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Mito Al Logos


Enviado por   •  4 de Octubre de 2013  •  2.727 Palabras (11 Páginas)  •  731 Visitas

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EL PASO DEL MITO AL LOGOS

ORIGEN DE LA CIENCIA

El paso del mito al logos o el nacimiento de la filosofía Lagos es un término griego que significa razón (y palabra, entre otros significados). De logos deriva lógica, por ejemplo. “El paso del mito al logos” consiste en el paso del pensamiento mítico al racional.

El origen de esta forma superadora del pensamiento mítico se sitúa en la Grecia del siglo VI antes de nuestra era, más concretamente en Jonia, y es obra fundamentalmente de los filósofos de la escuela de: Mileto Tales, Anaximandro y Anaxímenes.

Como la ciencia es el pensamiento racional por excelencia, la expresión “el paso del mito al logos” normalmente se emplea como sinónima del nacimiento de la ciencia o la filosofía. En efecto, la palabra filosofía significa “amor a la sabiduría” (phileo =. amar; sophia =. sabiduría), habiéndose de entender aquí el término de “sabiduría” por ciencia en general, tanto la física como la ética o la teoría política. Siguiendo a Guthrie, se podría decir que tal paso «se produjo cuando empezó a cobrar forma en las mentes de los hombres la convicción de que el caos aparente de los acontecimientos tiene que ocultar un orden subyacente, y que este orden es el producto de fuerzas impersonales».

Según Platón y Aristóteles esta mutación sería fruto de la admiración. Esto supone un logro extraordinario ya que, en el contexto de la época en que se produjo, lo normal y más probable eran las explicaciones de orden sagrado, religioso y mítico que apelaban a seres personales y sobrenaturales con poderes extraordinarios. (En un período ya tardío Epicuro señala, de manera contundente, el abandono del mito para dar lugar a la explicación racional: «basta con que se excluyan los mitos; cosa que es posible, si en perfecto acuerdo con las apariencias o fenómenos, los consideramos como signos de lo que no aparece», Carta a Pitocles.

Pero si bien la mayoría de los autores están de acuerdo en señalar en los milesios el origen del pensamiento filosófico y científico-racional, no hay una interpretación única de las causas que produjeron tal paso del mito al logos. En este sentido fue famosa la polémica que enfrentó a Burnet con Cornford. Según Burnet los filósofos jonios habían franqueado «la vía que la ciencia, a partir de este momento, no ha tenido más que seguir». Esta idea implicaba la suposición de que el pensamiento racional - la filosofía en su forma originaria - había hecho aparición de un modo repentino, sin historia previa que investigar, como una «milagro griego debido a las supuestas peculiaridades del espíritu griego.

El paso del mito al logos supone la sustitución de causas sobrenaturales para explicar los hechos por causas de tipo natural. En efecto, los mitos son historias sagradas mediante las que se explican sucesos (ordinarios o extraordinarios), en principio incomprensibles, recurriendo a causas sobrenaturales, especialmente dioses. Normalmente la explicación de esos sucesos se remonta a la de sus orígenes. En este sentido, los mitos arquetípicos o modélicos son los que se remontan al origen del universo.

Por el contrario, el pensamiento racional explica los hechos mediante causas naturales. Por ejemplo, Tales de Mileto defendía que el primer principio (arché o arjé) del universo era el agua. Esta teoría de Tales podrá ser verdadera o falsa, pero en todo caso es racional.

Por otro lado y como dice Aristóteles, los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración. Este asombro o admiración se produce al mirar las cosas no con la mirada habitual de todos los días, sino como si fuese la primera vez, preguntándonos entonces por su porqué.

Por último, la Grecia antigua, al dar el paso del mito al logos, se erigió en la cuna de la cultura occidental.

Significados del término “mito” tiene en nuestra cultura al menos dos significados, que además son contrarios entre sí:

1) Invención imaginaria, fantástica, ficticia, irreal.

2) Historia sagrada, y por tanto verdadera –se entiende que para los creyentes correspondientes.

