La Persona Humana Desde La Dimensión ética

INTRODUCCIÓN

El conocimiento del hombre no se acaba en el horizonte de lo sensible, tampoco se acaba en el horizonte de lo intelectual, porque lo intelectual puede ser meramente científico: busca, en su afanosa inquietud por saber, el infinito horizonte filosófico. Todo animal es curioso, el hombre también lo es, pero con una orientación distinta, intenta llenar su centro interior, su naturaleza de “persona”. Así comprendemos que la filosofía es un saber de totalidad La enseñanza de la filosofía intenta formar a todos los que pasan por las aulas para que vivan su vida humana pensando lo que hacen, por qué y para qué lo hacen; se puede afirmar que la auténtica filosofía se logra cuando hay continuidad, conformidad y coordinación entre la línea de pensamiento y la actitud vital del ser pensante. Bajo esta manera de entender a la filosofía y desde la lectura de algunos autores es que intentaré reflexionar sobre el tema “la persona humana desde la dimensión ética” que implica incursionar en dimensión antropológica por un lado y en la dimensión ética que atraviesa indudablemente a la persona en todo su accionar, terminando es trabajo con una reflexión personal del tema.

DESARROLO

Para comenzar a explicar la relación de “la persona humana y la dimensión ética” que propuse considero primordial establecer las definiciones correspondientes para hondar en la temática:

Iniciaremos por aclarar el término “persona” a fin de delimitar conceptualmente su significación y de esta manera evitar equívocos posibles.

El término “persona” proviene etimológicamente de raíz latina: “personare”. Esta expresión se puede enriquecer con muchas interpretaciones.

En nuestro caso tendremos en cuenta la expresada por el filósofo romano Boecio (470-525). Es él quien nos legó la siguiente definición: “la persona Humana es una sustancia individual de naturaleza racional”, que analizando su enunciado podemos dejar en claro que se refiere a la persona humana como algo permanente que existe en su totalidad, o sea dividirse significaría dejar de existir, y donde su naturaleza lo caracteriza con la posibilidad de poseer una conciencia que lo hace único.

El significado del término comprende no sólo a la persona humana, sino también a la Persona Divina. Esto es así, porque Dios también es Persona (en el terreno de la teología cristiana), pero en un sentido divino y por tanto diferente, en lo esencial, al que tiene en el hombre, que lo es en un sentido humano. Por tanto, no es caer en una redundancia cuando decimos “persona humana”. En nuestro caso, analizaremos lo vinculado a la persona humana por ser el sujeto y objeto de nuestro estudio, mientras que el tema de la Persona Divina es objeto de estudio de la Teología.

Se puede definir la “persona humana” como el hombre, individuo humano, destacando su sentido privilegiado entre los seres vivos del mundo físico. En cuanto posee una naturaleza racional es capaz de conocer y proponerse sus propios fines, como o así también de deliberar sobre los medios para alcanzarlos.

A diferencia de los seres irracionales, la persona humana no se encuentra necesariamente inclinada a la realización de sus fines propios. Por ende, la consecución de los mismos es producto de una libre decisión. La búsqueda de estos fines propios significa en definitiva la búsqueda del bien.

Así surge la afirmación de Santo Tomás de Aquino, que la persona humana es “aquello que es perfectísimo en toda la naturaleza”. Asimismo es “una unidad sustancial de cuerpo y alma”. Con ello quiere decir que lo sustancial lo convierte en alguien profundo e imposible de separar en sus dos dimensiones, cuerpo y alma, que hacen a la naturaleza humana.

La Ética es parte de la concepción del hombre y estudia aquella cualidad de los actos humanos que consiste en estar o no orientados al bien, es decir aquellos que se realizan con uso de razón, con libertad y conciencia. La postura que se desarrolla en el módulo dice que “la ética es una ciencia práctica de carácter filosófico”. Con esto se intenta explica que es un conocimiento racional de verdades ciertas y universales que tienen un objeto de estudio (los actos humanos), y gracias a eso se encuentra una practicidad ya que no es un saber para observar sino para actuar entendido por la inteligencia y fundamentar así el obrar humano. Al referirnos a su objeto de estudio podemos dividirlo en material y formal. El primero, son “los actos humanos” (surgen de la libertad), que se los distingue de los “actos del hombre (no proceden de la libertad, como por ejemplo, los actos realizados automáticamente o instintivamente). También pueden ser considerados aquellos actos realizados bajo la influencia del alcohol, de la droga u otras sustancias, que provoquen la anulación parcial o completa de la libertad y de la conciencia. Y el objeto formal, estudia como dijimos los actos humanos pero teniendo en cuenta la rectitud de los mismos, es decir si están o no ordenados al bien. Para el hombre el bien consiste en alcanzar el fin último, es

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