Metafisica De Las Costumbres
rosa729225 de Marzo de 2012
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Si en la Crítica de la razón pura, Kant respondía a la pregunta ¿Qué puedo saber?, en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, contestará a la siguiente cuestión: ¿Qué debo hacer? Entramos, pues, en el terreno de la ética, de la moral. Se trata de fundamentar la moral, de buscar un fundamento, una base donde se asienten nuestras decisiones vitales. ¿Qué quiere decir esto? Muy sencillo, piensa un momento en el día que has vivido hoy, ¿has tomado alguna decisión? seguramente muchas, recuérdalas conmigo: En primer lugar te has planteado si debías levantarte pronto o permanecer una hora más en la cama, después te has cuestionado si estudiar o no lo que te restaba del tema para el examen y, por último, si debías o no debías mentir a tu amigo respecto a lo ocurrido el fin de semana. Estos son sólo tres ejemplos, pero probablemente hayas tomado más decisiones a lo largo del día, aunque de momento bastan éstas para continuar razonando:
¿Por qué has hecho lo que has hecho? ¿Por qué has decidido levantarte esta mañana en vez de dormir todo el día? ¿sólo porque tenías miedo al castigo de tus padres? Si tus padres no se hubieran enterado de tu comportamiento, si por ejemplo, estuvieran de viaje ¿hubieras actuado de otro modo?. En ese caso, tus padres estarían condicionando tus decisiones, ¿pero es siempre así? Si no mientes a tu amigo, ¿también lo haces por miedo a que él se entere? ¿o consideras que mentir a un amigo nunca se debe hacer? No sé si te habrás dado cuenta, pero este tipo de decisiones son continuas en la vida y forjan tu carácter, tu modo de ser. Decisiones morales que se formulan con imperativos: Debo levantarme pronto, debo estudiar, no debo mentir, no debo robar, etc. Luego el lenguaje de la moral se escribe preferentemente con imperativos.
Estas órdenes, estos imperativos ¿en qué se fundamentan? Si reflexionas te darás cuenta de que te estoy preguntando por el fundamento de tu vida, por el suelo en que se apoyan tus decisiones: ¿Qué hace que no se caiga tu vida? ¿en qué te sustentas para seguir adelante?: Piensa en estos ejemplos :
- Imagina que vas en coche, por una carretera secundaria, a una entrevista de trabajo donde te juegas tu futuro laboral soñado, sabiendo que es indispensable la puntualidad. Un coche accidentado en el arcén precisa de tu vital ayuda, pero en tal caso perderás el trabajo ¿cómo actúas?
- Estás ahora en un comercio y tienes la oportunidad de robar una pieza de coleccionista que te encanta y tienes la seguridad de que no vas a despertar ninguna sospecha ¿ sustraes la pieza?
- ¿Serías capaz de aprobar la muerte de un ser humano, con la seguridad de no sufrir ninguna represalia, si con la muerte de esa persona ganases felicidad?
No sé cuál habrá sido tu respuesta a estas preguntas porque depende claramente de tu moral. Hayas decidido actuar de un modo u otro, lo habrás hecho por alguna razón, tu decisión tendrá un porqué, dependiendo de la razón podemos encontrar distintos fundamentos de la moral.
a) Dios: A lo largo de la historia, mayoritariamente, el fundamento de la moral ha sido Dios, lo Sagrado, la Divinidad. Las distintas religiones han establecido qué se podía hacer y qué no se podía hacer. Incluso qué se podía pensar o no pensar. Han remarcado normas que nos afectaban a todos, como “No matar”, imperativos que buscaban nuestra protección. Para garantizar esa seguridad, las religiones han insistido en la vigilancia continua de un dios con capacidad para vigilar y castigar en todo momento. Sería el gran ojo que juzgaría a vivos y muertos recompensando justamente con cielos o infiernos según nuestro comportamiento. Algunos autores han visto en este aspecto de la religión un modo de controlar la conciencia de los seres humanos cuando “nadie les ve” El Estado no se conformaría con controlar lo público, sino que aspiraría a dominar los aspectos privados e íntimos del ser humano. El ente público incapaz de castigar “por pensamientos impuros” delegaría esa función en un dios que sostuviese que “quien peca de pensamiento también peca”
¿Por qué no se ha matado a aquel que nos privaba de felicidad? ¿Por qué hemos perdido el trabajo por ayudar al moribundo? ¿por qué no hemos robado? Por Dios.
La mayor parte del tiempo que los hombres han vivido sobre la tierra se han comportado bien o mal, fundamentando su vida en Dios. Cada uno de sus actos tenía en cuenta al Gran Hermano omnisciente de todo pecado Si Dios no existiera, todo estaría permitido
No obstante, esta fundamentación tiene puntos débiles.
