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El valor de la palabra Violencia en el lenguaje


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2015  •  Apuntes  •  2.287 Palabras (10 Páginas)  •  169 Visitas

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ÍNDICE[pic 4]

1. Violencia en el lenguaje……………………………………………………….2

1.1. Presentación………………………………………………………………....2

2. Androcentrismo y sexismo en el habla……………………………………....2

2.2 ejemplos de androcentrismos y sexismos…………………………………4

3. El género y la cultura musical…………………………………………………6

3.3. Música regional mexicana portadora de machismo y violencia…………6

4. bibliografía………………………………………………………………………8


“El valor de la palabra”

La violencia en el lenguaje

Me opongo a la violencia,

Porque cuando parece causar

El bien éste sólo es temporal,

                El mal que causa es permanente

Mahatma Gandhi

Presentación

El presente ensayo tiene como finalidad hacer conciencia del gran problema que nuestra sociedad está cruzando, que aunque para nosotros/as es invisible y lo pasamos como desapercibido y hasta un cierto grado en tono de burla y nos causa risa, debemos hacer conciencia de este gran problema, “la violencia en el lenguaje” aunque no lo creamos el lenguaje también puede ser un tipo de violencia.

La violencia en el lenguaje se da en ambos géneros, pero este documento se centrara solo en la violencia hacia la mujer ya que es el factor más vulnerable y donde es más notable esta problemática. Las estadísticas de nuestro país arrogan datos alarmantes donde dos de cada tres mujeres han sufrido violencia de género (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) en la mayoría de los casos el principal agresor es la pareja.

Androcentrismo y sexismo en el habla

El lenguaje es el medio para que se dé la comunicación y a través de esta poder expresar ideas, opiniones o nuestros puntos de vista, pero también es el medio para reproducir creencias de género que desvalorizan o invisibilidad a las mujeres y lo femenino. Empezaremos identificando y conceptualizando estas dos palabras que para muchas/os son desconocidas, inclusive es la primera vez que las escuchamos, pero nuestro lenguaje está saturado de estos dos conceptos y a través de esto reflexionar acerca de nuestra manera de hablar y de cómo inconscientemente nosotros/as también utilizamos este lenguaje discriminador.

Según Teresa Meana (2004:7), “el androcentrismo es el enfoque en las investigaciones y estudios desde una única perspectiva: la del sexo masculino. Considerar a los hombres como el centro y la medida de todas las cosas. Los hombres son considerados, así, el sujeto de referencia y las mujeres seres dependientes y subordinados a ellos”. El androcentrismo es una visión que sitúa al hombre como centro de todas las cosas, esto conlleva a la invisibilidad de la mujer en todos los contextos. 

García Arroyo, L. (2002). “El sexismo es el dominio de un sexo sobre otro” como nos podemos dar cuenta esto es una realidad en nuestro país, un país muy rico en androcentrismo y sexismo.

Estos dos conceptos nos amplían más el panorama de que el castellano es sexista y resalta más la personalidad masculina y siempre las afectadas son las mujeres, y aunque se crea que en este tema se está avanzando y que por fin se da la equidad de género ya que en nuestro país se está promoviendo que las mujeres tomen cargos que antes no se permitían como: postularse para presidentas, senadoras o diputadas la realidad es que nuestro lenguaje no refleja mucho esto y entra en contradicción. Es muy común escuchar como algunas personas se preguntan ¿Qué quieren las mujeres si ya lo tienen todo? Esta frase discriminadora nos hace ver que tan mal esta la sociedad y que aunque algunas personas tengan puntos de vista optimistas acerca de la “equidad de género” esto en realidad es algo que dista mucho de nuestra mera realidad.

Nuestra sociedad no puede dar este gran paso de un momento a otro donde la visión machista que se tiene desde tiempos remotos, y que se dio en casi o sino no es que en todos los hogares mexicanos y donde se tiene esta visión. Desde muy pequeños se les marca el papel que desempeñaran las mujeres y los hombres.

La niña se le tiene permitido vestirse solo con vestidos, jugar con trastes y cargar muñecas, desde ahí se le está marcando hasta donde ella tiene permitido llegar, el hombre por el contrario se le enseña a trabajar y que él es el hombre de la casa por lo tanto él es quien manda.

Inclusive esta visión no se ha podido desvanecer por completo de nuestra sociedad actual, ya que desde el nacimiento incluso desde que la madre está embarazada nuestros comportamientos y pensamientos están condicionados por nuestro género. Es común ver que los futuros padres se les pregunte el género del futuro bebe a lo que ellos contesten con el género de su preferencia y digan frases como: “me gustaría que fuera niña, porque son más cariñosas” o “me gustaría que fuera niño porque son más independientes” desde este momento ya se les están atribuyendo comportamientos, características, actitudes, intereses o prioridades, cuando en realidad esto no debería de ser así, desde este momento se les sigue recalcado cual es el lugar y la posición que tiene una mujer, solo con el hecho de definir el color que va destinado a cada género. Como vemos venimos y estamos en una sociedad con una cultura muy enraizada a la desigualdad. Por ello podemos decir que la sociedad no ha llegado a la mayor meta que es acabar con esta desigualdad de género, ya que nuestras viejas tradiciones y costumbres siempre nos tendrán atados a un pasado que vemos pero no queremos desaparecer.  

Para entender mejor la concepción de estos dos conceptos y que muchas veces se ignora de manera intencional o en otras ocasiones sin intención alguna, veremos algunos ejemplos que ocupamos en nuestro lenguaje cotidiano.

En el Diccionario consultor Espasa se define así al hombre y a la mujer, cualquier explicación se quedaría incompleta para describir el grado de inferioridad que tiene la mujer;

Hombre: ser racional perteneciente al género humano, y que se caracteriza por su inteligencia y lenguaje articulado.

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