El término “mito” adquiere el primer significado tan pronto como en la Grecia antigua se pasa al logos. El segundo significado aparece cuando, aproximadamente a finales del siglo XIX, surge en occidente el interés por conocer otras culturas. A su vez este interés estuvo ligado, por un lado a la revalorización de esas otras culturas, hasta entonces consideradas “inferiores”, y por otro, a una conciencia de crisis de nuestra propia cultura occidental.

Este segundo significado de “mito” es el usual entre los antropólogos, y el que se explica a continuación. “Los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración. Por eso también el que ama los mitos es en cierto modo filósofo; pues el mito se compone de elementos maravillosos.” Aristóteles, Metafísica.

Características del pensamiento mítico

1-Todo mito narra hechos protagonizados por dioses y otros seres sobrenaturales. Por ejemplo, la creación del mundo (mitos cosmogónicos).

2-Precisamente estos hechos divinos son la causa y el origen de los acontecimientos más relevantes para el hombre, tales como la existencia del mundo, las constelaciones, el género humano, la división de éste en dos sexos, las instituciones, el bien y el mal, el trabajo, etcétera.

Gracias a esta irrupción de la divinidad en el mundo, éste cobra sentido para el hombre, y no ciertamente un sentido profano, sino sagrado, o al menos sobrenatural. Por ejemplo, la interpretación de una peste o la diversidad de las lenguas (Torre de Babel) como un castigo divino.

3- En consecuencia, la influencia del hombre en el mundo queda casi limitada a conocer los deseos de la deidad, los motivos de su enojo, los modos de aplacarla… Esta limitación de la libertad humana puede llegar hasta su anulación: el hombre no sería dueño de su vida en tanto que estaría marcado por el destino. Por ejemplo, Edipo mata a su padre y se casa con su madre, sin él saberlo, cumpliendo con el vaticinio de los dioses.

4- La verdad de los mitos se fundamenta en la revelación divina, la cual, estando reservada sólo a unos pocos, éstos pasan a formar la casta de los adivinos, magos, chamanes, brujos o hechiceros. Se considera que sólo ellos podrán, por ejemplo, curar a un enfermo mediante los pertinentes ritos y cantos sagrados.

5-Por último, los mitos justifican las actividades y modos de comportarse del hombre, tanto en situaciones extraordinarias como cotidianas. Por ejemplo, el mito de que una edad de oro sucederá a la destrucción del mundo dio lugar a que los indígenas de algunos pueblos del Congo, cuando su independencia en el año 1960, quitaran los techos de las chozas para dejar paso a las monedas de oro que harían llover sus antepasados.

MITO Y EXPLICACIÓN RACIONAL.

El mito es una narración dramatizada y fantástica que surge como respuesta a problemas generales del hombre, sobre el mundo, su origen, funcionamiento…, o sobre el hombre mismo, procedencia, nacimiento, destino, muerte etc. En los mitos suelen aparecer personajes, más o menos divinizados que, con sus acciones y relaciones, dan respuesta a los distintos acontecimientos que suceden en el cosmos o en el mundo humano.

El pensamiento racional (filosófico) lejos de pretender la adscripción a una creencia bajo un lenguaje dramatizado, intenta fundamentar una explicación bajo el peso de los argumentos y la demostración. Las fuerzas naturales ya no estarán representadas por figuras antropomórficas (Zeus, Poseidón, Dionisos...), sino que se comprenderán en la perspectiva de un funcionamiento del cosmos bajo el dictado de principios abstractos (causalidad, oposición de contrarios, principio de identidad etc.).

Por otra parte, de la actitud mítica frente a la realidad se desprendía una conciencia tal, que el acontecer, lo que sucedía, se mostraba como imprevisible. Si todo lo que aparece o desaparece, si todo suceder es producto de una voluntad divina, no hay razón para pensar que las cosas sigan siendo como son, idénticas a sí mismas, ni tampoco para poder prever el futuro, ya que lo que pasó en el pasado, muy bien puede ocurrir de manera totalmente distinta en el futuro, dada la arbitrariedad de la voluntad de los dioses. Con esta lógica, la realidad no se puede prever ni tampoco conocer. Sólo cabe adorar a los dioses y hacerles ofrendas, para mantenerlos en buena disposición hacia los humanos. En esta situación sólo algunos individuos, investidos con "poderes sobrenaturales", pueden servir de mediadores entre dicha voluntad divina y los deseos y aspiraciones humanas. Son estos intermediarios; médiums, hechiceros, sacerdotes, chamanes, los que poseen la "facultad" de leer los signos, la "huella" de la voluntad divina y actuar en consecuencia.

