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Epistemología del pensamiento complejo.


Enviado por   •  14 de Marzo de 2016  •  Documentos de Investigación  •  4.372 Palabras (18 Páginas)  •  556 Visitas

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EPISTEMOLOGÍA DEL PENSAMIENTO COMPLEJO

Sin un pensamiento complejo, tendemos hacia un pensamiento mutilado, por ello debemos pensar lo pensado.

Galvez-Lara-Inostroza

Introducción

El presente trabajo no menos ambicioso, abordará algunos términos que será necesario precisar, antes de sumergirnos en él. Tomaremos el concepto de episteme en su tercera acepción de la Real Academia de la Lengua como un “conjunto de conocimientos que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo en determinadas épocas”. Pensamiento complejo, mencionado por Paul Feyerabend, (1924-1994) filósofo de las ciencias nacido en Austria y nacionalizado estadounidense, quién en su ensayo “Tratado contra el Método” hace una crítica al método científico responsabilizándolo de la parcelación del conocimiento. Igualmente, nos referiremos a Edgar Morin (1921) filósofo y sociólogo francés considerado el padre del Pensamiento Complejo, que critica la ceguera provocada por dicha parcelación. Es éste último quien propone lograr una unidad de las ciencias en un abordaje holístico, al que llamará “pensamiento complejo” o “complejidad”.

¿Existe un pensamiento único que nos permita conocer?, ¿qué es el pensamiento complejo? y ¿por qué razón es necesario en la actualidad?, son unas de las preguntas a las que se enfrenta el ser humano de hoy, en una realidad que ha cambiado dramáticamente a partir de la década del 90 con la irrupción de internet y el acceso relativamente libre, pero no menos progresivo, de los diferentes estratos de la sociedad.

Estos avances han situado a la humanidad ante los cambios de una nueva revolución del pensamiento, similar a los fenómenos de la revolución industrial, o la irrupción del positivismo o incluso las revelaciones de la teoría freudiana del siglo pasado. Es así como en los primeros años de este siglo el ser humano se enfrenta a una realidad con múltiples manifestaciones simultáneas y de diversas categorizaciones, basta mirar los conflictos propios  de este período (migraciones forzadas y guerras) donde lo multicultural es parte cotidiana de nuestra existencia. Es decir la transformación del planeta en una aldea global ha generado una realidad multicultural y pluricompleja por lo que igualmente se hace necesario volver a pensar las grandes interrogantes, ya que las respuestas que hasta hoy nos hemos dado como humanidad, parecen no ser suficientes.

¿Deberemos pues entonces, pensar lo pensado, para no quedarnos en un pensamiento mutilado, es decir pensar lo que ha sido ya materia de reflexión para el ser humano como ente pensante?

El presente trabajo pretende forzar el pensamiento hacia nuevas posiciones con el fin de ampliar nuestra mirada frente al conocimiento. No pretendemos ser innovadoras en las concepciones que se plantearán, pero sí movilizarles hacia un nuevo campo, como nuevo ámbito del conocimiento.  Para ello nos permitiremos pasar sucintamente, por algunos conceptos claves y hacernos algunas preguntas ontológicas y epistemológicas que surgieron a partir de la aparición del lenguaje como parte de la evolución natural del ser humano, por lo que iniciaremos el recorrido refiriéndonos a algunos conceptos Aristotélicos propios de nuestra identidad cultural judeo-cristiana-occidental. De este modo, en el transcurso de este documento, iremos trasladándonos poco a poco desde un análisis teórico científico a uno más holístico que hará uso constante de un lenguaje connotativo que hasta hoy se ha erradicado de los escritos que llamamos “serios” dejándolo circunscrito a la subjetividad.

En el campo de la teoría del conocimiento tradicional (previo a Kant) la subjetividad radica en el punto de vista del sujeto, por lo que estará influenciada por los intereses del mismo. Este es el punto de inflexión que nos abre a esta nueva postura frente a la teoría del conocimiento. ¿Cómo es que hemos dejado fuera de nuestra construcción social lo subjetivo? y ¿qué repercusiones han sucedido?, son una de las interrogantes que abordaremos más tarde, como forma de verificación del postulado de este documento. Así pues, les invitamos humildemente, a iniciar este no menos alucinante, pero complejo viaje al pensamiento humano.


¿Cuál ha sido nuestro ejercicio del conocer?

Si conocer es averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales, la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas (RAE, 2014) evidenciamos que es una actividad connatural al ser humano que ha sido objeto de análisis desde tiempos antiguos. Aristóteles, por ejemplo, para quien la relación objeto-sujeto se basaba en la nula intervención por parte del sujeto, a quien se le deja sólo la actividad de observador y donde el objeto se daba a conocer al sujeto ante su exposición; por ello dirá que conocer es “un estar del objeto en el sujeto” (Derisi, 1987) de lo que se deduce que lo que se conoce siempre será relacionado con algo conocido anteriormente.

Por otra parte “la ontología de occidente estaba fundada sobre entidades cerradas, como son la sustancia, la identidad, la causalidad (lineal) el sujeto, el objeto” (Buitriago, 3, n° 5); por ello a lo largo del tiempo se establecieron diferentes formas de relación entre estas categorías como: realismo ingenuo (se conoce al objeto tal cual es), realismo representativo (se conoce al objeto a través de los sentidos del sujeto), idealismo (se conoce solo si hay sentidos) y fenomenalismo (percibimos por los sentidos, pero no solo datos sino además, estos se influencian por las percepciones de otras culturas).

Así un problema recurrente de la epistemología es la relación entre el ser que conoce o cognoscente y lo conocido, a los que llamaremos respectivamente sujeto-objeto. Es decir, se trata de la naturaleza de la relación que se establece entre estas categorías, quien conoce y lo que es conocible. Más adelante haremos un breve recorrido por algunas de las respuestas que ya se ha dado la humanidad en torno a este cuestionamiento.

La dualidad que estamos mencionando, su relación y su naturaleza son de fundamental importancia, ya que determinan la acción que toman los seres y las organizaciones. Este pensamiento y sus características permean el mundo de la ejecución de las actividades humanas. Así por ejemplo en una empresa, cualquiera sea ésta, la dualidad tiene una aplicación práctica, es decir, “…el objetivo de la empresa como sujeto, siempre será el de pretender transformar según sus propias finalidades, a la sociedad como objeto; pero por otra parte, la sociedad como objeto también ejercerá presión para exigir una posición empresarial cambiante en el tiempo, tratando de acercarla cada vez más a una concepción social” (Dreher, 2007)

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