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La familia como primera escuela de fe


Enviado por   •  10 de Marzo de 2020  •  Ensayos  •  2.061 Palabras (9 Páginas)  •  180 Visitas

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CONFERRE

LA FAMILIA COMO PRIMERA ESCUELA DE LA FE

ALDAIR DE JESÚS ARTETA MUÑOZ

31 de Mayo de 2016

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Postulante, Orden De La Madre De Dios.

LA FAMILIA COMO PRIMERA ESCUELA

DE LA FE

La primera instancia que la fe ilumina en la sociedad de los hombres y mujeres es la familia. En este escrito se puede inferir o reflexionar sobre la gran responsabilidad que tienen los padres en cultivar la fe en sus propias familias. Por lo que el hogar es un lugar privilegiado para el crecimiento de una fe solida e integral: en el corazón, en la mente y en la acción. El Papa Benedicto XVI decía, en el Encuentro Mundial de las Familias en Valencia, que “transmitir la fe a los hijos, con la ayuda de otras personas e instituciones como la parroquia, la escuela o las asociaciones católicas, es una responsabilidad que los padres no pueden olvidar, descuidar o delegar totalmente”.  Es decir, los padres insustituiblemente, tienen ese protagonismo en la educación de la fe en los hijos. Pero los hijos conformen vayan creciendo, van asumiendo su vida de fe, deben ayudar a sus padres a mantenerse y a sus hermanos a cumplir sus promesas bautismales.

En primer lugar, la fe en la familia va creciendo mediante la oración, podemos decir que es como el aire que el cristiano necesita para respirar y poder vivir. Una verdadera familia cristiana nace desde las promesas matrimoniales. Llenos de la gracia de la fe, la familia se mantiene y se hace camino que lleva a un camino de santidad, principalmente por medio de la oración. Como dijo su Santidad Juan Pablo II: “Familia que reza unida se mantiene unida”. Crecer en una vida de oración es compromiso de todos: los padres que van madurando aún más interiormente y los hijos que van adentrándose en la adultez. La participación de los niños en la familia se debe dar desde el vientre de su madre, ya que es allí donde la madre empieza a transmitir los más bellos sentimientos de amor y piedad. Es muy importante que vayan adentrando a los niños desde muy temprano a una vida de oración.

Los seres humanos en la niñez son muy sensibles a las cosas de Dios. No solo han de aprender a orar con la señal de la cruz o las oraciones ya formuladas como el Padre Nuestro, el Ave María, etc. Si no con la oración espontanea que sale desde sus adentros. Algo muy significativo y que puede ayudar a los padres  a introducir a los niños en una vida de oración, son las oraciones de alabanza, de acción de gracia y suplica, o simplemente con breves jaculatorias aprendidas que pueden rezar en varios momentos del día. Un momento privilegiado e importante para orar en familia es cuando están juntos en la mesa, agradecer a Dios por el alimento recibido. También otro momento oportuno por la noche, al acostarse. Bendecir a los hijos, dar gracias por lo sucedido en el día y pedir perdón por las faltas cometidas. Suplicar por los más necesitados, renovar los buenos propósitos y descubrir la acción de Dios en sus vidas durante el día.

La familia experimenta un profundo y autentico crecimiento de la fe en la celebración de todos los Sacramentos. Especialmente en la participación de toda la familia en la Santa Eucaristía Dominical. La familia descubre la belleza del Día del Señor, la importancia de la escucha de la Palabra, y participa activamente en los ritos sagrados, con la comunidad y el sacerdote. No es sólo una tradición que hay que conservar, sino un momento privilegiado para que los adultos se dejen educar en la disciplina del culto, y para educar a sus hijos en la apertura a los sagrados misterios de la fe. En el Sacramento de la Reconciliación, los niños descubren la riqueza e importancia de ese sacramento cuando ven a sus propios padres arrodillados en el confesionario, pidiendo perdón a Dios por sus faltas. Es allí, donde van descubriendo lo importante de la humildad, del perdón y de la gracia de Dios que purifica y fortalece al cristiano penitente.  

Además, es importante cultivar las devociones en las familias. Es agradable el hogar que posee signos claros de la presencia de Dios. Esos signos claros pueden ser el agua bendita, la imagen de los Santos, un Oratorio familiar, un Crucifijo o simplemente la Biblia abierta en cierto lugar visible e importante de la casa. Ese ambiente orante invita a la fe, suscitando la confianza en Dios en todos los miembros de la familia. La oración de la familia puede ir acompañada de los tiempos litúrgicos. Preparas juntos la navidad, rezando la novena alrededor del pesebre o encendiendo cada domingo la Corona de  Adviento, son gestos que ayudan al fortalecimiento de la fe. También otro gesto importante es el vivir la Cuaresma por medio de las acciones  propuesta que la Iglesia ofrece para este tiempo. Vivir intensamente en familia el Triduo Pascual, como momento central de nuestra fe cristiana.

La familia es especialmente un ámbito propicio para crecer en nuestra comprensión y aprender vivir la fe. Toda la familia, padres e hijos; debe conocer a fondo lo que Dios quiso dar a conocer en su hijo Jesucristo. Un importante y fundamental medio para esto es conocer las Sagradas Escrituras, especialmente los Evangelios. La lectura de la Palabra de Dios no debe ser solamente de carácter informativo, sino que debe calar en nosotros, en modo de oración la pregunta: ¿Qué quiere decirme Dios por medio de este texto de los Escritos Sagrados? Instruidos por la Sagrada Escritura, los padres estarán preparados para iluminar sus vidas según la Palabra de Dios, y bien dispuestos para orientar y guiar a sus hijos en los caminos del Plan Divino y Salvífico de Dios. Todos pueden ayudarse mutuamente en familia a informarse. Incluso si es necesario utilizando los medios de comunicación para aprender sobre la fe de cada uno y transmitiéndosela a los demás.

La Lectura, el estudio y la práctica del Catecismo de la Iglesia Católica es un medio muy importante y excelente que ayuda al crecimiento de la fe. Los padres tienen una idea errónea de que la etapa de catequesis simplemente es la infancia y así no es. En realidad, la catequesis es el esfuerzo continuo de la Madre Iglesia por enseñar a todos sus hijos a conocer, celebrar y vivir las enseñanzas de Cristo. Por lo tanto, hemos de entendernos siempre en ese camino de formación en la fe, sin importar la edad. Además, el hecho de conocer las enseñanzas del Catecismo,  permite a los adultos entender cómo conciliar la fe y la cultura, su trabajo y la familia, la oración y la acción, y también corregir los errores o aclarar las dudas de sus hijos en las cuestiones que ellos, sobre todo en la adolescencia y en la juventud, suelen plantear y plantearse a sí mismo.

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