Filósofas Griegas
Guadi9 de Junio de 2014
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Presencia femenina en la filosofía griega:
Una aproximación a partir de Theano de Crotona,
Diotima de Mantinea e Hiparquía Maronea
Guadalupe Núñez Moreno
San Pedro, julio de 2012
INTRODUCCIÓN
A pesar de que los algunos de los principales filósofos de Occidentes han emitido opiniones de índole misógina, parte de ello debe ser entendido a la luz de la cultura en la cual vivieron , de diferencias anatómicas mal interpretadas, de un desconocimiento de la fisionomía femenina. Muchas explicaciones pueden darse al respecto, pero las palabras siguen estando allí a la espera de ojos que las leerán. Más allá de muchas afirmaciones de esa índole, hay un hecho que también está ante nuestra mirada: hubo mujeres que se ocuparon del quehacer filosófico.
Quizás la palabra filósofa aplicada a esas mujeres sea origen de diferentes discusiones. No es este el propósito de estas pocas páginas. Lo que sí se quiere es evidenciar que, a pesar de una fuerte corriente sexista en la historia de la Filosofía, hubo dentro de las filas de las diferentes corrientes filosóficas griegas mujeres y personajes femeninos que se hicieron merecedoras de respeto y de que sus nombres pasaran a la historia.
No obstante lo dicho, ha de aclararse que de la gran mayoría de las mujeres filósofas apenas si se sabe nada . De allí, la dificultad que engendra el intentar reconstruir el papel de las mismas en el devenir filosófico histórico. Esta limitación nos impone dirigir nuestros esfuerzos a solo tres figuras femeninas. Por ello, intentaremos realizar un estudio exploratorio sobre: Theano de Crotona, Diotima de Mantinea e Hiparquía Maronea.
En los tres capítulos que siguen, cada uno de ellos dedicado a cada fémina, se intenta valorar la presencia mujeril en medio de una cultura que les era adversa. Por ello, en cada caso, se hablará de la posición de la mujer en el amplio espectro griego y del aporte de cada una a la corriente filosófica en la que se insertan. Sirvan pues las páginas que siguen para dar un atisbo a un aspecto desapercibido en el devenir de la Filosofía.
"Theano es perfecta, y la edad de Theano es perfecta" (…) "Como más información te diré que la edad de Theano es el número de sus extremidades multiplicado por el número de sus admiradores que, cabe señalar, es un número primo".
Pitágoras
1. Theano de Crotona: ¿musa de Pitágoras?
Comprender el papel de Theano de Crotona, de Diotima de Mantinea y de Hiparquía Maronea, obliga a situarlas en sus espacio geográficos temporales. Tan solo entendiendo y calibrando sus contextos de vida es posible otorgarles su lugar en el desarrollo de la filosofía.
1.1. La filosofía pitagórica y las mujeres
Cuando Pitágoras irrumpe en el pensamiento griego, ya este había iniciado sus primeros pasos con Tales de Mileto hacía ya unos decenios de años (Reale y Antiseri, 2004, 45). La preocupación de esos momentos había sido determinar el άρχή , lo que los primeros filósofos identificaron con un principio físico . A diferencia de ellos, Pitágoras lo concibe como un ente abstracto: el número.
Pitágoras era oriundo de Jonia y es muy probable que sus primeros seguidores fuesen también jonios. En Grecia era ya una ¨costumbre¨ fundar escuelas, pero Pitágoras lo hace en Samos, Crotona, en el sur de Italia. Tanto su vida como la fundación de la corriente filosófica que él instaura están recogidas por Jámblico, Porfirio y Diógenes Laercio, pero para muchos tales relatos son solo novelas (Copleston, 1979, 44).
A diferencia de los otros filósofos preplatónicos, en Pitágoras y sus seguidores hay un elemento marcadamente religioso que puede explicarse como un ¨renacer¨ ante la decadencia de la rica y comercial cultura jonia. De allí, que ¨la escuela pitagórica se distinguió de las demás por su carácter ascético y religioso¨ (Copleston. 1979, 44). Otra peculiaridad de la escuela pitagórica fue su aceptación de las mujeres. No es claro cómo llegó a suceder, pero podría especularse que, desde sus mismos inicios, hubo una presencia femenina ya que fue una sacerdotisa quien ¨revela¨ las bases filosóficas y matemáticas de esta escuela.
2. Theano: ¿solo esposa?
Los datos acerca de la vida de Theano tienden a ser escasos contradictorios, pero, en todo caso, siempre se hallan asociados a la figura de Pitágoras. Se da por sentado que nació en Grecia en el siglo V a.C. (Figueiras et all, 1998, 111).
