La Metodología de Weber
Dante_Lopez10Ensayo3 de Diciembre de 2012
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El contexto intelectual de la obra de Weber esta marcado por una disputa por el método que utilizan las ciencias sociales. La teoría económica clásica veía a la ciencia como abstracta, ahistórica, y no empírica. Para esto, se apoyaba en una concepción del hombre atemporal, egoísta y racional, que tiende a la exclusiva satisfacción de sus necesidades individuales. En oposición, la escuela histórica alemana planteaba una economía histórica que permitiría discernir las leyes generales del desarrollo económico, en conexión ‘orgánica’ con los fenómenos sociales de cualquier tipo y persiguiendo el desenvolvimiento de un ‘espíritu’ peculiar de un pueblo en las diversas épocas. Planteado el problema acerca de la diferenciación entre la historia y las ciencias sociales, Dilthey dice que las ciencias sociales forman parte de las ‘ciencias del espíritu’ (concepción neohegeliana) que se nutren de la experiencia, no de la abstracción. Según Dilthey, entre el sujeto y el objeto hay una homogeneidad, sin presentar mediación alguna. Su diferenciación de las ciencias naturales de las sociales se basa en el objeto de estudio: mientras en aquellas el objeto es externo al observador, extraño, en las ciencias del espíritu es interno, entrañable. Esta diferencia se traduce al método utilizado por cada disciplina, ya que las ciencias naturales trabajan con causalidad y explicación, estableciendo leyes, y las ciencias del espíritu se nutren de la comprensión e introspección para determinar regularidades o recurrencias históricas.
Una posición muy diferente van a tomar Windelband y Rickert. Windelband propone una diferenciación entre ciencias sociales y naturales no según su objeto sino según su fin cognoscitivo, afirmando que hay ciencias que establecen leyes generales, buscando conocer lo que un grupo de fenómenos tienen en común (ciencias nomológicas) y otras que buscan lo particular, lo especifico de los objetos (ciencias ideográficas). Rickert, por su parte, adhiere a Windelband en tanto la diferenciación de las ciencias no esta determinada esencialmente por el objeto sino por sus diferentes estructuras lógicas, dividiéndose en aquellas con orientación hacia lo general (ciencias naturales) y otras con orientación hacia lo particular (ciencias de la cultura). Pero lo novedoso de Rickert es que introduce el concepto de relación de valor, en sentido que el abordaje de las ciencias naturales esta libre de valores, pero cuando se trata de fenómenos culturales el investigador aparece cargado de valores, los cuales tienen un carácter absoluto y universal.
En este ambiente se forma la metodología de Weber, producida debido a las dificultades encontradas en la práctica misma de la investigación. Weber reconoce que la ciencia histórico-social posee un objeto y un método propios, pero esto no basta para una diferenciación esencial respecto de las ciencias naturales. Esta diferenciación se produce (como en Windelband y Rickert) en la finalidad que persigue cada disciplina: mientras que la ciencia natural se orienta hacia la generalidad, la ciencia histórico-social lo hace hacia la individualidad. Weber planteará también que en el análisis histórico-social no hay homogeneidad entre sujeto y objeto, es decir, que existen innumerables mediaciones entre ellos. Estas mediaciones son los conceptos con los que analizamos la realidad (concepción neokantiana), mediante los cuales establecemos una relación de valor con el objeto ya que son construidos en relación con los valores presentes en la cultura de la época histórica en la que se encuentra el investigador.