Las normas cambian de religión a religión
En nombre de Dios se han cometido y cometen barbaridades morales
¿Qué ocurre con los ateos? ¿Ellos no tienen moral?
Así pues debemos buscar otra fundamentación, pues debe haber normas morales respetadas tanto por ateos como creyentes.
b) Sentimientos: Si no matamos, no robamos y no dejamos “tirados" a los demás es porque sentimos que está mal. Los crímenes nos repugnan, que maten a un ser humano inocente nos produce una reacción fisiológica y psíquica (lágrimas, tristeza...). Piensa en tu situación emocional cuando conociste los crímenes del 11 de marzo en Madrid, probablemente vivieras el sentimiento moral por antonomasia: la indignación.
Desde esta perspectiva no robarías porque te pondrías en lugar del comerciante y te daría pena su situación: sentirías compasión. Todo se explicaría desde los sentimientos, por ejemplo, cuando dieses limosna a un pobre hambriento, lo harías al sentir tu propio hambre, poniéndote en su lugar, sintiendo empatía.
Algo estaría mal o estaría bien porque así se sintiese... Cuando afirmases que “matar está mal” no estarías diciendo otra cosa que “ a mi me repugna matar” Sólo estarías diciendo que a ti no te gusta el crimen ¡Sería algo subjetivo! Un precepto como “no se debe matar” sería sólo un imperativo personal que emanaría de tu sensibilidad.
David Hume es el máximo representante de esta postura
Veamos los puntos débiles de esta fundamentación:
- ¿Qué pasa con aquellos seres humanos que no tienen sentimientos morales? Hay personas que no se avergüenzan de sus propios actos, otras que ni siquiera se indignan con los crímenes más brutales e injustos. Los habitantes de este planeta vivimos cada vez más desensibilizados, habiendo perdido la capacidad de sentir la emoción del otro.
- Por otra parte sólo sentimos amor, amistad e incluso respeto por las personas más cercanas (familiares, amigos, etc) Es obvio que no podemos sentir amor por toda la humanidad ( los filántropos apenas existen) Y también es claro que el respeto moral se debe a todo ser humano, no sólo a aquellos que sentimos cercanos.
- La crítica más demoledora a esta fundamentación es la siguiente: La moral se convierte en un conjunto de principios subjetivos que dependen de las personas, se abre paso a un relativismo capaz de borrar todo lo objetivo en ética: “Matar sólo sería algo malo porque a mí me lo parece”
Pero todavía no hemos acabado con esta fundamentación, pues dentro de los sentimientos, se ha explicado nuestro comportamiento moral en un sentimiento constante y acuciante en todo ser vivo: el egoísmo. Biológicamente el ser humano busca su propia supervivencia. Aunque no queramos, nuestra mano se aparta del fuego, nuestros pulmones tratan de respirar dentro del agua, nuestras células se regeneran... Así pues, si no robamos, no matamos, no torturamos, etc, lo hacemos por miedo a que peligre nuestro bienestar o nuestra vida. Hacemos amigos para protegernos de peligros adversos, damos limosna para sentirnos bien, no matamos para “no sentirnos culpables”, ayudamos a los otros para sentir el placer del reconocimiento ajeno.
¿Si no te sintieras culpable, si no te castigaran, matarías a un inocente siendo consciente de su inocencia?
Contra este egoísmo podemos preguntarnos: ¿Hay actos altruistas que ponen en peligro la propia vida sin búsqueda del placer egoísta? Parece que sí, luego no todo parece explicarse y fundamentarse desde el sentimiento biológico llamado egoísmo.
c) Convención. Una convención es una reunión de seres humanos que deciden y se ponen de acuerdo respecto a una cuestión. Habríamos pactado, pues, lo que está bien y lo que está mal en una hipotética reunión entre distintas personas. Aquellos que fundamentan la moral en la convención también son llamados contractualistas.
Rousseau y Hobbes serían autores contractualistas. Conciben al hombre antes de entrar en sociedad, bondadoso e inocente para uno y “lobo”despiadado para el otro. De esta situación natural se pasaría a un pacto donde se decide convivir La moral sería un pacto contratado por varias partes para respetar unos límites:
El límite de mi libertad sería la libertad del otro
Si todos renunciamos al uso de la violencia, al hacerlo todos, ganaríamos libertad
Algo estará bien o mal según el consenso al que se llegue en el pacto
Si acordásemos cómo vivir sin saber en qué situación nos va a tocar: trataríamos de evitar esclavitudes, injusticias y favorecer al que menos tuviera.
La moral se fundamentaría en un acuerdo
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