Etica Profesional
Midrey6 de Abril de 2015
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SIETE TESIS PARA REPENSAR LA ÉTICA PROFESIONAL*
Augusto Hortal Alonso, S.J.
1. Definición de profesión
Todo trabajo remunerado es una profesión. No todo trabajo remunerado es
una profesión en sentido pleno. Existe hoy una tendencia hacia la profesionalización
de todo trabajo.
Hoy todos quieren ser profesionales. Esto hace que la tarea de definir las
profesiones se convierta en fuente de agravios para quienes no caen bajo esa
definición de profesión.1 Dar un concepto demasiado restringido de profesión podría
parecer una descalificación ex definitione de las pretensiones de determinados
colectivos a ser considerados como verdaderos profesionales. En cambio si toda
ocupación laboral estable y remunerada es considerada como profesión, entonces el
concepto es tan amplio, que apenas puede afirmarse de él nada concreto. La ética
profesional sería una mera ética del trabajo, de la laboriosidad, de la eficacia y de la
eficiencia, etc.
Aquí ofrecemos una definición tipológica de profesión. Al definir la profesión
conforme a la semántica de prototipos, cada rasgo caracteriza centralmente lo que es
la típica profesión. Cuando todos esos rasgos se cumplen, estamos ante lo que
podemos llamar la profesión en su sentido pleno, la profesión-tipo. En cambio, cuando
algunos de esos rasgos faltan o se cumplen en menor medida, no por ello hay que
dejar de hablar de profesión, aunque sea en un sentido menos pleno. Los rasgos
admiten grados de realización; es posible, pues, construir escalas de
profesionalización. No todas las profesiones lo son en igual medida, ni todas alcanzan
* Publicado en inglés: "Seven Theses on Professional Ethics", Ethical Perspectives 3/4 (Dec.
1996) 200-205
1 "En terminología sociológica - escribe T.Parsons -, una profesión es un racimo de roles
'ocupacionales', roles en los que quienes los encarnan desempeñan determinadas funciones
valoradas en la sociedad en general, y que mediante esas actividades, se 'ganan la vida' con un
trabajo 'de tiempo completo." T.PARSONS, Essays..., 372 (cfr. nota 8). Para Max Weber profesión es "la
actividad especializada y permanente de un hombre que, normalmente, constituye para él una fuente
de ingresos y, por tanto, un fundamento seguro de su existencia". MAX WEBER, La ética protestante y
el espíritu del capitalismo. Editorial Revista de Derecho Privado. Madrid 1955. pág. 78.
a la vez el mismo grado de profesionalización. Esto parece responder mejor a la
realidad de la que nos ocupamos y a la tendencia generalizada a la profesionalización
de las actividades ocupacionales.
Para que un conjunto de actividades ocupacionales pueda llamarse profesión
en sentido pleno se requiere:
a) dedicación estable a ese conjunto de actividades que tienen una función
social específica;
b) la profesión es para el profesional su medio de vida;
c) cuerpo específico de conocimientos del que carecen los que no son
profesionales (expertos/legos);
d) transmisión institucionalizada de esos conocimientos a los nuevos
profesionales; sólo quien los adquiere por el procedimiento institucional previsto
obtiene la acreditación imprescindible para ejercer la profesión. La Universidad tiene
hoy como una de sus funciones más importantes la formación de profesionales; el
título académico es indispensable para acceder al ejercicio profesional; las profesiones
no universitarias tienen como meta el pasar a ser universitaria;
e) control de los profesionales sobre el ejercicio profesional; para lo que se
constituyen en Colegio. El Colegio establece las normas y procedimientos vinculantes
para todo el que quiera ejercer la profesión. Todo el que ejerce la profesión ha de estar
colegiado y cumplir las normas del Colegio profesional.
2. ¿Ética o deontología?
Para configurar el buen ejercicio profesional deben combinarse las referencias
éticas con las normas deontológicas.
"Ética" y "deontología" son dos palabras que, referidas al ámbito profesional, a
veces se presentan como intercambiables. Aquí vamos a distinguirlas, a marcar las
diferencias, aunque sin separarlas radicalmente, tratando de mostrar la necesaria
complementariedad de perspectivas que representan.
