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Ideas De Scheler,

makumba19 de Mayo de 2013

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Punto de partida

Scheler, antes del conocimiento y adopción del método fenomenológico, estaba ya

penetrado de convicciones fundamentales que defiende más tarde recurriendo a este

método.

La primera tesis va dedicada al tema de la ética. Los principios de la ética no pueden

fundarse en principios racionales ni resolverse en simples leyes lógicas. Scheler afirma que el

conocimiento del bien y del mal se obtiene por vías distintas de las racionales, por caminos

del sentimiento. Las nociones éticas no derivan del conocimiento del ser, sino que tienen su

fuente en una categoría especial de los sentimientos en que nos son revelados los valores.

Los valores son irreductibles al ser; los valores valen, pero "no son absolutamente".

Pero aun no siendo, tienen, no obstante, objetividad, porque significan algo independiente de

toda opinión y deseos individuales, y subsisten en la realidad. Los valores se manifiestan en

forma propia de la vida espiritual.

Scheler somete a crítica el método trascendental de Kant y de los neokantianos como

su método psicológico, porque ninguno de los dos alcanza a descubrir "la forma de la

realidad que constituye lo vida espiritual", la intencionalidad.

De los hechos de conciencia y la irreductibilidad de los valores al puro psiquismo

subjetivo.

Fenomenología objetivista

Al ponerse en contacto con Husserl, se adhirió Scheler a su fenomenología y la

asumió en adelante como su método, actitud y estilo propio de pensar. Pero la dirección que

imprimió al nuevo método ha sido distinta y personal, utilizándolo como para el desarrollo de

sus propias doctrinas. La diferencia que especifica la fenomenología scheleriana estriba no

solamente en la naturaleza de los problemas, en la tendencia objetivista y realista que la

anima.

El objetivismo sugiere el primado del ser sobre la conciencia del dato sobre lo

construido. El sujeto es declarado incapaz de construir sus objetos y se encuentra reducido a

la condición de dependencia y pasividad respecto a ellos.

En el conocimiento es el objeto el término preponderante. Así el conocimiento

significa, ante todo, una apertura del espíritu a las determinaciones de lo dado, y ha de

fundarse en una visión o intuición en que el espíritu se pone "en contacto" con un dato cuya

organización sensible o no sensible percibe.

Scheler distingue lo que llama la experiencia fenomenológica de los demás tipos de

experiencia, la experiencia o percepción natural de una cosa y la experiencia científica. Su

característica principal es "el dar el objeto en sí mismo ". Los hechos son datos en sí mismos

y, por lo tanto, inmediatamente, sin mediación de símbolos, ni signos o indicadores, tales son

"los hechos puros o fenomenológicos", que prescinden de cualquier posición del sujeto o de

los objetos a los que son aplicables, que no reciben su determinación de una serie de

observaciones, procesos de inducción o delimitaciones deductivas. Scheler sostiene que toda

experiencia no fenomenológica es una "experiencia mediata", que nunca da las cosas

mismas sino mediante dichos símbolos, mientras que esa experiencia pura es "simbólica".

Ética y teoría de los valores

Scheler comienza pues, rechazando a Kant toda moral de los bienes y los fines,

anclados en definitiva, en el bien supremo y fin último. Con ello se aparta de toda moral

clásica y tradicional. Para ello argumenta que "el mundo de los bienes se halla implicado en

la constante modificación y en el movimiento de la historia", con lo que el valor moral de la

voluntad estaría supeditado a esas cosas continuas modificables. Toda ética quedaría, pues,

cimentada sobre la experiencia histórica, en la que se nos manifiesta ese cambiante mundo

de bienes. Evidentemente no podría tener más validez empírica, inductiva y relativa.

La teoría de los valores

Es, por ello, propuesta por Scheler como fundamento de su nueva ética material y

propuesta a las objeciones de Kant. El descubrimiento de la objetividad de los valores, de su

ser en sí, entraña la exigencia de una ética material, que ha de fundarse sobre estas

esencias objetivas del valor.

Scheler establece que los valores no son

"simples propiedades de las unidades que

están dadas como cosas y de sus

estructuras reales". Trata de demostrar

esta diferenciación del valor respecto del

objeto concreto en que se manifiesta.

