Estrategias Aplicadas

RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

• Mantente fresco cuando otros estén furiosos y pierdan la cabeza. Tú tienes el control sobre tus emociones, no lo pierdas. No se trata de no demostrar tu molestia, sino de hacerlo mesuradamente, sin después arrepentirte de una acción cometida en un momento de descontrol.

• Recuerda que cada discusión tiene al menos tres puntos de vista: el tuyo, el del otro y los de terceros, los cuales probablemente están más cerca de la objetividad.

Siendo más versátil y viendo las cosas desde la perspectiva de los demás, enriquecerás tu propio punto de vista.

• Espera a calmarte antes de hablar. Ten en cuenta que la relación es más importante.

• Trata a toda persona con la cual tengas contacto como si fuera un pariente rico, de quien esperas ser incluido en su testamento. Nunca te arrepientas de tratar muy bien a la gente. Es lo mejor en todos los sentidos.

• Busca el lado positivo y agradable, aún de las situaciones más complicadas y dolorosas. Es una disciplina que te ayudará a pasar más fácilmente los momentos difíciles, y a convertir los problemas en oportunidades.

• Establece el hábito de hacer preguntas y sobre todo, de escuchar las respuestas. Pregunta antes de reaccionar. Algunas veces disparamos y después preguntamos. También preguntamos, pero escuchamos para contestar, y no para tratar de entender.

• No hagas o digas nada que pueda herir o hacerle daño a otra persona. Aférrate al proverbio que dice que todo lo que uno haga, se devolverá. La gente no recuerda tanto lo que tú dices o haces, sino la intención con la que lo haces.

• Sé consciente de la diferencia entre análisis amigable y crítica destructiva. Observa si el propósito de tus palabras es ayudar, desahogarte o hacer daño.

• Ten presente que si toleras a los demás, ellos también serán pacientes contigo en los aspectos no muy gratos de tu personalidad.

• El verdadero líder sabe reconocer sus errores y aceptar responsabilidad. No olvides que un conflicto bien manejado fortalece la relación, y te ayuda a aprender de las diferencias.

RESOLVER CONFLICTOS SIN VIOLENCIA

Los hechos de violencia estudiantil siguen creciendo y funcionarios, docentes y padres parecen no encontrar respuestas frente a este flagelo. Cada día se repiten en los diarios más casos de agresiones entre estudiantes de escuelas privadas y estatales.

La violencia es un problema de toda la sociedad, por lo cual, ninguna medida que tome la escuela será suficiente para erradicar el mal de los jóvenes. Tampoco es un flagelo que afecta a cierta clase social, sino que se ven hechos de esta especie tanto en los mejores colegios de Palermo como en las humildes escuelas de Villa Lugano.

Sin embargo, esto no significa que no se pueda hacer nada, por el contrario. Al estar todos involucrados en esta problemática, la solución deberá alcanzarse a través del accionar de distintos frentes. Para dar un ejemplo de las dimensiones que ha cobrado este fenómeno en la actualidad pueden observar el siguiente video que realizaron alumnos de una escuela secundario española. En él se advierte como esta problemática supera a docentes y alumnos.

Una Responsabilidad Compartida

Los docentes deben promover el aprendizaje en los alumnos de diferentes reacciones frente a los conflictos. Pareciera que hoy en día lo única reacción que los jóvenes tienen frente a un problema es la violencia. Enseñando habilidades de negociación y resolución de problemas, el espectro de reacción será mayor y se conseguirá disminuir los actos de violencia en las escuelas.

Las familias deben recuperar la capacidad de contención para sus chicos, reconstruyendo lazos de confianza y apoyando el trabajo que los docentes realicen desde las aulas. A su vez, el Estado debe capacitar a los docentes en programas de resolución de conflictos que lleven a una convivencia más pacífica.

Recuperar una convivencia armoniosa entre los jóvenes

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