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Glovalización, Identidad Y Estado

danielbh7 de Agosto de 2013

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Esta ponencia analiza los cambios en la relación

entre identidades y estado en América Latina en el contexto

de la globalización. Se plantea en primer lugar el análisis

de la interacción entre globalización, identidades y estados

en base a la experiencia comparada a escala mundial. A

continuación, se analiza la especificidad de dichos procesos

en América Latina. Se señalan en fin cuatro problemas

fundamentales planteados a las políticas de Desarrollo

Humano en América Latina, sugiriendo algunas líneas de

acción pública encaminadas al tratamiento de dichos

problemas. La ponencia está basada en fuentes bibliográficas

y documentales que se citan en las referencias. No se trata,

sin embargo, de un análisis empírico propiamente dicho,

sino de una reflexión fundada en la observación de las

tendencias de cambio social global a fines del siglo XX.

1. Globalización

Globalización no es sinónimo de internacionalización.

En sentido estricto es el proceso resultante

de la capacidad de ciertas actividades de funcionar

como unidad en tiempo real a escala planetaria. Es

un fenómeno nuevo porque sólo en las dos últimas

décadas del siglo XX se ha constituido un sistema

tecnológico de sistemas de información, telecomunicaciones

y transporte, que ha articulado todo

el planeta en una red de flujos en las que confluyen

las funciones y unidades estratégicamente

dominantes de todos los ámbitos de la actividad

humana. Así, la economía global no es, en términos

de empleo, sino una pequeña parte de la economía

mundial. Pero es la parte decisiva. La economía

global incluye, en su núcleo fundamental, la

globalización de los mercados financieros, cuyo

comportamiento determina los movimientos de

capital, las monedas, el crédito y por tanto las

economías en todos los países. Los mercados de

divisas cambian diariamente 1,5 billones de dólares,

haciendo imposible para cualquier gobierno sostener

su divisa en contra de turbulencias masivas de los

mercados financieros. El desarrollo y creación de sofisticados productos financieros (derivados, nuevos

tipos de futuros, opciones etc.) articulan valores

bursátiles en distintos mercados, estableciendo su

interdependencia a través de transacciones

electrónicas que mueven miles de millones de dólares

en segundos. Según algunos cálculos, el valor de

mercado de la capitalización del total de productos

financieros derivados en 1998 era equivalente a 12

veces el valor estimado del producto bruto total del

planeta. No hay, hoy por hoy, control o regulación

de los flujos globales de capital, lo que convierte a

todas las economías, en dependientes del comportamiento

de los valores de sus empresas, acciones

y obligaciones, en los mercados financieros. La

globalización de la economía también incluye la

importancia creciente del comercio internacional en

el crecimiento económico, el aumento considerable

de la inversión extranjera directa, la globalización

de una parte esencial de la producción de bienes y

servicios en torno a empresas multinacionales y a

sus redes auxiliares, la interpenetración internacional

de mercados de bienes y servicios, la formación de

un mercado global de trabajadores de especial

cualificación (de los ingenieros de software a los

futbolistas) y la importancia de las migraciones

internacionales de mano de obra desplazada por las

crisis económicas hacia zonas con mayores oportunidades

de empleo y progreso. Junto a la globalización

económica en sentido estricto, asistimos también a la globalización de la ciencia, la tecnología y la

información; la globalización de la comunicación,

tanto en los medios de comunicación masiva

y multimedia, como en las nuevas formas de

comunicación a través de Internet; y, en una dimensión

más siniestra, la globalización del

crimen organizado tiende a penetrar las instituciones

de gobiernos en numerosos países, con efectos

perversos considerables sobre la soberanía y

la legitimidad políticas.