El valor tiene que estar dado

INTUITIVAMENTE o reducirse a tal modo

de ser dado. Esta manera de ser

objetivamente, sin existir aparte y sin

identificarse con sus manifestaciones

empíricas, es propia de las ESENCIAS.

Los valores representan un mundo especial de esencias que son llamadas

CUALIDADES VALIOSAS o CUALIDADES DE VALOR, constituyendo un dominio especial

de OBJETOS con sus particulares relaciones y conexiones. Las cualidades valiosas no

varían con las cosas ni con las modificaciones de los bienes por su propia condición de bien.

La distinción de los valores y de los bienes

Los fines siempre ligados a las tendencias, que son vivencias distintas de la

representación o percepción y del sentimiento.

El fin es inmanente a la tendencia como término de una representación o deseo, que

puede tener o no tener valor. La voluntad de los fines viene después, a través de la

representación, en el preferir objetos valiosos.

Los valores constituyen una esfera especial de las esencias. Los valores son

descubiertos por la experiencia fenomenológica, que es a priori en el sentido de que no se

conocen por la experiencia sensible o la observación empírica y se sustraen a todo

procedimiento de inducción.

Los valores no pertenecen al dominio de lo

pensado ni son captados por una intuición

racional. Scheler sostiene que la

experiencia de los valores se tiene por un

acto esencial que llama "percepción

afectiva" de los mismos, una suerte de

conocimiento que no puede ser sino

sentimiento; tal percibir sentimental lo

entiende como un ACTO ESPIRITUAL que

lo distingue cuidadosamente de los

simples sentimientos sensoriales. Los

valores sólo son dados en una percepción

afectiva absoluta, que es un sentimiento

puro captador de su esencia apriorística

Como a su vez sigue apelando la intuición

a la percepción de las esencias del valor,

de ahí que se denomine: intuición

emocional de las esencias a esta

percepción de los valores por vía del

sentimiento.

Scheler cree que al lado de una lógica de la razón hay esa otra lógica de la vida emocional

que funda el conocimiento apriorístico de los valores o una "TEORÍA PURA DEL VALOR".

Con esto ha establecido los fundamentos de su ÉTICA MATERIAL DE LOS VALORES, que

es a la vez una ÉTICA EMOCIONAL en que el sentir, amar, odiar y preferir son los actos

originarios, aprehensivos de los fenómenos de valor.

Clasificación y jerarquía de los valores

Scheler añade luego una larga serie de divisiones de los valores que él llama "claves

fundamentales de relaciones de esencia apriorística" de los mismos. Viene, ante todo, el

"principio de bipolaridad de los valores". Todos los valores se entienden en positivos y

negativos. A todo valor corresponde un desvalor, una cualidad opuesta: BELLO - FEO,

BUENO - MALO, etc. Esta antítesis valorativa es la esencia de los mismos.

Ciertos valores no pueden pertenecer sino a ciertos tipos de seres. Por ello, los

valores éticos nunca pueden ser dados como objetos, porque a sus depositarios, las

personas y los actos, no podemos tomarlos como objetos.

En cambio hay otros valores que son esencialmente valores de cosas u objetos, como

los valores de lo agradable y útil, y los mismos estéticos en sus varias modalidades.

Este autor propone cinco criterios para discernir las características de su superioridad

e inferioridad jerárquicas de los valores.

a) El primero es el criterio de DURACIÓN. "Los valores parecen ser superiores

cuanto más duraderos son". Tal duración no se mide aquí por el tiempo objetivo

en el que existen los bienes portadores de valor, sino que inscrita de algún

modo en la esencia del mismo. Es duradero el valor que tiene en sí el

fenómeno de poder existir a lo largo del tiempo, independientemente del tiempo

que exista su depositario.

b) El segundo criterio es el de la DIVISIBILIDAD. Los valores son tanto más

altos cuanto menos divisibles, o hayan de ser menos fraccionados por la

participación de muchos de ellos, es decir, cuanto más se presentan al ser

poseídos en común y de modo indiviso por una pluralidad.

Pueden notarse unidos por su similar noción de los restantes criterios de la

fundamentación y relatividad. Los valores fundamentados en otros son inferiores por su

condición de medios subordinados y relativos a otro

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