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La Aventura De Ser Maestro


Enviado por   •  27 de Mayo de 2012  •  1.420 Palabras (6 Páginas)  •  792 Visitas

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LA AVENTURA DE SER MAESTRO.

La enseñanza es una profesión ambivalente. En ella te puedes aburrir soberanamente; pero también puedes estar a gusto, rozar cada día el cielo con las manos. Nadie nos enseña a ser profesores y tenemos que aprenderlo de nosotros mismos por ensayo y error.

Pensar y sentir

Dedicar la propia vida a pensar y sentir, y a hacer pensar y sentir, ambas cosas juntas. Mari Carmen Díez expresa su visión de la enseñanza: “Ahora entiendo la escuela como un sitio donde vamos a aprender, donde compartimos el tiempo, el espacio y el afecto con los demás; donde siempre habrá alguien para sorprenderte, para emocionarte, para decirte al oído algún secreto magnifico”. Fernando Corbalán, concluye: Y no sé que piensen que sólo se abre la mente a los alumnos. También la del profesor se expande y se llena de nuevos matices y perspectivas más amplias, y funciona la relación enriquecedora con los dos sentidos.

El Objetivo es ser maestro de humanidad. Lo único de que verdad importa es ayudarles a comprenderse a sí mismos y atender el mundo que les rodea. Para hacer que tus alumnos aprendan la respuesta, no tienes otro camino que recatar l pregunta original. La tarea del docente es recuperar las preguntas, inquietudes, el proceso de búsqueda de quienes elaboran los conocimientos que ahora figuran en nuestros libros. La primera tarea es crear inquietud, recrear el estado de curiosidad en que se elaboraron las respuestas. Hay que volver las miradas de nuestros alumnos hacia el mundo que nos rodea y rescatar las preguntas iniciales obligándoles a pensar.

No hay mejor regalo de los dioses que encontrar un maestro. A veces la fortuna de encontrar a alguien cuya palabra nos abre horizontes insospechados, nos enfrenta con nosotros mismos rompiendo las barreras de nuestras limitaciones; su discurso rescata pensamientos presentidos que no nos atreveríamos a formular. Su discurso nos libera y nos ensancha creando en nosotros un juicio paralelo con que reestructuramos nuestras formas de ver la realidad.

A través de las materias que enseñamos debemos recuperar y transmitir el sentido de la sabiduría}; rescatar para nuestros alumnos, de entre la maraña de ciencia y la cultura, el sentido de lo fundamental permitiéndoles entenderse a sí mismos y explicar el mundo que les rodea.

Las dificultades

Identidad profesional

El primer problema es elaborar tu propia identidad profesional. Las dificultades de los profesores de primaria suelen ser distintitas a las de los profesores de secundaria.

Pese a que una de las principales tareas que desarrollará en su trabajo será la de enseñanza de la lectura y la escritura, muy pocas diplomaturas de maestro incluyen un curso de lectoescritura, mientras que es frecuente que se dediquen cursos enteros al aprendizaje de la fonética.

Al llegar al trabajo practico del enseñanza, el profesor novato se encuentra con que tiene claro el modelo de profesor ideal, pero no abe como hacerlo realidad. Tienen claro lo que debería hacer en clase, pero no sabe cómo hacerlo. El choque con la realidad dura dos o tres años.

En este aprendizaje por ensayo y error, uno de los peores caminos es el de querer responder al retrato de robot del profesor ideal; si las cosas salen mal es porque yo no valgo, porque yo no soy capaz de dominar la clase; y de esta forma, los profesores novatos se cuestionan a sí mismos y, a veces, cortan los canales de comunicación con los compañeros que podrían ayudarles. Como señala el artículo de Fernández Cruz, la identidad profesional se alcanza tras consolidar un repertorio pedagógico y tras un periodo de especialización, en el que el profesor novato tiene que volver a estudiar temas y estrategias de clase, ahora desde el punto de vista del profesor práctico y no del estudiante de magisterio.

El profesor que llega al instituto para explicar geografía e historia, se identifica así mismo como medievalista, centrándole en una época histórica muy determinada y permitiéndole olvidar el resto de la historia. Al parecer, nadie se ha puesto a pensar en el problema de la identidad que sobreviene a nuestro medievalista cuando se enfrenta a una clase bulliciosa de 30 adolescentes en una zona rural o en un barrio conflictivo. El sentimiento de error y de auto conmiseración se apoderan de nuestro nuevo profesor.

Para colmo nuestro nuevo profesor no sabe cómo organizar

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