El nuevo sistema global que se constituye

a partir de redes de intercambio y flujos de comunicación

es a la vez extremadamente incluyente y

extremadamente excluyente. Incluyente de todo lo

que tiene valor según los códigos dominantes en los

flujos y excluyente de todo aquello que, según dichos

códigos, no tiene valor o deja de tenerlo. En la medida

en que la globalización se ha desarrollado,

esencialmente, como instrumento de articulación de

mercados capitalistas, la rentabilidad económica (ya

sea mediante ganancia o acrecentamiento del valor

patrimonial, según los casos) se convierte en el

criterio fundamental para la inclusión o exclusión en

las redes globales. Se constituye así un sistema

extraordinariamente flexible y dinámico, pero sometido

a fuertes oscilaciones y a una dinámica

competitiva que no admite tregua o error. Las redes

globales articulan individuos, segmentos de población,

países, regiones, ciudades, o barrios, al tiempo que excluyen otros tantos individuos, grupos sociales o

territorios. Todos los países y territorios están

atravesados por dicha lógica dual, de forma que se

crean redes transnacionales de componentes dinámicos

de la globalización, al tiempo que se segregan

y excluyen segmentos sociales y territorios al interior

de cada país, región o ciudad. Naturalmente, en

proporciones altamente variables según las zonas

del mundo en que opere la competitividad. Si en

Africa, la gran mayoría de la población está excluida

del sistema globalizado (aunque sufre las consecuencias

de lo que ocurre en dicho sistema), en Estados

Unidos la proporción oscila en torno al 20%, aunque

en el centro-sur de Los Angeles asciende al 30%. Esta

geografía diferencial de la exclusión social se complica

aún más con la geometría variable de la globalización,

cuando turbulencias informativas en los mercados

financieros propulsan sectores económicos y

territorios hacia la prosperidad (valores Internet) o

la desintegración (Indonesia, 1998) según procesos

que sólo parcialmente responden a cálculos

estrictamente económicos.

Las fuentes de productividad y competitividad

en la nueva economía global dependen fundamentalmente

de la capacidad de generación de conocimiento

y procesamiento eficaz de la información.

La cual depende, a su vez, de la capacidad cultural

y tecnológica de las personas, empresas y territorios.

En la economía informacional, la educación y la innovación se constituyen en fuerzas productivas

directas. Pero siendo condiciones necesarias para el

nuevo modelo de desarrollo, no son suficientes.

Porque en la medida en que el excedente se transfiere

al mercado financiero, el comportamiento del

mercado financiero, sometido a percepciones de

psicología colectiva y a turbulencias informativas

de todo origen, influye decisivamente en la riqueza

y la pobreza de las naciones. En este nuevo modelo

de desarrollo informacional, la sociedad y las

instituciones juegan un papel decisivo. Ello es así,

por un lado, porque la productividad y competitividad

dependen de la calidad de los recursos humanos y

de la capacidad estratégica, de instituciones y

empresas para articular dichos recursos en torno a

proyectos de inversion viables y sustentables. Por

otro lado, porque la estabilidad social y política

y el eficaz funcionamiento de las instituciones

son factores psicológicos esenciales para los

inversores globales, de cuyo comportamiento

depende, finalmente, el valor de empresas y países

en los mercados financieros.

La globalización, en su encarnación actual

de capitalismo informacional desregulado

y competitivo, supera a los estados, pero articula

a los segmentos dinámicos de las sociedades

en todo el planeta, al tiempo que desconecta

y margina a aquellos que no tienen otro valor que el de su vida.

2. Identidad(es)

La informacionalización y la globalización son

procesos centrales de la constitución de una nueva

economía y una nueva sociedad en el cambio de

milenio. Pero junto a ellos, y en interacción compleja,

otro fenómeno, de indole cultural y política, está

transformando el mundo. El reforzamiento de las

identidades culturales como principio básico de

organización social, seguridad personal y movilización

política. Identidad, en terminos sociológicos, es el

proceso por el cual los actores sociales construyen

el sentido de su acción atendiendo a un atributo

cultural (o conjunto articulado de atributos culturales)

al que se da prioridad sobre otras fuentes posibles

...

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