La transformación del mito al logos

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LA TRANSICIÓN DEL MITO AL LOGOS

A través de la razón

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La transición del mito al logos

El pensamiento filosófico, que comienza en Grecia con la tradición de los llamados presocráticos, aparece con signos claramente diferenciados con respecto a las anteriores formas de cultura, centradas en lo que denominamos pensamiento mítico. Pero hubo un momento donde surgió un nuevo pensamiento y de ahí nuevas explicaciones filosóficas a los hechos para los cuales el viejo pensamiento mítico también apuntaba a una explicación. Con base a esto considero que la positividad ha invadido de un golpe la totalidad del ser y con ello la forma de ver las cosas sobre el hombre y los dioses. No existe realidad alguna que no sea Naturaleza. Y esta Naturaleza, cortada de su pasado mítico, deviene ella misma, objeto de una discusión racional.

Pero todo esto viene desde nuestros antepasados al encontrar la duda y la confusión sobre su origen y su nacimiento dando espacio a la distinción importante se da entre dos formas de explicaciones analógicas: la explicación mítica consiste «en que lo insólito se traduzca a categorías personales y que las cosas que están por encima del hombre sean entendidas por analogía con el sujeto humano», mientras que la explicación racional parte de una «analogía esclarecedora no toma- da del ser personal del hombre mismo, sino de los acontecimientos de su entorno próximo y de su vida cotidiana».

Según los milesios ni el mito racionalizado que encontramos en Hesíodo es tan poco inteligible o positivo como se pretende, ni la metafísica presocrática es tan naturalista y materialista como se afirma, Por esta razón, creo más acertado poner el acento en un rasgo que sí diferencia plenamente al pensamiento mítico, tal como lo conocemos, y al racional: desde su aparición, éste se supone refutable, objeto de controversia y crítica, y en función de ello se comportan quienes participan de su despliegue. Evidentemente, tal refutabilidad sería imposible sin el nuevo talante de las explicaciones científicas modernas.

En cualquier caso, esta discusión nos pone de relieve que, si es importante señalar la diferencia existente entre las nuevas explicaciones y las arcaicas. A fin de cuentas, El pensamiento mítico ocasiono un pensamiento racional hacia el tema pero deja muy en claro que lo único que podemos conocer con veracidad es lo que pasa por los sentidos, es decir, por todo aquello que yo puedo percibir y ahí es donde nace la ciencia pero también los conflictos con la iglesia.

Así como la teología tiene límites, la fe y la razón también la tienen porque que todo no lo puedo conocer a través de la fe, ya que la fe solamente es para la esperanza en la salvación e inmortalidad. Pero a través del pensamiento se fue dejando atrás ya que no se puede probar, se puede creer en Dios, pero no se puede probar la existencia de Dios, porque se sustrae a la razón y eso es uno de los limites fuertes que contiene esta.

Por eso Dios entra en el reino de la teología, cuando se habla de este reino es el de la fe y obligatoriamente debo creerlo. Cuando vamos a la iglesia, el padre dice palabra de Dios, lo que significa que no la puedo discutir y ese es el límite de la razón con relación a la fe.

Pensando racionalmente se deduce que toda elaboración teórica que se pretenda hacer de Dios tiende a ser fallida porque la razón solo puede conocer lo que pasa por el mundo de la percepción y Dios solo pasa por la intuición lo que causa que algunos mitos religiosos aun estén vigentes en la sociedad.

Kant a pesar de ser tan racionalista sabe muy bien que para que haya un espacio para Dios, la libertad e inmortalidad del alma hay que doblar el mundo como lo hizo Platón con el mundo de la sensibilidad, que es el conocimiento que pasa por los sentidos y el mundo de las ideas, pero funciona a través de una razón profunda, que a su vez es una razón dialéctica, creando una de las preguntas más difíciles de la filosofía que consiste en saltar del mundo de los fenómenos al mundo de las ideas.

Cuando se dobla el mundo es a causa de los fenómenos de la naturaleza incluyendo a el hombre, que es un ser activo de la naturaleza por su cuerpo, pero cabe destacar que también tiene alma o tiene un espíritu. Aquí nos damos cuenta que Dios no es un fenómeno de la naturaleza y se dobla el mundo.

Cuanto Platón dividió al mundo se divide en el de los fenómenos donde va incluida la naturaleza y en el de las ideas al cual no se acceder a través de la percepción sino a través de la intelección como ideas de mi razón. Es decir que, si el alma existe, de ella no tenemos percepción, pero tenemos su idea, aunque el gran problema es que no la puedo probar porque si no tengo percepción de mi propia alma mucho menos la de los demás. Aun así, no se desecha como una realidad porque por un acto de fe se cree en su existencia y si no fuese así solo estaríamos vacíos por dentro.

El alma deja de ser mera potencia natural y se convierte y concibe a sí misma como sujeto moral. Pero no nos engañemos. La evolución posterior del concepto de alma en el conjunto del pensamiento griego patentiza la dificultad real de permanecer en ese nuevo significado que entraña una dimensión de autonomía, de libertad espiritual.

Otro que doblo el mundo con su amplia forma de pensar fue Descartes ya que dijo que el universo estaba construido de logos, Dios es el logos superior y los hombres participaban de él. Dios es una sustancia llamada colita y de ahí dedujo dos cosas, su frase representativa pienso y luego existo y que el universo se dividía en la sustancia que piensa y en el tiempo y el espacio donde están todas las cosas.

Todos estos factores permiten comprender mejor el paso del mito al logos. Pues el mito es un pensamiento totalizante, que no sólo proporciona explicaciones religiosas del orden cósmico, sino también de la estructura social, del papel político de cada clase, del código moral tradicionalmente admitido, etc., precisamente mediante la proyección de tales instituciones sociales sobre la naturaleza, haciendo de ellas representaciones del orden natural.

El logos pretende ordenar racionalmente para evitar el caos que ha dado lugar el choque entre las viejas realidades naturales y la nueva realidad social, todo ello, en fin, derrumba definitivamente la creencia ciega en las explicaciones míticas, al menos a ese nivel. Y para acabar, la progresiva desvinculación de la administración de la justicia de las tradiciones religiosas.

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