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Filosofia De La Educacion Actual

angieolivero11 de Octubre de 2013

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LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN COMO DISCIPLINA ACTUAL DEL CONOCIMIENTO TEÓRICO Y COMO UNA IMPORTANTE TRADICIÓN DEL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO.

Instituto Central de Ciencias Pedagógicas. La Habana. 1996 (m/m)

Dr. Justo Chávez.

La Filosofía de la Educación es una de las más importantes tradiciones del pensamiento cubano y uno de los temas del debate filosófico contemporáneo.

El conocimiento de ambos aspectos es una necesidad para todo el que pretenda asumir una actitud consciente hacia el fenómeno educativo o realizar aportaciones teóricas o prácticas en este terreno.

La reflexión filosófica sobre el proceso educativo y la intromisión ventajosa de la filosofía en el terreno pedagógico han tenido históricamente consecuencias valiosas para ambos sectores del conocimiento.

Los más destacados representantes al pensamiento teórico universal han estado de acuerdo en que el arte de educar y la propia pedagogía como sistema de conocimiento sobre la educación requieren de un fundamento filosófico.

Afirmaciones como la que sigue, son comunes entre estudiosos de la problemática educacional.

“...hay que insistir en que la existencia de una filosofía educativa explícita es de suma importancia. Sin ella, la educación se halla a merced de la moda, el último artefacto pseudocientífico o las teorías snobs del momento. Todo el poder que posee la educación de hacer impacto en el comportamiento de los escolares y contribuir al bien común de la nación, depende de la solución de esta problema.”(1)

También se ha reconocido que la preocupación por los problemas de la formación del hombre le otorgan a la filosofía terrenalidad y gran valor humano. Como afirma el destacado intelectual cubano Medardo Vitier, ninguna de las ramas del conocimiento ilumina tanto a la filosofía como la educación.

Los esfuerzos que hace la pedagogía contemporánea por legitimar su carácter de ciencia la vuelven más exigente con la filosofía que es una de sus principales colaboradoras para la construcción de sus bases teóricas – metodológicas. La profundización en el estudio de los múltiples vínculos entre la filosofía y pedagogía se convierte de hecho en una necesidad para el desarrollo del conocimiento teórico y de toda la práctica social transformadora, dirigida a crear un hombre más pleno y libre a la altura de su tiempo.

La importancia de la filosofía de la educación no viene dada solo por su función epistemológica, como declaran algunos especialistas “negar la reflexión filosófica en el campo de la educación es creer ingenuamente que la escuela de por sí es neutra; que nada influye en su quehacer el clima cultural que la envuelve los intereses políticos que la mantienen, los valores en que se apoya y los fines que pretende conseguir. La epistemología es importante; pero en ese tema de las ciencias de la educación, no hay que caer en el error de los que cultivan la cómica ilusión de que las aduanas epistemológicas protegen su esfera de toda intrusión de las políticas”. (2)

Colocándonos y en el terreno de los problemas sociales concreto que afectan a los países subdesarrollados y en espacial a la América Latina, podemos comprobar, sobre todo si revisamos algunos documentos donde se definen las nuevas políticas educativas para la región, el importante papel que podrá desempeñar una filosofía de la educación comprometida con un proyecto social que tenga como finalidad la prosperidad, la integración, la independencia, el desarrollo sostenible y la preservación de la identidad cultural de sus pueblos.

Las nuevas y difíciles condiciones internacionales en que se desarrolla el sistema social cubano y los desafíos que supone en el plano interno la construcción de un proyecto socialista, plantean a la educación particulares exigencias.

Se hace necesario diseñar en lo teórico y crear en lo práctico un modelo de escuela que dé respuesta a una complicada dinámica de fenómenos coyunturales y permanentes que a nivel macro y microsocial se están produciendo en los órdenes económico, político, cultural, ideológico, socioclasista y hasta en el modo y nivel de vida de los individuos.

Colocar a la educación cubana en un nivel de desarrollo cualitativamente superior no es tarea fácil que se pueda realizar de manera improvisada, sino que requiere de serios estudios teórico y empíricos.

Una de las disciplinas que más puede aportar en esta empeño es la filosofía de la educación sobre todo si tenemos en cuenta su naturaleza teórica de carácter integrador y generalizador y su incidencia en la determinación de los fines y valores de la educación.

LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN COMO UNA TRADICIÓN UNIVERSAL VIGENTE.

