Género neofantástico: una nueva postulación de la realidad
Majo78Trabajo28 de Julio de 2019
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Género neofantástico: una nueva postulación de la realidad.
“Nosotros hemos soñado el mundo. Lo hemos soñado resistente, misterioso, visible, ubicuo en el espacio y firme en el tiempo; pero hemos consentido en su arquitectura tenues y eternos intersticios de sinrazón para saber que es falso.” (Jorge Luis Borges)
INTRODUCCIÓN
En la siguiente monografía se abordará el género neofantástico, partiendo de la idea de que las obras pertenecientes a este género suponen una nueva postulación de la realidad. Bajo esta premisa, la cual guiará todo nuestro trabajo, será necesario establecer, en primer lugar, un paralelo entre el neofantástico y los géneros fantástico clásico y realista; sólo así podrán ser comprendidas las particularidades del nuevo género. Asimismo, entendiendo que la aparición de esta nueva vertiente literaria se encuentra asociada a los paradigmas científicos del siglo XX, se realizará una breve exposición que dé cuenta de los aspectos centrales de dichas teorías en contraposición con las llamadas teorías cientificistas del siglo XIX. La toma de conciencia de estas cuestiones, sumada al análisis de los cuentos La noche boca arriba y Ómnibus de Julio Cortázar y Hombres animales enredaderas y Malva de Silvina Ocampo permitirán una mejor comprensión de los sentidos y alcances del nuevo género, en relación a aquellos que lo preceden. Para el desarrollo de este trabajo, se tendrá en cuenta el marco teórico propuesto en clase: Cortázar y la salida a lo abierto, de Esteban Ierardo, Exponentes del relato en Latinoamérica, de Byeong-Sung Song, En busca del unicornio: los cuentos de Julio Cortázar. Elementos para una poética de lo neofantástico, de Jaime Alazraki, Literatura, comunicación y caos, de Antonio Pineda Cachero, Introducción a la literatura fantástica de Tzvetan Todorov y El efecto de lo real de Roland Barthes. Además, se recuperarán algunas concepciones e ideas propuestas en el artículo de Julio Cortázar, Algunos aspectos del cuento, Conceptos de la Literatura Moderna, de Jaime Rest y ¿Qué es lo neofantástico?, de Jaime AlazraKi.
DESARROLLO
El movimiento neofantástico, iniciado en 1915 con La Metamorfosis de Franz Kafka, surge como corriente literaria posterior a lo fantástico. Este nuevo movimiento se caracteriza por promulgar la aceptación de una verosimilitud nueva, la incursión del elemento insólito en la vida cotidiana como apertura, como pasaje hacia nuevas realidades en las que lo cotidiano toma un rumbo distinto. Según Umberto Eco, estos relatos proponen una visión del mundo que ya no obedece a los esquemas de géneros tales como el fantástico clásico o el realismo, sino que busca establecer relaciones nuevas, inclinándose a una expansión del campo de posibilidades de la lógica realista. En su artículo ¿Qué es lo neofantástico?, Alazraki, padre del término neofantástico, reconoce que, si bien, este tipo de relatos pivotea alrededor de un elemento fantástico que irrumpe en la realidad, se diferencia por su visión, intención y modus operandi: lo neofantástico asume el mundo real como una máscara que oculta una segunda realidad. En primer lugar, entonces, el neofantástico se aparta del realismo porque este último se postula como capaz de describir y explicar fielmente la realidad. El realismo concibe un mundo regido por leyes y, por lo tanto, solo hay lugar para el detalle absoluto. En El efecto de lo real, Barthes manifiesta que:
[…] Colocando lo referente como real, fingiendo seguirla de una manera servil, la descripción realista evita dejarse incluir en una actividad fantasmal (precaución que se creía necesaria para la objetividad del relato); la retórica clásica había institucionalizado de alguna manera el nombre de una figura particular, la hipotiposis, encargada de “poner las cosas bajo los ojos del oyente” de ningún modo en forma neutra, comprobatoria sino colocando en la representación todo el fragor del deseo.
