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Ensayo, El Contrato Natural.


Enviado por   •  2 de Noviembre de 2014  •  1.382 Palabras (6 Páginas)  •  859 Visitas

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EL CONTRATO NATURAL, DEFENSA DE NUESTRO HOGAR

Resumen

El presente ensayo contiene un análisis acerca de cómo estamos descuidando el mundo en que vivimos y porqué es necesario firmar un contrato natural, este análisis de hace teniendo como base las reflexiones de Michel Serres publicadas hace un cuarto de siglo en “El Contrato Natural”, partiendo de la explicación de porqué es necesario un contrato natural, en que consiste y que beneficios traerá.

Palabras Claves: Guerra, contrato, mundo, paz, naturaleza.

Introducción:

La historia de la humanidad ha sido escrita a través de las guerras, convirtiéndose en un rasgo característico de casi cualquier época. Hombres o grupos enfrentados con otros compitiendo por el alimento, por territorio, haciendo valer su soberanía o discutiendo quién tiene la razón sobre algún asunto, pero estando en juego la supervivencia de todos los actores es necesario replantearse si esto nos conduce a algo, si vale la pena destruir todo por tener el poder de una pequeña parte del planeta que a su vez es una pequeña parte del universo.

“Si consideramos que nuestras acciones son inocentes y ganamos, en realidad no ganamos nada, la historia sigue como antes; pero si perdemos, lo perdemos todo, no estamos preparados para una posible catástrofe. Y a la inversa, si elegimos ser responsables, si perdemos, no perdemos nada; pero si ganamos, lo ganamos todo, sin dejar de ser los actores de la historia. Nada o pérdida en un caso, ganancia o nada en otro: toda duda queda despejada.” - Michel Serres.

Primitivo contrato social:

Para Michel Serres “la guerra es una de las relaciones de derecho entre los grupos o las naciones” (Serres, 1990) y a ésta le da una doble implicación: Por un lado, se puede decir que las guerras subjetivas (es decir guerras entre las naciones o estados con un previo acuerdo que precede el combate y que se desarrolla con el fin de tener un dominio temporal) originan un contrato social de gran importancia puesto que antes de éste, los grupos corrían el riesgo de extinguirse por la violencia objetiva (todos contra todos). Es decir, la guerra casi paradójicamente “nos protege contra la reproducción indefinida de la violencia” (Serres, 1990), ya que las guerras subjetivas buscan un dominio temporal, mientras que la violencia es un estado de crisis en el que se encuentran todos contra todos desenfrenadamente cuyo fin último es la destrucción y extinción de todos.

Por otro lado, Serres introduce otro actor de suma importancia en el discurso: El mundo. Utilizando la pintura de Francisco de Goya reconoce al mundo como un tercer protagonista, en ella dos hombres combaten con garrotes entre arenas movedizas, la prisa con la que se hundan juntos depende de que tan agresivos estén, pero en medio de la batalla sólo piensan en cuál de los dos va a ganar, sin fijarse que quizá el último ganador pueda ser la ciénaga.

Así mismo resalta que ha habido un cambio global, que hace que el mundo se encuentre más frágil entre más grande es el hombre, es decir, a medida que el hombre se reúne por medio del contrato social y crecen los ejércitos y los medios, más destructivo es el hombre con lo que le rodea, llegando al punto de evaporar con bombas nucleares varios kilómetros de tierra con el fin de eliminar un enemigo, destruyendo la naturaleza de una forma más global, ya no sólo destruye pequeños terrenos o localidades sino grandes extensiones arrasando también recursos naturales; sin quererlo o sin darse cuenta la tierra se ha convertido en un enemigo común.

Cómo mínimo la guerra, como óptimo la paz:

Este cambio global de un mundo fuerte a un mundo frágil lleva a pensar que ahora no es sólo la guerra la que nos protege (como se mencionó anteriormente) de la extinción, puesto que si bien impide devastarnos todos a nosotros mismos, estamos indirectamente devastando lo que Serres llama el “mundo de todas las cosas” es decir la tierra, lo que puede condenarnos a todos juntos a la extinción automática.

Para impedir esta extinción automática es necesaria la paz. Esta paz, según Serres requiere un nuevo contrato después de haber firmado el contrato social primitivo, pero éste es un contrato que hay que firmar

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