El historiador Diógenes Laercio afirma que Theano era hija del crotoniano Brontino y esposa del célebre filósofo pero advierte que en otras genealogías aparece como esposa de Brontino y seguidora de Pitágoras. Por su parte, Porfirio dice que es hija de Pitonacte, de linaje cretense, y mujer de Pitágoras. Jámblieo, el autor que más informa acerca de Pitágoras, declara que es la esposa del filósofo. (Gutiérrez et all, 1996, 1). Como puede apreciarse, si bien hay poca certeza en relación con su ascendencia , es muy probable que, efectivamente, Theano fuese esposa y discípula e Pitágoras.
La juventud de Theano transcurre en Crotona, donde la vida de una mujer debía someterse a las exigencias de la época. Como en las sociedades histórica antiguas, en la griega, la situación general de las mujeres era de subordinación . En este sentido, hay que señalar que las féminas no poseían derechos ciudadanos, ni roles políticos a los cuales aspirar.
Las mujeres de la clase alta, a la cual al parecer pertenecía Theano, estaban confinadas en las casas de sus padres. Desde el nacimiento y hasta la adolescencia aprendían las labores domésticas. No obstante, es necesario señalar que había más libertades para la mujer antes del período democrático y que es muy probable que Theano gozara de relativa independencia. E incluso hay quienes aseguran que era sacerdotisa antes de casarse (Caldeiro, s.f.). De hecho, algunas fuentes señalan que Theano era mucho más joven que Pitágoras, con lo cual hay que suponer que contrajo matrimonio en la adolescencia, lo cual era lo que se esperaba que hiciese, de acuerdo con la las costumbres sociales de la época .
Al contraer nupcias, Theano debió haberse mudado a la casa de su marido, aunque según algunos autores ya ella era discípula de Pitágoras y formaba parte de la comunidad pitagórica (Rua, 2004). La vida de la mujer casada para esa época se veía reducida a la privacidad de su casa, si su marido era de posición social elevada y con el cual no se esperaba que socializara. De hecho, las reuniones eran estrictamente masculinas y ninguna mujer era aceptada, incluso si eran en su misma casa. A despecho de estas convenciones sociales rígidas, Theano formó parte de la escuela pitagórica no solo como discípula sino como maestra, lo que debió haber implicado una vida pública y un contacto muy cercano con su marido-maestro.
Como correspondía a la mujer griega, Theano fue madre de al menos dos hijos . Se le considera progenitora de Telauges, y que en algunas fuentes, aparece como maestro de Empédocles. Se le atribuye, asimismo, la maternidad de una hija cuyo nombre varía de acuerdo con las fuentes, aunque también es posible que fuesen dos personas distintas: Damo y Mya.
Una vez muerto Pitágoras, su familia queda al frente de la escuela que aquél inició. Las circunstancias políticas que ya se habían iniciado durante la vida del fundador obligaron a sus seguidores a abandonar Crotona, por lo que Theano abandonó la ciudad y comenzó una vida más cosmopolita.
1.3. Papel de Theano en la pervivencia de la filosofía pitagórica
Theano es reconocida como la primera o una de las primeras mujeres y matemáticas. Y también como una de las primeras filósofas. De ella, han quedado algunos escritos , especialmente de carácter personal, los que permiten hacerse una idea de su manera de pensar en lo relacionado con la vida en general. De hecho, en una de sus cartas puede leerse:
Ayer alguien se rompió una pierna, y un hombre vino a tu casa para llamarte. Yo misma me hallaba junto al herido, pues se trataba de uno de mis amigos. Pero tan pronto como regresó, el enviado nos dijo que también el médico se encontraba mal y que sentía dolores en el cuerpo. Entonces yo, lo juro por los dioses, olvidándome de mi amigo, tuve sólo al médico en mente y supliqué a Panacea y a Apolo, el del insigne arco, que no le sucediera nada enojoso. Con todo, puesto que aún estoy angustiada, te mando unas letras, pues quiero saber corno te encuentras, si no te ha empeorado el estómago, si la fiebre no te ha perjudicado el hígado, y si no tienes ninguna lesión orgánica. Así, despreocupándome de las muchas piernas de mis amigos, te expreso, excelente médico, mis mejores deseos en pro de tu preciada salud (Gutiérrez y otros, 1996, 105).
Esas líneas escritas a un médico hablan de una mujer interesada por la salud de sus allegados, de una persona religiosa que usaba a los mismos dioses como garantes de sus palabras, de alguien con conocimientos médicos preocupada quizás por un colega que le es más preciado que un amigo herido.
Ahora bien, como mujer de la época, Theano es capaz de tolerar e incluso refrendar prácticas de su momento histórico:
¿Qué dolor aflige tu alma? ¿Te angustias por otro motivo o porque aquel con quien estás casada frecuenta una cortesana y de ella obtiene placer sensual? No es necesario que lo tomes así, ¡oh, la mis admirable
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