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La caverna de la ideología burguesa


Enviado por   •  21 de Marzo de 2021  •  Ensayos  •  2.610 Palabras (11 Páginas)  •  85 Visitas

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[pic 1][pic 2]Universidad Nacional Autónoma de México.

[pic 3]Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

La caverna de la ideología burguesa

Introducción

        ¿Cómo es posible desenmascarar la ideología burguesa que impide, de acuerdo con la concepción materialista de la historia de Marx, que los sujetos sean conscientes de su papel en la sociedad como creadores de aquella realidad que les parece ajena y fuera de su control? Esta  es pregunta motiva el presente texto; la consideramos un cuestionamiento relevante pues de acuerdo con el ideal revolucionario del pensamiento marxista sólo es posible la conciencia de clase cuando los sujetos que constituyen las clases entienden que es su actividad y su pensamiento el que genera las instituciones que posibilitan el orden social.

        Esta conciencia del papel del sujeto como creador de la realidad en la que se desarrolla su vida no es inmediata. En otras palabras, el mundo como lo percibimos puede parecer como una creación ajena a la voluntad de los hombres (una creación externa, inmanente, es decir una cosa), esta visión del mundo es sostenida por la estructura económica y la superestructura ideológica que impone la clase dominante para mantener el estado de las cosas de manera que sus intereses privados (como clase) sean vistos como intereses de toda la sociedad. De esto se desprende que los individuos no viven en la realidad, sino en la apariencia.

        Para que la praxis sea llevada a cabo lo primero que debe caer es la apariencia. Con ella caen las verdades inmanentes y supraterrenas, con este derrumbe es que puede comenzar a construir una nueva realidad basada en lo terrenal, entendido no solo como la aceptación de lo material como base de la realidad, sino también como la posibilidad de los hombres, por medio de su terrenal actuar de modificar sus realidad y las condiciones de su existencia.

        Así, el presente trabajo hace uso de la alegoría de la caverna de Platón no únicamente con la finalidad de ilustrar el argumento de la ideología burguesa como una irrealidad que impide la creación de una conciencia de clase y, por tanto, de la revolución proletaria; sino también como forma de ilustrar una propuesta sobre el modo correcto de enfrentar la apariencia para lograr el entendimiento del poder creativo que tienen los hombres sobre su propia existencia.

Desarrollo

        Korsch (1971, p. 81) propone que el pensamiento marxista no puede ser encasillado en ninguna de las categorías existentes de las ciencias burguesas. Esto es así porque el pensamiento de Marx, que parte de una crítica a la economía política, implica una nueva forma de concebir la realidad en su totalidad. Es útil recordar el concepto de totalidad desarrollado por Lúkacs pues el concepto implica la unión dialéctica de todos los fenómenos sociales; dicho de otro modo, pensar la sociedad es pensar la totalidad y esto es así porque es en la sociedad en la que se generan todas los medios para interpretar, describir, explicar, producir y reproducir la realidad que nos circunda. Es evidente, al considerar el pensamiento marxista como un estudio de la totalidad de lo social, que no pueda ser abarcado por una etiqueta burguesa. Pensar desde el materialismo histórico es pensar no solo en “economía”, “filosofía” o “sociología”, sino en un conjunto de relaciones sociales que determinan el desarrollo teórico de todas estas ciencias; además, el marxismo entendido de esta forma implica, necesariamente, la conciencia sobre la posibilidad de cambio y la praxis como medio de interpretación, pues es mediante el actuar que los sujetos reconocen su papel en la realidad socio-histórica.

        Hemos dicho que el marxismo es una crítica, específicamente una crítica de la economía política; para Korsch (1971, p. 81) “Esta crítica debe entenderse desde luego, como una crítica de la economía política tradicional, pretendidamente “sin supuestos”, pero, en realidad, estrictamente burguesa; es decir, determinada y trabada por premisas burguesas.” El autor, como podemos ver en la cita, plantea que la economía política no es una ciencia neutra sino una ciencia que parte de presupuestos establecidos por el pensamiento burgués. Estos presupuestos quedan escondidos tras las supuestas “leyes” que sigue el proceso económico. Así, como ya se ha mencionado, el marxismo no puede ser contenido dentro de las categorías burguesas pues su labor es la de la superación de las trabas ideológicas impuestas por el pensamiento burgués al método y teoría de las diversas disciplinas. Esta superación, siguiendo al filósofo alemán (1971, p. 87), solo puede realizarse si uno parte del punto de vista de la clase dominada, del proletariado.

        Adoptar este punto de vista es necesario pues, a parecer de Korsch (1971, p. 86), el objetivo de Marx y de Engels “era simplemente poner al descubierto, desde su base económica hasta sus ramificaciones ‘ideológicas’ más finas, el punto de vista burgués que ellos combatían, y llevar la batalla crítica, hasta sus últimos reductos.” La argumentación del pensador alemán retoma los conceptos de estructura, con la que se hace referencia a la parte material (económica y productiva), y el de superestructura, como la parte ideológica  (política, jurídica, artística, espiritual) de la organización social. De los nombres de estos conceptos se puede inferir que la estructura económica es la que determina, en última instancia, la superestructura; dicho de forma sencilla son las relaciones de producción, el proceso económico, el que determina cómo se desarrollaran las formas jurídicas, artísticas, filosóficas y políticas de una sociedad. Así, solo una sociedad basada en el modo de producción capitalista podría producir los ordenamientos jurídicos, la organización política y las expresiones artísticas que podemos identificar en nuestras sociedades modernas. Marx, citado por Korsch (1971, p. 88), señala que “El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general.” Por ejemplo, las relaciones capitalistas de producción, basadas en la acumulación de capital, inducen a la necesidad de crear legislaciones que propongan la propiedad privada y la propiedad intelectual como grandes pilares que sostienen la organización social (formas de evitar el conflicto y el caos); la realidad que sostienen, sin embargo, es la creada por el modo de producción capitalista.

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