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FILOSOFIA DEL HAMBRE


Enviado por   •  24 de Julio de 2014  •  3.868 Palabras (16 Páginas)  •  383 Visitas

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RESUMEN DE LA FILOSOFIA DEL HAMBRE

Luis Martin Trujillo Flórez, Es una carta de agradecimiento que un profesor escribe a un estudiante, pues lo ve interesado en los temas que él propone y al ver tal interés que su estudiante demuestra por adquirir conocimiento comienza a contarle sobre temas más profundos, llamados en conjunto “la filosofía del hambre” de los cuales tiene una opinión muy personal.

“la educación siempre ha marchado de la mano con la filosofía, pues el pensamiento y la forma de pensar delimitan la forma de aprender y lo qué se debe aprender. Para nadie es un misterio que la educación gesta el cambio social. En los países desarrollados es claro que la educación es prioritaria en la economía, no es gratis sus porcentajes en investigación son colosales comparados con los nuestros”

“En los países subdesarrollados la educación no es prioritaria por que educar un pueblo desarrollado es costoso y educar un pueblo subdesarrollado es peligroso. Más para quienes se benefician del subdesarrollo, y créeme que esos son quieren hacer país así utilicen la bandera como escudo. Ellos en cierta medida promueven la filosofía del hambre, el resto lo promovemos nosotros con la indiferencia. Y los profesores lo hacemos con la no exigencia en las aulas, y aunque no lo creas, la educación mediocre es el mayor nicho de la filosofía del hambre”

No hay nada más halagador para un maestro que despertar en sus estudiantes el hambre por el conocimiento. La Filosofía del Hambre es otra de las barreras mentales que tenemos y va ligada con nuestra forma de ser y de pensar no solo en la escuela si no en la sociedad. La educación siempre ha marchado de la mano con la filosofía, pues el pensamiento y la forma de pensar delimitan la forma de aprender y lo que se debe aprender, para nadie es un misterio que la educación gesta el cambio social, En los países subdesarrollados la educación no es prioritaria porque educar a un pueblo desarrollado es costoso y educar un pueblo subdesarrollado es peligroso.

FILOSOFIA DEL HOMBRE

Querido hijo:

Disculpa que te llame así, pues no lo podría hacer de otra forma, ya que tuviste el honor de llamarme maestro me tomaré la atribución de decirte hijo. Para mí cada estudiante es un ser al cual le he brindado parte de lo que soy, y en la mayoría de los casos, he intentado que sea lo mejor de mí. Estoy convencido de que no hay otra forma de dar si no es con el alma entera.

Hijo, es difícil —creo que imposible— escribir una carta, o cualquier cosa, referente al cómo enseñar, porque el arte de ser maestro es un ejercicio de vida, y la vida sólo se aprende y se enseña viviendo. No hay otra forma. Nadie puede decirte cómo vivir, y mucho menos vivir por ti. No olvides que la vida es un continuo aprendizaje, incesante, interminable. Por eso la escuela debe venir de la cuna hasta la tumba, me corrijo, del vientre hasta la tumba. Nadie podría, ni podrá, decirte cómo enseñar; porque en cierta forma nadie sabe a ciencia cierta cómo aprender. Si encuentras algún atrevido que te diga cómo enseñar, dile que te deje tranquilo, pues está coartando tu libertad. Otra cosa es si tú aceptas. Pero si lo haces te estarás negando la posibilidad de descubrir por ti mismo el universo. Si decides seguir a alguien para que guíe tu forma de enseñar, rompe estas cartas, pues serías un testarudo como tantos, y serías otro suicida mental. Eso es un mal profesor (un suicida mentalque te dice cómo hacer las cosas y no te deja hacerlas es un asesino de conocimientos e ilusiones), en cambio el maestro resalta la vida, a cada segundo construye, su cabeza es un volcán en constate erupción hasta volver a sus estudiantes cráteres en explosiones creativas e ingeniosas.

No te escribo para que copies mis conceptos, te escribo para que crees los tuyos. No estoy de acuerdo con los consejos porque en mayor o menor medida, afirman verdades impropias. Me gustaría con esta carta proponerte un reto nuevo: enseñar verdades sin desmitificar las que el otro tiene (creo, si no estoy mal, esa es la base del constructivismo). Te propongo romper la camisa de fuerza del aprendizaje, pues todo conocimiento en mayor o menor medida implica la imposición de una verdad. Hay que compartir sin invadir. Lo más molesto de aprender a caminar son las mil retahílas de mamá y papá diciendo: ¡cuidado te caes! Peor aún, uno se cae y corren a levantarlo del suelo (alerta, no estoy diciendo que el apoyo no es importante, es básico para la vida), que bueno es cuando uno se levanta con nuevas fuerzas y va dando cada paso con mayor seguridad, entonces uno por sí mismo empieza a recorrer el mundo, uno mismo hace que sus aprendizajes adquieran significados.

Hablando de pasos, nunca critiques a quien está empezando, pues los primeros pasitos deben ser un apoyo no una crítica constante que sólo proporciona inseguridades. Es común desde mi postura de profesor descalificar, y más si eso robustece mi ego; date al propósito de encontrar cómo decir las cosas claramente sin ofender o agredir, es bien difícil, pues muchas veces lo hacemos sin siquiera darnos cuenta. El hombre es un animal que aprende de la observación, no de sus instintos naturales, y sobre todo, de la asimilación del medio, por eso el medio en que el estidiante se desenvuelva es fundamental para él. El hombre hereda hasta los pecados de sus maestros, y los principales maestros están en los hogares, debemos caminar de la mano con el hogar, a veces lo que se aprende en la escuela se desaprende en casa, o viceversa. Se debe vincular a los padres en los procesos académicos, aunque de eso muchos han hablado de sobra. Porque hago tanto énfasis en la escuela, porque allí se debe engendrar el placer de aprender, de ella nace la gula por el conocimiento, ¿Cómo generarla?, mediante el juego y algunas pedagogías alternativas combinadas con las clásicas. No continuemos la escuela de los repetidores, cambiemos barrotes por alas.

Yo creo que cada persona tiene sus intereses y sus gustos, es importante para el maestro saberlos encontrar e incitar a ellos. Una de las funciones más importantes a la hora de enseñar es generar un medio apropiado para el desarrollo de la enseñanza. La práctica educativa es una construcción de seres, no de entes. Me viene una pregunta que quiero hacerte: ¿Cómo es el ambiente que generas para tu clase? Ves cómo la vida es una continua paradoja, tú me escribes repleto de tribulaciones esperando respuestas y yo te lleno de cuestionamientos. Si te invades de más preguntas habré realizado en ti la primera ley del buen maestro: Ser tiernamente cruel.

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