Los sistemas filosóficos han ofrecido históricamente diversas respuestas a problemas tales como: ¿Qué es el hombre y cuál es su naturaleza?; ¿Para qué se educa?; ¿Debe la educación reproducir al hombre tal cual es y enseñarlo a adaptarse al medio o formarlo tal como debe ser y prepararlo para transformar el medio?; ¿Qué tipo de hombre se debe formar?; ¿Cuáles son las mejores vías para la educación?; ¿Se debe acentuar más lo intelectual, lo volitivo, lo afectivo o lo práctico?; ¿Es la sociedad, la familia o la escuela el responsable fundamental de la educación del hombre?; ¿Qué ideales y valores deben presidir la formación del hombre?.

En los Tratados de historia de la Filosofía de la Educación se recogen las diversas concepciones que han existido. A continuación ofrecemos una breve descripción de la evolución de las ideas o teorías más representativas en este ámbito.

En la antigüedad Platón definía a la buena educación como aquella que da al cuerpo i al alma toda la belleza y perfección de que es susceptible. Según declara el filósofo Octavio Fullar:

“ Aún en la actualidad, con mayor o menor grado de conciencia, muchos pedagogos acusan el embrujo de Platón, soñando en un hombre tan modélico, como meta educativa, que jamás se da totalmente acá abajo.” (3)

Según los griegos clásicos, la educación formaba hombres de acuerdo con un ideal de humanidad que entendía, ésta según su forma adulta, madura, perfecta y trascendente.

El pensamiento medieval tuvo también su paradigma educativo. La enseñanza se ejercía en los conventos o en los locales adjuntos a una iglesia y el objeto de la misma era la formación de clérigos que pudieran comunicar los principios de la religión cristiana y explicar la interpretación que la iglesia daba a las verdades reveladas. La escolástica tiene su origen y desarrollo vinculado con la enseñanza, por ello en aquellos tiempo la filosofía y la pedagogía coincidían, y el conocimiento y la razón se subordinaban a la fe, a la creencia incondicional en los dogmas religiosos de la Biblia y a la palabra de los padres de la iglesia católica, educar era sin ánimos de evangelizar. Estos ideales en su etapa de decadencia y crisis fueron los que impuso en América el conquistador europeo.

El Renacimiento inicia una nueva concepción del hombre y la educación que se consolida más tarde con la Ilustración. El ámbito pedagógico se caracteriza por su crítica a la escuela medieval, por el respeto a los derechos del niño y por la oposición a los valores y dogmas tradicionales.

En los siglos XVI y XVII se adelantó mucho – como señala Suchodolski – en una concepción laica y científica de la educación, basada ahora en las leyes de la naturaleza. La naturaleza se erigió en modelo supremo, la pedagogía de Comenius es expresión de esta tendencia. Pero no es hasta el siglo XVIII que se inicia una verdadera revolución en la pedagogía y es precisamente con Rosseau que se inaugura una nueva, poca en las concepciones de la educación, el programa pedagógico de esta rebelión está contenido en “Emilio”.

Para este representante de la Ilustración, historia y naturaleza no coinciden, lo natural del hombre se ha deteriorado en la dimensión histórica del mismo, sea en la religión, en la moral, en la política o en la educación.

En la época moderna, Kant reafirma la fe en las posibilidades formativas del hombre y dice que, éste es lo que la educación hace de él y que no debe educarse a los niños de acuerdo con la realidad presente, sino en función de una idea de humanidad.

Para el gran filósofo alemán, iniciador de las grandes problemáticas de la filosofía moderna, la naturaleza en sí, es ciega educación indiferente a los objetivo supremo del desarrollo humano, independiente de cualquier tipo de condicionamiento natural externo. Tal objetividad consiste en la existencia moral del individuo. A diferencia de Rosseau, Kant convierte en su objeto de su examen al hombre real existente, empírico, que vive y actúa en el medio histórico concreto, en condiciones de una determinada sociedad y Estado y que intenta satisfacer sus necesidades, creando para ello diversos medios.

La filosofía alemana en general, que relaciona el ideal y las normas educadoras con el desarrollo histórico, insistió en la importancia de la superación de las contradicciones y le concedió valor esencial a la autoeducación y a la educación espiritual y moral.

Kant y Hegel son responsables de la elaboración del concepto personalidad, a partir del criterio de que la participación del individuo en la cultura y en las instituciones, principalmente en el Estado, es lo único que le permite trascender

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