Lo hubiéramos matado en su tiempo debido, si hubiera sido, allá no nacen

“LO HUBIÉRAMOS MATADO EN SU TIEMPO DEBIDO, SI HUBIERA SIDO, ALLÁ NO NACEN”

Muchos recurrimos a una falacia popular que, afirma que los tiempos difíciles forjan hombres fuertes. “El Sexto” de José María Arguedas, describe de una forma irónica la sociedad peruana, y como esta se encuentra sumisa a estereotipos que buscan generar un sentimiento que denigre a un grupo, cuya orientación sexual se basa en la homosexualidad. En 1937 José María Arguedas fue recluido en la penitenciaria de “El Sexto”, ubicada en la cuadra 13 de la Avenida Alfonso Ugarte en pleno centro de la ciudad, cuyo nombre se estableció debido a que, en el mismo solar se encontraba ubicada la Sexta Comisaría de la Guardia Republicana. Es una novela de carácter autobiográfico, donde Arguedas usa el seudónimo de Gabriel Osborno, joven que fue recluido a la edad de 26 años, en tal penitenciaria, debido a que, Gabriel como estudiante universitario, estuvo involucrado en una protesta contra la dictadura que estaba presente en tal época; Oscar Raimundo Benavides, dictador, que es aludido en la novela como El General, mostrando cierto apoyo con respecto a la visita del general italiano Camarotta y su ideología fascista, cuyo objetivo en el Perú fue en representación de Benito Mussolini para ayudar en la reorganización de la policía durante el gobierno de Oscar R. Benavides; Gabriel se destaca por ser un personaje apolítico, sin embargo, sus simpatías estaban del lado del comunismo y un carácter antifascista, ya que se forjo intelectualmente a través de las lecturas de José Carlos Mariátegui. Gabriel Osborno en un acto de indignación y atrevimiento; en conjunto a un grupo de estudiantes, intentaron arrojar a El General a la pila del patio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, tal intento, ocasionó que el general Benavides; para evitar que surgiera un conflicto internacional de mayor escala, ordenó apresar a los estudiantes involucrados. Mediante tal acto de origen patriótico y nacionalista de Gabriel, termino encarcelado en “El Sexto”, siendo su estadía equivalente a once meses, empezando en noviembre de 1937 a octubre de 1938. Gabriel al introducirse en este mundo carcelario, observa una admirable coordinación al escuchar la “Marsellesa Aprista” y la “Internacional”, interpretada por apristas y comunistas respectivamente, lo cual Gabriel menciona que “Me acordé de los gallos de pelea de un famoso galpón limeño. Cantaban toda la noche sin confundirse ni equivocarse jamás” […]. Gabriel denota los niveles en la cárcel, donde en el primer nivel se encuentran los vagos, debido a la situación paupérrima en la que están expuestos, en el segundo nivel se encuentran los asesinos más avezados (violadores, asesinos, estafadores), que fueron corrompidos por su entorno, y en el tercer nivel se ubican los presos políticos, debido a que estaban siendo perseguidos para por la sociedad burguesa y sus intereses. En la coexistencia de estos tres mundos, se logra observas diversos actos execrables para todos los sentidos del hombre, pero se destaca la percepción de algunos con respecto a la orientación de la homosexualidad, especialmente en los presos políticos, a través de esta contextualización menciono que, un ideal conservador, causa una mentalidad estereotipada en algunos presos, reflejada en tratos absolutamente homofóbicos, observables en Rosita y Clavel, y en el trato que reciben.

Usualmente se describe la función que cumple la religión, como: “Reguladora de comportamientos y estrategia para asimilar la condición de los reclusos por diferentes delitos” (Martínez Cruz, 2022), lo cual suele ser un proceso de interiorización o intensificación de lo religioso que facilite la resocialización, por lo contrario, en “El Sexto”, la religión cristiana también es un medio que justifica tratos que absolutamente son injustos en una persona, cuya orientación sea indiferente a la mayoría. Comencemos mencionando que la colonización de España en Perú, trajo consecuencias con mucha subjetividad, pero en “El Sexto”, absolutamente trajo un medio de confusión en el ser humano, lo cual causa una aversión a los homosexuales en la mentalidad de los presos, cuyo carácter se ve influenciado por un actuar de un cristianismo ensimismado que, a la vez los obstruye a la persona el poder adquirir de cualquier concepto progresista, y se someta a un conservadurismo nocivo, pero tal pensamiento estereotipado, bajo un contexto de “El Sexto”, se ve influenciado por un estado que no busca un verdadero desarrollo e inclusión social. Destacamos mayor actuar homofóbico en las serranías del Perú, debido a un fervor más cristiano en comparación a las otras regiones del Perú; donde resaltamos la crítica que plantea Alejandro Cámac hacia Rosita, un homosexual y travestido, por intersección de la redacción de Arguedas: “Si hubiera nacido en uno de nuestros pueblos de la sierra su madre le hubiera acogotado. En lima se pavonean” […], lo cual, con una cierta ironía y un lenguaje vulgarizado, interpreta la sociedad peruana, pero causando distorsión en la búsqueda de un bien común. El verdadero objetivo de las penitenciarías debe causar un fin reformatorio, pero el hecho de basarse en un “Dios” que depende absolutamente de un axioma, y plantea a través de la biblia, ideales que son muy ambiguos, los cuales causan confusión en el ser que lo profesa; la verdadera esencia de la religión es inexistente, inclusive en Gabriel, esto se evidencia debido a que Cámac parece haber convencido a Gabriel de que la homosexualidad jamás podría tener cabida en el mundo andino, ya que tan solo representa los vicios urbanos de Lima; la visión positiva de la religión en las cárceles influyo de manera muy perjudicial al generar discriminación, todo ello permite reafirmar la mentalidad estereotipada que causa la religión en un contexto carcelario, y a su vez la dependencia de ella para sus ideales de carácter conservador.

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