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Epistemología


Enviado por   •  12 de Marzo de 2014  •  1.814 Palabras (8 Páginas)  •  172 Visitas

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Prepa Ibero

Metodología de la Investigación

Profr. Yves Solis

Grupo 501

7:20 martes

2:00 miércoles

8:10 jueves

Pamela Castro Santos 100735

1ro de mayo de 2013

Actividad: Síntesis de lectura y Reflexión.

Hablar del concepto de imaginarios sociales no es lo mismo que hablar de imaginación, representación social u otros (Cegarra 1). En primer lugar es difícil puesto que desde hace muchos años se le ha considerado al conocimiento empírico-racionalista como la única manera de obtención de conocimiento y a la imaginación se le ha remitido a ser solamente algo directamente relacionado con lo subjetivo (Cegarra 2). Maffesoli argumenta que para que la realidad social se pueda comprender, es necesario aproximarse a ella tomando en cuenta varios elementos: económicos, políticos, culturales, administrativos y cotidianos, ya que éstos “contituyen la mayor parte de la trama social” (Maffesoli citado por Cegarra 2). Tomando en cuenta todos estos distintos elementos se podría considerar que en vez de obtener una sola verdad sobre la realidad social se obtendrían varias versiones (Cegarra 2).

Cegarra da un breve resumen de cómo es que la imaginación a lo largo del tiempo se le ha minimizado como un “elemento fundamente del conocimiento” (Zolla citado por Cegarra 2) puesto que la imaginación siempre se ha considerado como una valoración negativa, que solo sirve para fantasear pero nunca como un elemento que sirva para la obtención del conocimiento, incluso la imaginación se agrupa en conjunto con algunas áreas del saber como lo son el arte y el pensamiento común, pero nunca con áreas de carácter científico (Cegarra 2). En ese sentido, “la imaginación debe ser entendida entonces como un estado de producción y reproducción de imágenes” (Ferrater Mora cita por Cegarra 3).

Para poder definir mejor lo qué es un imaginario social hay que saber distinguirlo de la imaginación, por una parte el imaginario social es un esquema que le sirve de referencia a las sociedades para poder interpretar la realidad y es una “condición externa como característica propia de la vida social” (Cegarra 3), la imaginación es entonces representativa (Cegarra 3), “reproduce y recrea la realidad a partir de imágenes” (Ugas citado por Cegarra 3). Los imaginarios sociales también se diferencian de la representación social. Moscovici las define como “entidades casi tangibles” (Moscovici citado por Cegarra 4), éstos “permiten la inteligibilidad del mundo y la actuación sobre él” (Cegarra 4). Abric le asigna 4 funciones principales a la representación social, destacándose todas por poseer un carácter informativo y explicativo:

1. Permiten entender y explicar la realidad

2. Definen la identidad

3. Conducen los comportamientos y las prácticas

4. Permiten justificar posturas o comportamientos a posteriori. (Abric citado por Cegarra 4)

“Las representaciones sociales se forman en el individuo una vez que éste interacciona con su entorno social, lo cual le permite aprehender cognitivamente lo socialmente dado” (Cegarra 4). Tanto Moscovici como Abric concuerdan en que las representaciones sociales tienen un carácter a posteriori.

Por otra parte, Baeza considera que las representaciones sociales son más bien precodificaciones, ya que el individuo “necesita tener una experiencia previa que le imprimirá esa representación”, esa representación tiene su carácter colectivo porque dependiendo de la sociedad en la que el individuo se encuentre ésta cambiará y estará determinada por la sociedad (Baeza citado por Cegarra 5). Baeza diferencia a los imaginarios sociales de las representaciones sociales argumentando que los imaginarios están de manera innata presentes en el individuo, sin importar la sociedad en la que se encuentre, aunque esto no quiere decir que los imaginarios no puedan ser modificables, al contrario, dependiendo del contexto histórico estos imaginarios se construyen o se modifican de acuerdo a lo que se quiere trasmitir (Baeza citado por Cegarra 5).

Angel Carretero cita que lo imaginario tiene un orden experencial diferente y una lógica propia (Cegarra 5). Carretero de igual manera considera que hay que ligar “la noción de lo imaginario social con los procesos de construcción social […]”. Al tomar en cuenta esta premisa se ayudaría a comprender las implicaciones sociales, culturales, educativas o políticass con los imaginarios sociales, entendiéndose éstos como “significación” y “creación de realidades” (Carretero citado por Cegarra 5).

Otro autor que se ha encargado de discutir sobre el tema de los imaginarios sociales, Durand (cercano a la antropología), manifiesta que la cultura occidental ha desvalorizado ontológicamente tanto a la imagen como a la imaginación, por considerarla “señora del error y la falsedad” (Durand citado por Cegarra 5). “Aquello que Foucault llamaría identidad y otredad”, Durand lo llama convergencia, “ día y noche, frío y caliente y toda la gama de relaciones antagónicas pero necesariamente complementarias, pues una no puede existir sin la otra” (Foucault y Durand citados por Cegarra 6). “Durand establece entonces una clasificación de las imágenes como una arquetipología de la binariedad del mundo humano con raíces antropológicas fundamentalmente” (Cegarra 6), un ejemplo claro se encuentra en la literatura, para el imaginario social a los animales se les han atribuido cualidades que son más bien humanas y no propias de los animales, como el caso de las fábulas o el caso de la literatura sobre héroes, donde en la mayoría de las historias se observa ese aprendizaje espiritual y el viaje físico al interior de sí, donde todo héroe aprende algo y que le será útil para su posterior ascensión (Cegarra 7). Durand argumenta que esta orientación teriomorfa se podría contradecir solamente gracias a la observación directa, “el imaginario

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