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La Historia Del Ciego Abdala


Enviado por   •  4 de Octubre de 2011  •  1.281 Palabras (6 Páginas)  •  9.751 Visitas

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Resumen: ‘’Historia del ciego Abdala’’

Era un hombre joven que nació en Bagdad, perdió a sus padres y heredo una regular fortuna. A pesar de su poca experiencia no malgastó su herencia, al contrario, trabajó y ahorró. Al tiempo se hizo dueño de ochenta camellos que alquilaba y sacaba una buena renta. Un día estaba en un campo alrededor de la ciudad dejando pastar a los camellos se le acerco un anciano derviche que le deseo la paz, y le dijo que si podía sentarse en el camino para hacer una hoguera para calentar su comida ya que llevaba horas sin probar bocado. Como el joven tampoco había comido juntaron sus provisiones y comieron. Hablando de todo un poco como dos personas que se acaban de conocer, el derviche le dijo que sabia de un lugar que existía un tesoro enterrado según el cargaría a sus ochenta camellos y aun así sobraría para cargar algunos mas. Al principio pensó que el derviche trataba de burlarse de su credibilidad, luego el derviche le dijo que sabia del lugar exacto y que el no lo buscaba porque no tenia donde cargar el tesoro. El joven le dijo -yo tengo esos ochenta camellos que ves aquí, y le daría la carga de uno por indicarle el lugar y que quedaría contento por su condición de derviche. El derviche le dijo que veo que eres un egoísta, lo que me ofreces no es proporcionable al favor que le iba a ser, le pidió la mitad de los camellos y finalmente aceptó. Luego fuero en busca del tesoro, llegaron a un valle espacioso pero con una entrada angosta. El derviche le dijo haz que se arrodillen los camellos para poder cargarlos con facilidad. Mientras el los arrodillaba el derviche juntó unas ramas secas y le prendió fuego, pronunció unas palabras mágicas, se levantó una espesa humareda que los envolvió completamente y al disiparse se abrió una puerta. El derviche le dijo que entrara y sin dudarlo el joven entró. A pocos pasos estaban en un amplio lugar lleno de riquezas. El joven se lanzo sobre las bolsas de dinero y las cargaba a su espalda casi que tocaba el suelo con sus rodillas por tanto peso. Por su parte el derviche recogió perlas y diamantes. Cuando terminaron de cargar los camellos antes de salir del lugar el derviche tomó una lámpara de plata y de ahí extrajo un pequeño estuche de marfil y lo guardó en su pecho. Al salir de la cueva el derviche volvió a poner las manos sobre la hoguera y repitió las mismas palabras mágicas y toco volvió como antes de sus llegadas. Salieron de la montana cada uno con sus cuarenta camellos como acordaron el derviche se despidió del joven y le dijo que se dirigía a Basora. El joven le dio las gracias por haberle dado la oportunidad de haberse convertido en uno de los hombres más ricos. Luego de unos pocos pasos el joven sintió codicia y se arrepintió de haber dado al derviche cuarenta camellos corrió detrás de el y cuando lo alcanzo le dijo, -he pensado que a ti no te hace falta esas riquezas ya que el renunció a las comodidades del mundo y vivía de limosnas además de que no podía dirigir cuarenta camellos. El derviche no se molesto y le dio diez camellos y que el se quedaría con treinta. El joven se llevo los diez camellos junto a los cuarenta que tenia y aun así su codicia lo hizo pensar que treinta eran muchos. Salió corriendo detrás de el alegando las mismas razones y el derviche no tubo inconvenientes en darlos. Ya el joven con sesenta camellos se suponía que se sintiera satisfecho, pero no fue así, la avaricia se enroscaba en el como una víbora alrededor de un tierno cervatillo. Volvió a correr detrás del derviche y le volvió hablar de los mismos argumentos de los camellos y el al fin se los cedió todos y le dijo:

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