A diferencia de Rickert, para Weber los valores no tienen carácter absoluto, sino que varían con la historia y ‘luchan’ entre sí. Esta relación de valor se distingue de lo que se conoce como ‘juicio de valor’ en tanto que su utilidad se restringe a la delimitación o selección del objeto de estudio de acuerdo con su significación en el universo cultural. En este aspecto aparece la crítica de Weber al neohegelianismo, sosteniendo que a pesar de los valores, la ciencia no es el ‘deber ser’, es decir, no puede crear racionalmente una ética. El análisis de su visión de la ciencia implica la revisión de sus supuestos epistemológicos: Una realidad social caótica, desordenada, donde el observador pone el orden, dándole sentido, y al mismo tiempo volviéndola transparente y recortándola, ya que es infinita. El observador realiza esto mediante la construcción de conceptos, constituyendo un método. La ciencia histórico-social no se ocupa de datos o hechos aislados, sino de las relaciones entre problemas, pretendiendo captar las particularidades del objeto. El conocimiento que se produce es un conocimiento relativo al objeto, el cual es construido mediante un recorte de la realidad hecho por el investigador en base a los valores que poseen significación cultural. Este es uno de los requisitos necesarios para alcanzar la objetividad en las ciencias sociales, junto a la contrastación intersubjetiva y el riguroso respeto a las reglas del método científico propuesto. Por contrastación intersubjetiva entendemos la formulación rigurosamente lógica de los resultados de la investigación, de manera que puedan ser entendidos fácilmente por otros observadores. Weber afirma que la validez de una investigación científica depende de la consistencia de los instrumentos y métodos de prueba. El método weberiano se conoce por “comprensión explicativa de las ciencias histórico-sociales” y se basa en captar el sentido de la acción a través de criterios racionales y construidos por el investigador, explicando por qué la acción ocurrió de determinada manera y no de otra. Dicha comprensión se realiza sobre la acción social propiamente dicha, es decir, sobre la acción con sentido intersubjetivo, la cual se estructura sobre un esquema de motivo – acción – resultado, donde lo propio de la comprensión es el motivo. La comprensión debe ser adecuada al objeto de estudio y debe formular hipótesis interpretativas, entre las cuales en Weber se encuentran los tipos ideales. Los tipos ideales son instrumentos metodológicos que posibilitan el conocimiento del sentido de un hecho histórico, ya que facilitan la formulación de hipótesis y conducen a la imputación causal. Este tipo de construcción tiene la particularidad de ser modelos de la realidad, construcciones que relacionan dos o más elementos o conceptos seleccionados arbitrariamente por el investigador. Su construcción esta hecha en base a la racionalidad de la acción (es decir conociendo y sopesando sus medios, fines y consecuencias) y que contiene una exageración de los rasgos mas característicos de determinado fenómeno. Este ‘alejamiento de la realidad’ permite que, al ser comparado con esta, tenga lugar la imputación causal. La imputación causal es la herramienta metodológica utilizada por las ciencias sociales en la explicación. La comprensión explicativa formula cadenas de relaciones de causa-efecto para un fenómeno particular, con el objetivo de conocer la ‘conexión de sentido’ que envuelve a la acción. En alguna medida se trata de una conversión del sistema de leyes causa-efecto de las ciencias naturales, a un esquema fin – medios – resultado en ciencias sociales, pero -teniendo en cuenta las diferencias en su objeto- el contenido del término causa y el alcance de la imputación se modifican. La imputación causal es resultado de la selección de las relaciones de causa-efecto que involucran al objeto, en torno a una dirección particular de investigación. Esta imputación es sometida a ‘juicios de posibilidad objetiva’, procesos hipotéticos en los cuales se prueba el nivel de necesariedad de una relación causa-efecto en el proceso real del fenómeno, contemplando dos casos límite: la causalidad adecuada y la causalidad accidental, siempre en la dirección de investigación propia del observador.
La articulación de los tipos ideales, que permiten determinar los comportamientos más típicos de una cultura en particular (motivos colectivos de acción) y contribuyen a determinar la previsión del desarrollo tendencial del proceso sometido a estudio; junto a la formulación de leyes causales en la explicación histórico-social, que al encontrar elementos análogos con otros hechos o procesos nos permiten construir ‘reglas generales del acaecer’ (que en ultima instancia son de carácter probabilístico), otorgan a la sociología la capacidad de previsión probable de un futuro desarrollo, y por lo tanto, su control. En este aspecto es notable la importancia que Weber otorga a la neutralidad valorativa de las ciencias sociales. Con este concepto se refiere a la diferenciación entre la labor científica y la política, en torno a la pertinencia de los valores. Según Weber, la investigación científica esta determinada por los valores en la selección del objeto y puede prestar un servicio instrumental a la política, juzgando críticamente los valores, estableciendo que medios son apropiados para tal fin, que valores se ponen en juego en tal acción, o que consecuencias tendrá la utilización de tales medios. Lo que nunca debe hacer la labor científica es decidir o influir sobre que valores deben ser aceptados moralmente y cuales no, es decir, emitir juicios de valor en subjetivos, tanto en los resultados de la investigación como en la docencia. En definitiva, la ciencia social para Weber tiene como finalidad presentar con la máxima claridad el conflicto entre valores, permitiendo a los hombres saber a que atenerse y operar y controlar sus condiciones de existencia, así como –frente al politeísmo de valores- formular un proyecto responsable de vida. Es decir (citando a Girola) que la sociología puede ser
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