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Meditaciones Metafísicas


Enviado por   •  15 de Marzo de 2014  •  1.456 Palabras (6 Páginas)  •  306 Visitas

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Meditaciones Metafisicas

Descartes

Las meditaciones metafísicas de Descartes es un libro dedicado a la demostración o prueba de la existencia de Dios a través de razonamientos lógicos y de definir las bases del conocimiento de la época. También estudia la naturaleza del hombre, que está compuesta por el pensamiento y el cuerpo, y entra en la búsqueda de la verdad de las cosas mediante la razón.

Meditación Primera

Descartes nos empieza contando como en su niñez admitió como verdaderas muchas opiniones falsas. También habla sobre las razones por las que podemos dudar, que en general es de todas las cosas materiales ya que todo lo que sabemos de ellas es porque las podemos percibir sensorialmente, haciéndonos dudar de la fiabilidad de los sentidos. Para dudar acerca de esto, Descartes nos refiere la sensación que se tiene al soñar, lo que hace que dudemos de si en realidad estamos despiertos o seguimos soñando. Aquí dice que las ciencias que dependen de la consideración de las cosas compuestas son dudosas e inciertas, y que aquellas ciencias que tratan cosas simples y generales contienen una verdad que prevalece. Finalmente, Descartes empieza a dudar entre si Dios quiere que vivamos en un mundo de engaño y mentiras, pero afirma que no es posible ya que Dios es la bondad suprema y no es nada coherente que quisiera engañarnos. Entonces llega a la conclusión de que existe un Genio Maligno que es el que nos lleva a los errores.

Meditación Segunda

Después de haber destruido todos los conocimiento que había adquirido durante toda su vida, Descartes intenta reconstruirlos otra vez mediante un patrón que sea fiable y que tenga mucha más solidez. Para hallar ese patrón decide aplicar la duda a la misma duda, aunque parezca absurdo, llegando a la conclusión de que si piensa es porque existe, así que esta sería una verdad absoluta de la que construirá todo el conocimiento. Entonces es cuando aparece el “cogito ergo sum”, más conocido como la frase “pienso, luego existo”. Con esto demuestra la existencia del espíritu, distinguiendo así lo que pertenece a la naturaleza intelectual de lo que pertenece al cuerpo, ya que el cuerpo no es más que el medio que usa el alma para interactuar con el mundo material que ha creado Dios.

Meditación Tercera

Aquí Descartes empieza a enseñarnos la existencia de Dios, si es verdad que lo hay, y lo hace explicando los tres tipos de ideas que ya conocemos. Después nos dice que nada se puede construir de la nada, y que aquello que es perfecto no puede ser el resultado de algo que no lo es, y explica que toda idea que contenga tal realidad objetivo ha tenido que haber sido recibida de alguna causa que contenga tanta realidad formal como objetiva tiene la idea. De aquí concluye que si la realidad objetiva de una idea es tal que pueda saber con claridad que no está en él es porque no está solo en el mundo y que existe algo que es lo que causa esa idea. Es cierto que hay ideas que surgen de otras ideas, pero para que esto pueda ocurrir debe existir una idea primera que tenga una causa como un arquetipo en la que esté contenida toda realidad o perfección de modo objetivo o por representación. Entonces aquí Descartes dice que esta idea puede tratarse de un Dios que posee más realidad objetiva que las que le representan sustancias finitas, y demuestra su existencia diciendo que los +humanos somos una sustancia que desea porque le falta algo, y eso es porque hay algo mejor, completo y perfecto. Aduce para ello que el hombre capta las cualidades de los objetos sin saber si son las auténticas, entonces distingue entre dos tipos de cualidades: las primarias, claras y distintas y las secundarias que nos pueden llevar al error. Si fuéramos seres perfectos y autosuficientes, nos plantearíamos la duda de quién nos creó y quién creó el alma, ya que nosotros nacemos de un parto, pero ¿el alma? Aquí afirma que debe de venir de un ser superior, Dios, que es el único capaz de unir al cuerpo con el alma y de darnos la idea de su existencia.

Meditación Cuarta

Ya demostrada la existencia de Dios, Descartes aprecia que nosotros somos seres imperfectos y como tales

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