La ética profesional se centra ante todo en el tema del bien: qué es bueno
hacer, al servicio de qué bienes está una profesión, cuál es el tipo de bien que busca
como finalidad la abogacía, la medicina, la ingeniería, el trabajo profesional de los
farmacéuticos o de los periodistas, etc.
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La deontología profesional formula ante todo de deberes y obligaciones (deon
en griego significa deber), busca establecer un conjunto de normas exigibles a todos
los que ejercen una misma profesión.
Sin la perspectiva ética, la deontología se queda sin su horizonte de referencia.
No acaba de quedar claro el sentido y el por qué de las normas deontológicas; no se
ve claro hacia dónde apuntan, qué clase de bien tratan de conseguir. La deontología
exige actuaciones. La ética propone también y pide motivaciones.
Las normas no son superfluas. El bien es siempre un predicado "no saturable":
nunca es ni será posible dar una enumeración exhaustiva o caracterización
completamente precisa de lo bueno. El bien es pluriforme; tiene muchas facetas. De
ahí que no sea exigible a todos en todos sus aspectos. Por eso hacen falta normas.
Ellas tratan de salvaguardar unos mínimos obligatorios para todos, compartidos por
todos, que pueden y deben ser interpretados por todos en los mismos términos y que a
todos se deben aplicar con idénticos criterios. Sin normas no hay universalidad ni
igualdad en las exigencias; sin igualdad y universalidad en las cuestiones necesarias,
la cooperación social consagra y legitima desigualdades y arbitrariedades. La
deontología habla de lo que es vinculante para todos. De los espacios abiertos y
plurales que quedan para el bien se ocupa la ética.
La ética tiene como instancia última la conciencia individual. La deontología se
mueve más en el campo de lo que es aprobado por un colectivo. Se puede apelar a la
propia conciencia del deber de cada profesional, pero lo normal es que cuando se
habla de deontología profesional se entienda por tal los criterios compartidos por el
colectivo profesional y normalmente convertido en texto normativo por el
correspondiente colegio profesional.2
2 Los códigos deontológicos contribuyen a la consolidación de una profesión. Toda profesión necesita
imagen, aprecio, reconocimiento social de las capacidades técnicas y también de las actitudes éticas
de los profesionales. Los Colegios profesionales al formular los códigos deontológicos intentan
establecer un cierto control de calidad sobre las prestaciones profesionales. Pero los Colegios
representan a los profesionales y esto lleva con frecuencia a que los códigos deontológicos y las
consideraciones éticas parecen más aptas para proteger o promocionar la imagen, el status de los
profesionales y para legitimar su control monopolístico del ejercicio profesional que para garantizar
un buen servicio a los potenciales clientes y usuarios. El axioma básico del corporativismo es que lo
que es bueno para la profesión, es bueno para los clientes y usuarios de la misma.
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3. El profesional y su ethos: principio de beneficencia
El bien que se obtiene ejerciendo correctamente una determinada profesión
constituye el mejor criterio para decidir quién es un buen profesional tanto en el sentido
de su competencia técnica como, en principio, de su ética.
Al abordar los temas de una ética profesional lo primero que hay que
plantearse es la finalidad a cuyo servicio se supone que está la actividad profesional en
cuestión, qué bienes se supone que produce o intenta producir, qué servicios presta o
intenta prestar. El ejercicio profesional de la medicina pretende cuidar y restablecer la
salud de las personas con arreglo los saberes y técnicas disponibles en un momento
histórico determinado. El fin del ejercicio profesional del juez es la administración de
justicia conforme a las leyes; el fin del ejercicio profesional del abogado es el
asesoramiento, defensa y representación de la persona de su cliente en relación con
las leyes, los tribunales, la administración, los contratos, etc.
En nuestra sociedad existen muchas actividades en las que no acabamos de
saber para qué sirve lo que hacemos o a quién dañamos cuando lo hacemos mal. Por
ahí tendría que empezar todo planteamiento de una ética profesional: ¿a quién y para
qué sirve el ejercicio de una determinada profesión? Eso a veces se nos escapa, lo
perdemos de vista, no es fácil decirlo, sobre todo cuando no hablamos en abstracto
sino en concreto.
Por ahí tendría que empezar toda reflexión ética. En relación con el fin y con el
modo, con las técnicas y los saberes con que cuenta
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