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LA FELICIDAD ES EL FIN Y BUSQUEDA DE TODO HOMBRE


Enviado por   •  16 de Octubre de 2019  •  Reseñas  •  1.995 Palabras (8 Páginas)  •  224 Visitas

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Universidad San Buenaventura Bogotá

Gehiner Alexander Candela Mendoza

Licenciatura de Filosofía

Seminario II: La Amistad

28 de agosto del 2019

LA FELICIDAD ES EL FIN Y BUSQUEDA DE TODO HOMBRE

“Cuando Aristóteles estudia la amistad, lo hace en medio de la vida moral, donde los hombres establecen vínculos con otros y la philia juega un papel fundamental. El examen aristotélico de la amistad es tan amplio que abarca la misma conformación de la polis, y por tanto termina vinculada con la justicia. La importancia de la amistad es tal, que no sólo sirve para entender nuestro ‘sentimiento hacia los otros’, sino también nuestra relación afectiva con nosotros mismos” (Lledó, E. 1995, 65). En: (Almanza, T. 2019, 2).

La motivación anterior que aparece en el programa del presente seminario, nos da apertura a la siguiente obra, la cual iniciaremos en esta nueva sesión académica: La Ética Nicomáquea, de Aristóteles.

En esta ponencia haré una reflexión sobre el primer libro titulado “Sobre la Felicidad”. Para esto, propongo la siguiente pregunta: ¿Cómo para Aristóteles la buena vida exige vivir de acuerdo con las virtudes? A partir de esta cuestión llevaré el análisis, mediante los siguientes puntos:

  • La acción como el fin de la vida del hombre.
  • La política, orientadora para lograr tales fines.
  • La felicidad, fin de todas las acciones.
  • Las acciones nos llevan a unos modos de vida y estos modos de vida a unas virtudes.
  • Las virtudes dentro de las mismas acciones del hombre de la polis

La acción como el fin de la vida del hombre.

El hombre durante su vida debe desarrollar unas acciones que van enfocadas en su actividad moral y también realiza cosas exteriores que se dan por medio de la razón humana. Estas acciones humanas van ordenadas y tienden hacia un fin. Aristóteles afirma que: “Todo arte y toda investigación e igualmente, toda acción y libre elección parecen tender a algún bien; por esto se ha manifestado, con razón, que el bien es aquello hacia todas las cosas tienden” (Aristóteles. 1995, 1094,1).

El hombre siempre busca la vida buena, para ello él debe realizar aquellas acciones para poder lograr ese fin. Aristóteles dice: “de las cosas que hacemos hay algún fin que queremos por sí mismo, las demás cosas por causa de él, y lo que elegimos no está determinado por otra cosa” (Aristóteles. 1995, 1094, 17).  Cuando se busca un fin, en este caso la buena vida, esto conlleva a que realicemos otros fines “algún fin es tal que por él queremos otras cosas y a él lo queremos por sí mismo y no por alguna otra, y tal fin no sólo es bueno, sino que es óptimo”. (Tomas de Aquino. 1983, N°19).

Para ello, es necesario tener claro qué es lo que se quiere, no se puede llegar a dicho fin sino hay conocimiento profundo de lo que se va ir a buscar, “el conocimiento de este bien tendrá un gran peso para nuestra vida” (Aristóteles.1995, 1094, 15). De este modo, el hombre debe tener claridad hacia dónde debe dirigir su misma acción para poder lograr su objetivo, por consiguiente, debe analizar todo lo que conllevará para que al final pueda lograr ese tan anhelado fin.

La política, orientadora para lograr tales fines.

Aristóteles propone una ciencia que orienta al hombre para llegar a ese último fin, esta ciencia principal tiene un grado mayor, pues se encarga de “fijar las normas generales de la acción que aseguren el bien de los ciudadanos” (Aristóteles. 1995, 1094b, 1). Esta ciencia es la política la cual organiza las facultades de acción del mismo hombre y para ello se vale de otras ciencias que le son subordinadas. Así, por ejemplo, se podría decir que la política dispone que algunos enseñen o aprendan las matemáticas, ya que son necesarias que sean aprendidas y tiene una finalidad para la vida humana; La política no se encarga de enseñar las matemáticas, pero es consciente de su utilidad y las razones porque se necesita. Lo que hace la política es disponer qué disciplinas han de existir en las ciudades, sean prácticas o especulativas, y quién debe enseñar y por cuánto tiempo. Por consiguiente, la causa final de la política es “el bien del individuo y el de la ciudad, es evidente que es mucho más grande y más perfecto alcanzar y salvaguardar el de la ciudad; porque procurar el bien de una persona es algo deseable, pero es más hermoso y divino conseguirlo para un pueblo y para ciudades” (Aristóteles.1995, 1094b, 9).

El hombre al hacer el bien interactúa con los demás hombres y este bien que es mutuo se extiende por toda la ciudad. Así el bien no es un acto individual sino colectivo, por eso, es necesario tener conocimiento de aquel fin último de cada una de aquellas acciones, pues así, se obtiene una responsabilidad que es orientada a partir de la misma política, cuando se busca la forma y la manera de lograr ese fin, no solo se busca de manera particular sino comunitaria, por ello Aristóteles resalta el valor de la misma política y la responsabilidad que ésta tiene con la polis.

Siguiendo con el desarrollo del texto aristotélico con referencia a la pregunta propuesta anterior, se puede llegar a proponer, que para vivir bien se necesitan buenas acciones, y que la política ayuda a este fin, pero son los hombres los que se encargan de orientar sus mismas acciones para que llegue a su fin. Las preguntas que ahora se debe plantear son: ¿cuál es ese fin supremo? y si vivir bien es tener buenas acciones para alcanzar ese objetivo final ¿qué implicaciones tiene ese fin? para ello Aristóteles afirma: “Sobre su nombre, casi todo el mundo está de acuerdo, pues tanto el vulgo como los cultos dicen que es la felicidad, y piensan que vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz” (Aristóteles.1995, 1095ª, 20). Dicho así, la felicidad es aquel objetivo final de cada una de nuestras acciones y obras.

La felicidad, fin de todas las acciones.

La felicidad es vista desde diferentes puntos, y, por lo tanto, se clasifican dependiendo del nivel de formación de los hombres.

La primera, proviene de la gente común, pues ven la felicidad en cosas ostensibles que manifiestan “o el placer, o la riqueza, o los honores” (Aristóteles.1995, 1095ª, 22). La segunda, es cuando se busca la felicidad de una manera egoísta. Se trata de aquel fin último que se desea y se da por la carencia de algo, “si está enferma piensa que la felicidad es la salud; si es pobre la riqueza” (Aristóteles.1995, 1095ª, 25). Todo esto pertenece a la gente del común. La tercera también; la de la gente culta, como los platónicos, no solamente se trata de buscar la felicidad en los bienes sensibles sino en aquellos que ayudan en el crecimiento de su propia vida, las virtudes, “aparte de toda esta multitud de bienes existe otro en sí y que es la causa de que todos aquellos sean bienes” (Aristóteles. 1095ª, 29).

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