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Los sofistas y Sócrates


Enviado por   •  14 de Octubre de 2015  •  Resúmenes  •  1.351 Palabras (6 Páginas)  •  153 Visitas

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sLos sofistas y Sócrates

“Sofistas” significa literalmente el que hace sabios a otros, el que instruye o adoctrina.

La exigencia de pasar por un concienzudo aprendizaje oratorio es sin duda alguna el más importante entre los factores que, en la segunda mitad del siglo V, determinan el repentino y espléndido florecimiento de la sofística; pero a esto habría que añadir la sed de una cultura multiforme y brillante que tenían sobre todos los jóvenes de las capas sociales más ricas, incluso prescindiendo de las ambiciones políticas. En efecto no debe de olvidarse que la instrucción de los jóvenes no pasaba de lo que hoy llamaríamos instrucción primaria o a la máxima secundaria inferior. A la natural demanda de una instrucción superior respondieron los sofistas, quienes por impartirla cobraban honorarios con frecuencia muy altos.

Los sofistas fue, pues, un movimiento cultural más bien que una corriente filosófica específica. Entre sus principales representantes, Protágoras de Abdera, Gorgias de Leontini, Hipias, y ninguno de ellos desarrollan, el plano teórico, las doctrinas en que se  inspiraba; las aprovechan más bien para justificar y dar una dirección a su actividad como promotores de una nueva cultura cuyo centro es el hombre.

Los sofistas no podían descuidar los problemas lingüísticos e incluso gramaticales. En Hipias de Elis predominó la influencia pitagórica, y  por consiguiente, además de literatura, cultivó la ciencia y persiguió un ideal educativo enderezado a desarrollar el conocimiento en todas direcciones, sobre todo el campo de las mathemuta pitagóricas: aritmética, geometría. Astronomía y música, siendo el primero en introducir regularmente estas materias como parte de la formación del hombre culto, incluso si no era filósofo ni especialista. También sostenía la utilidad de la memotecnia (o arte de recordar exactamente de memoria muchas cosas y largos discursos).

La educación sofística y sus degeneraciones

Se pueden considerar a los sofistas como los fundadores de la educación “liberal”, es de subrayar a este propósito que a ellos se remonta la introducción del curriculum educativo de las disciplinas que más adelante se denominaron precisamente las siete “artes liberales”, divididas en el trivio (gramática, dialéctica y retórica) y el cuadrivio (aritmética, geometría, astronomía y música). Sus cursos se impartían a base de conferencias y debates sobre temas fijos o improvisados, y, en ocasiones, de lecturas y comentarios de textos poéticos.

Todos los sofistas tienen en común la misma fe en la educabilidad de la naturaleza humana. La “virtud” en la vasta acepción político-cultural que este término acabó por asumir. Naturaleza, conocimiento, ejercicio,  la llamada “trinidad pedagógica”, teorizado luego por Plutarco y aceptada por toda la tradición clásica y humanístico-renacentista, se encuentra ya sustancialmente en los sofistas.

Sócrates y su magisterio

El discípulo de Sócrates fue Platón. Sócrates tuvo en común con los sofistas el interés por los problemas del hombre más bien que por los cosmológicos y naturales, así con por el problema de cuál es la mejor formación para que el ciudadano sea capaz, si ocurre, de gobernar dignamente su ciudad. Los sofistas enseñaban el arte de gobernar. No enseñaban lo que un hombre debería saber sobre todas las cosas: en qué residía el verdadero bien de la ciudad y por tanto cuál era verdadero bien para los hombres que la componían.

Para Sócrates la virtud es un conocimiento del bien, y propensión a hacerlo, tan así que las virtudes no se pueden definir por separado, si no que todas ellas implican una cierta conciencia superior de lo que es verdadera y universalmente preferible para el hombre, es decir, del bien. La virtud no se puede enseñar desde fuera, es decir, no se puede trasmitir con las palabras, sin embargo, se la puede suscitar en el ánimo de los seres humanos. Ésta acción educativa se articula esencialmente en dos momentos, el de la ironía y el de la mayéutica.

La ironía socrática se reduce a esto: hacer que el interlocutor se confiese ignorante, lo que es el primer paso hacia la sabiduría, el “choque” salutífero que disipa el torpor intelectual.

Quien haya conseguido librarse de falsas creencias y presunciones puede aprovechar el momento mayéutico de la acción pedagógica de Sócrates, que es el momento positivo y constructivo.

La moral socrática

Eran las formas de la enseñanza socrática, se trataba de una búsqueda colaborativa o asociada de la verdad. La búsqueda debe rematar en un concepto, en un saber válido para todos y que todos puedan poner a prueba y demostrar. Sócrates se ocupaba exclusivamente de las cosas morales y se desentendía de la naturaleza entera.

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