EL PENSAMIENTO RACIONAL.

Frente a esa actitud y a ese pensamiento dramatizado se va desarrollando un pensamiento que toma como base la explicación racional. El Logos comienza realmente cuando la idea de arbitrariedad es desterrada y sustituida por la idea de necesidad: las cosas suceden cuándo y cómo tienen que suceder siguiendo unas leyes e independientemente de la voluntad de los dioses. Los procesos naturales están regidos, a la luz de este pensamiento, por leyes necesarias que se cumplen sin remisión, implacablemente.

A esta primera idea de necesidad se hallan enlazadas otras ideas que constituyen el armazón del pensamiento racional:

a) La idea de permanencia. Todo posee una manera de ser constante, el agua, por ejemplo, se solidifica y licua a una determinada temperatura, cambia de estado, pero posee unas cualidades constantes que la hacen ser agua y no otra cosa. A esta manera de existir constante se le llamó eidos (esencia). Es lo que la cosa es a pesar de sus cambios y de sus apariencias.

b) La idea de verdad: fenómeno/ esencia. De un lado tenemos lo que hay de permanente en las cosas, de otro lo que tienen de cambiante. Los sentidos nos muestran las cosas en su diversidad, en sus cambios fenoménicos; la razón por el contrario, nos muestra lo que vemos en su unidad, en lo que las cosas son más allá de la apariencia.

c) La idea de identidad. Frente a la multiplicidad y diversidad de las apariencias, está lo que en las cosas hay de común, deidéntico. Frente a la multiplicidad hay un fundamento de unicidad.

Conocer las cosas será, desde el logos, saber lo que las cosas son verdaderamente, en esencia, lo que tienen de permanente y de común. Pero para este tipo de conocimiento los sentidos no bastan, pues éstos nos dan una imagen múltiple de lo real, es necesario un esfuerzo intelectual.

Es justamente en este punto en que el la concepción griega del conocimiento se desdobla en dos modos:

- De un lado el conocimiento que nos facilitan los sentidos: conocimiento sensible.

- De otro el alcanzado por medio de la razón: conocimiento inteligible.

Esta heterogeneidad se manifiesta en primer lugar en las matemáticas, en el descubrimiento (sólo posible por medio de la razón) de la estructura geométrica y aritmética que subyace en los objetos reales. Detrás de las apariencias múltiples de la realidad visible se puede inteligir una regularidad matemática, una armonía de leyes numéricas y geométricas.

Conocer lo que de común hay en las cosas, lo que hay de idéntico en lo diferente, fundamenta la actividad racional desclasificar, y esta actividad es a su vez necesaria para toda actividad científica, es decir, para todo saber verdadero. Si ascendemos, si progresamos en esta actividad del clasificar, veremos que hay "rasgos comunes" cada vez más universales, que hay notas características que definen a conjuntos de seres cada vez más numerosos. De esta forma, podemos llegar a explicarnos la realidad, a saber de ella, tan sólo a partir de unos pocos "rasgos", incluso de uno solo. Por ejemplo, Aristóteles se planteará conocer las cosas en tanto “son”. El rasgo fundamental de “ser” está en todas las cosas, pues todas son. Esta categoría filosófica de “ser” reúne a toda la realidad en torno a una sola peculiaridad: “algo es”.

Incompatibilidad del pensamiento mítico con la ciencia y la libertad humana

El hombre con mentalidad mítica se siente rodeado de un mundo que obedece a fuerzas mágicas, a voluntades divinas o fuerzas milagrosas. Por eso mito y ciencia son incompatibles; esto es, porque las leyes científicas sobre el acontecer del hombre o la naturaleza expresan uniformidades, y no hay uniformidad posible cuando cada ser está al arbitrio de poderes sobrenaturales, que es lo que sucede según los mitos.

