede ilustrarnos esto. Había una persona que siempre que miraba a sus vecinos se quejaba porque vivían de una manera muy sucia. La ropa sucia, las casas sucias, las personas, siempre se veían sucias hasta que descubrió que lo que realmente estaba sucio eran los cristales de su ventana. Tú forma de hablar (y por supuesto de actuar), refleja tu interior. Tal vez nunca te has preocupado por mejorar tu manera de hablar porque todos a tu alrededor hablan así pero has la prueba y trata de hablar de una manera más correcta y verás los resultados.

En un reciente estudio se llegó a la conclusión de que, en promedio, una persona solo utiliza para comunicarse ¡ciento treinta y ocho palabras! De acuerdo a este estudio existe un léxico disponible y un léxico básico. El primero es el conjunto de palabras que los hablantes conocen y suele referirse a un ámbito concreto, por ejemplo, el nombre de las herramientas del trabajo. El segundo, aquel subconjunto de palabras utilizadas con mayor frecuencia, con independencia del tema o asunto a que se refieren.

Esto significa que, a pesar de conocer otras palabras, la mayoría de la gente no las usa sino que se limita a las que le son más comunes, muchas de ellas no se refieren al sentido concreto de la conversación pero se usan por su fácil dominio aunque no sean parte del contexto. Esta pobreza lingüística es un reflejo de la sociedad en que vivimos y es nuestra responsabilidad trabajar para cambiarla. El idioma español es tan rico y tan vasto que es una verdadera lástima el mal uso, o dicho desde otra perspectiva, el poco uso que le damos.

A pesar de que el idioma español es tan amplio y tan diverso, ya mencionamos que, en promedio, un individuo sólo utiliza alrededor de ciento treinta y ocho palabras para comunicarse lo cual es realmente preocupante, y sin embargo aún hay otro aspecto de este problema todavía más crítico, se trata de las palabras que, por ser las más comunes se les da mayor uso, las conocemos como “groserías”. Las groserías son aquellas palabras a las que se les da una carga peyorativa y son usadas para insultar o para ofender y, aunque muchas veces sólo se usan como defensa, se está volviendo cada día más común su uso en la comunicación diaria de manera que, en una conversación ordinaria con amigos, se utilizan prácticamente las mismas palabras que contra un enemigo. ¡Se saludan con insultos! y no pueden sostener una conversación sino median en ella las palabras altisonantes. Eso debe cambiar y se requiere de disciplina y respeto para que nuestras palabras nos permitan expresarnos del modo correcto

Desde hace algunos años se ha venido popularizando el vocablo “güey” y es usado como muletilla en casi cualquier tipo de conversación. La palabra es en referencia a un insulto pero que dicho en un tono o un ambiente de camaradería parece propiciar cercanía y confianza, sin embargo no deja de ser un insulto y el caso es que su popularidad es tal que lo usan tanto hombres como mujeres en sus conversaciones. Si bien en los hombres podría justificarse un tipo de lenguaje rudo y hasta violento, es realmente asombroso

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