Así, el teórico explica cómo la narrativa realista, mediante la descripción y el detalle, pretende denotar directamente lo real. Por su parte, citando a Jaime Rest puede decirse que al hablar de "realismo” se lo hace en función de ciertos autores del siglo XIX que trataron de ofrecer una pintura fiel de los sectores medios y bajos de la sociedad, que prestaron especial atención a los detalles de tal existencia y que intentaron mostrar la articulación del individuo en su respectivo medio. Por lo tanto, el rasgo característico de los autores realistas parecía centrarse en elaborar un lenguaje que permitiera ofrecer un cuadro verosímil de la vida cotidiana sin caer en exageraciones o "embellecimientos". De manera contraria, el neofantástico dirá que la realidad es ambigua, compleja, intersticial e inextricable. Por todo ello, su premisa fundante será la de una nueva postulación de la realidad, entendiendo que ésta no puede ser representada fielmente, ya que muchos aspectos de la misma escapan al entendimiento del hombre. Asimismo, el género neofantástico se alejará de los esquemas del fantástico clásico. En mayor o menor medida, casi todos los críticos que han estudiado el género coinciden en definir lo fantástico por su capacidad de producir miedo en el lector. Sólo por citar un ejemplo, H.P. Lovecraft sostiene que un cuento será fantástico simplemente si el lector experimenta profundamente un sentimiento de temor y terror. Por su parte, en Introducción a la literatura fantástica, Tzvetan Todorov explica que, aquel que percibía ese acontecimiento en apariencia sobrenatural, debía optar por una de las dos soluciones posibles: o se trata de una ilusión, de un producto de la imaginación (lo extraño), o bien el acontecimiento se produce realmente y entonces esta realidad está regida por leyes que desconocemos (lo maravilloso). Así, Todorov expresa que lo fantástico es la vacilación experimentada por un ser frente a este acontecimiento. Por el contrario, en el género neofantástico ya no se produce un suceso sobrenatural en el mundo que conocemos. El neofantástico erige nuevos códigos, expresados en la obra a través de diferentes procedimientos, tales como la transmutación y superposición de planos temporales y espaciales, la metamorfosis o el doble, la enajenación y la imposibilidad de comunicación y de contacto corporal entre los hombres. A todos estos elementos, se suma la presencia de una voz narrativa que establece con el lector un pacto de lectura, a partir del cual se espera que éste crea en su palabra y se sumerja de tal modo en el nuevo ambiente de manera que no llegue a plantearse preguntas sobre la naturaleza del hecho insólito. Precisamente en Algunos aspectos del cuento, el mismo Cortázar sostiene:
[…] Casi todos los cuentos que he escrito pertenecen al género llamado fantástico por falta de mejor nombre (…) En mi caso, la sospecha de otro orden más secreto y menos comunicable, y el fecundo descubrimiento de Alfred Jarry, para quien el verdadero estudio no residía en las leyes sino en las excepciones a esas leyes, han sido algunos de los principios orientadores de mi búsqueda personal de una literatura al margen de todo realismo ingenuo.
Los relatos neofantásticos ya no dependerán de seres extraordinarios, tan presentes en el relato fantástico, sino que su elemento insólito se construye por y para el hombre, situado en su propio mundo, con su realidad única. Por consiguiente, en tanto esta nueva corriente se centra en la búsqueda del hombre, su identidad, la realidad que lo engloba o la que de él se desprende, puede afirmarse que la temática neofantástica es claramente ontológica. Los cuentos elegidos serán analizados, entonces, haciendo foco en estos aspectos. Sin embargo, antes de comenzar con el análisis propiamente dicho, resulta imperativo destacar que este nuevo género se encuentra alumbrado y, de alguna manera, obedece a los paradigmas científicos del siglo XX. Las ciencias clásicas se caracterizaron por entablar una búsqueda de lo perfecto, del orden, de la linealidad; desde esta posición, postularon una perspectiva absolutista, sosteniendo que podían brindar las leyes que gobiernan el universo. De manera inversa, la ciencia del siglo XX refleja, en sus distintas teorías, la imposibilidad de alcanzar una objetividad. En este contexto, el género neofantástico abre dimensiones que se configuran en espacios de incertidumbre, no linealidad y complejidad. Dentro de esta nueva postulación de la realidad, la causalidad ya no es unidireccional sino que se presenta de una manera diferente. Si bien, puede decirse que en este tipo de relato suele partirse de un orden determinado, de una situación que podría denominarse “real”, en determinado momento este orden establecido se ve trastocado, y la narración sufre un desequilibrio, que resuelve estableciendo una nueva verosimilitud, un orden nuevo en el que no se necesitan explicaciones ni desenredos. Es aquí donde radica la verdadera naturaleza del género neofántastico.
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