Pero los mitos tampoco son compatibles con la libertad humana al considerar que el hombre está sometido a la voluntad de los dioses, que son quienes deciden su destino. Por eso el descubrimiento del logos o la razón va unido tanto al de la ciencia como al de la libertad humana.

Pensamiento racional y ciencia

Pensamiento racional

Pensamiento: es el fenómeno psicológico racional, objetivo y externo derivado del pensar para la solución de problemas que nos aquejan día tras día.

"El proceso de pensamiento es un medio de planificar la acción y de superar los obstáculos entre lo que hay y lo que se proyecta". "El pensamiento se podría definir como imágenes, ensoñaciones o esa voz interior que nos acompaña durante el día y en la noche en forma de sueños". La estructura del pensamiento o los patrones cognitivos son el andamiaje mental sobre el que conceptualizamos nuestra experiencia o nuestra realidad.

Psicología racional

La psicología racional es aquélla que partiendo de los datos de la experiencia, esencialmente de la experiencia interna o psíquica, busca a determinar la naturaleza, el origen y el destino de los principios que explican los hechos de la conciencia.

Es propio de los mitos explicar un hecho a través del relato de sus orígenes. Dentro de estos mitos de origen tienen especial relevancia los relativos al mundo, ya que en éste se originará después todo lo demás. De ahí que los mitos cosmogónicos sean los arquetípicos, los mitos por excelencia.

En este sentido no es casual que la filosofía comenzara con la teoría de que el universo:

1) No ha sido creado por ningún dios, sino que es eterno. 2) Se forma a partir de un elemento natural y mediante procesos también naturales.

El primero en sostener esta teoría fue Tales de Mileto (640/639 – 545 a. C.), el del famoso teorema matemático. Según Tales, el agua es el primer principio (arché) del universo y de los seres naturales que habitan en él, incluido el hombre.

Poco importa que esta teoría sea verdadera o falsa. Lo importante es que atribuye sólo causas naturales a los fenómenos que explica. Ésta es la característica fundamental del pensamiento racional.

Los filósofos posteriores siguieron esta senda que inició Tales de Mileto. Un ejemplo memorable de ello lo encontramos en Platón (428 – 347 a. C.).

Platón fue discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles. Fundó en Atenas la primera universidad, llamada “La Academia”. Escribió numerosas obras, entre las que destaca República (en el sentido de res publica, el estado). La República es un extenso diálogo entre Platón, que aparece bajo el nombre de Sócrates, y diferentes personajes de la época.

Pues bien, en un momento del diálogo, Platón, irritado, llama “patrañas” a esas historias en que los dioses se transforman en figuras varias; y continúa en estos términos:

«Por consiguiente, no hay que hacer caso a Homero y a ningún otro poeta cuando cometen tan necios errores con respecto a los dioses como decir, por ejemplo, que Zeus,

“como lo puede todo, ya nos manda bienes, ya nos manda males”.

Porque no hay necesidad de atribuir a ningún autor las cosas buenas que a los hombres nos suceden; en cambio, la causa de las malas hay que buscarla en cualquier otro origen, pero no en la divinidad». (Platón, República)

De este modo Platón califica de “necio error” el atribuir a los dioses las cosas que nos pasan. El hombre no es un juguete en manos de los dioses, y precisamente por ello el hombre es libre, dueño de su destino. Razón y libertad van unidas.

En este sentido, de los dioses sólo parecen valerles estas palabras que pone en boca de la virgen Láquesis, hija de la Necesidad:

“Almas efímeras, no será el Hado quien os elija, sino que vosotras elegiréis vuestro hado. La responsabilidad es del que elige; no hay culpa alguna en la Divinidad”.

En suma, si Tales de Mileto niega que tras los procesos naturales se halle la intervención divina, Platón, entre otros, expulsa a los dioses del ámbito de lo humano. En nombre de la razón, pues, el universo y el hombre quedan sometidos a leyes, cada cual a las suyas: el universo, a las de la Naturaleza el hombre a las del acuerdo o convención

Por todas partes se descubre a sus ojos un mundo transido de naturalidad, ajeno a cualquier voluntad superior, amarrado en conceptos, atrapado en el logos, clasificado.

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