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Ensayo Del Mito Al Logos


Enviado por   •  11 de Julio de 2015  •  4.409 Palabras (18 Páginas)  •  268 Visitas

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La democracia y el cumplimiento de los principios de la democracia en Honduras: Las decisiones tomadas por el pueblo en las democracias participativas, sobre los asuntos políticos del Estado y en las democracias representativas o indirectas, y la participación del ciudadano a través del voto; los controles con el cual el ciudadano puede controlar al gobierno. La metodología empleada para el desarrollo de la temática está basada en una amplia investigación y recopilación de información sobre la democracia, en la cual escrudiñamos para seleccionar minuciosamente lo más significativo. La técnica aplicada para recolectar la información radicó en una lectura analítica del tópico “Democracia y sociedad” en el libro “Introducción a la sociología” (Mario Posas y Julio César Navarro).

Antes de hablar de la democracia en Honduras nos hacemos la siguiente pregunta ¿hemos tenido alguna vez democracia después de la independencia de 1821? Lastimosamente la respuesta será radical: La verdad es que nunca ha existido en toda la historia del país algún momento en que se respire aire de democracia. Por el contrario han prevalecido los regímenes autoritarios, patriarcales, militaristas, represivos, genocidas y otros gobiernos que han utilizado el ropaje de la democracia para enriquecerse a base de la corrupción y la generación de miseria de nuestro pueblo. Los hondureños nos encontramos sumergidos en un pantano de engaños e ilusiones vagas; confundimos la democracia como sinónimo de ejercer el sufragio; en dónde no nos damos cuenta que no hay democracia participativa, como tampoco democracia representativa; siendo pocas las maneras con el cual el ciudadano puede controlar al gobierno.

La democracia la hemos confundido con el hecho de tener elecciones presidenciales electorales y con la delegación de gobiernos con la participación de un pueblo analfabeta, pobre, manipulado por campañas multimillonarias que se pagan con el dolor y sufrimiento de los pobres. Como todos sabemos la democracia es el "dominio del pueblo sobre sí mismo" lo primero que consideramos es quién es el pueblo y quién domina en una sociedad como la nuestra. Pues el pueblo somos nosotros, un pueblo donde prolifera la cobardía, el miedo, la ignorancia y la crítica destructiva y por ende un pueblo ignorante es como un cuerpo sin defensas inmunológicas, lo domina cualquier bacteria y finalmente lo mata, nada más útil para un gobierno corrupto y ávido de poder que mantener activa la industria de la ignorancia y la pobreza se convierten en funcionales de cualquier reyezuelo con ansias de perpetuarse en el poder, al pueblo ignorante se los convierte en esclavos cautivos de los caprichos de los malos gobernantes, la ignorancia es la mejor y mayor arma de sometimiento que conocen los tiranos para someter y humillar. Simón Bolívar nos decía: “Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”.

Es importante resaltar que la democracia es el Poder del pueblo. En Honduras se considera que existe una democracia donde el pueblo no gobierna ni delibera sino que lo hace a través de sus representantes indirectos, tal es el caso de los diputados en el Congreso de la Republica.

En base a nuestra Constitución y las leyes, Honduras es un estado de derecho que se rige por el régimen de la democracia. Sin embargo en un sentido material y real no existe ni igualdad ni equidad en Honduras; la mayoría de las familias no satisfacen las necesidades básicas de alimentación, vivienda, transporte, salud y educación. La democracia por lo tanto no puede existir en una sociedad donde se tortura, se violan los derechos humanos y se excluye a la mayor parte de la población.

Por todo lo previo es evidente que Honduras no tiene una verdadera democracia ni participación social; a pesar de la existencia de algunas instituciones como el Ministerio Público, la aparente civilidad de la policía que ahora se está transformando en una policía militarista y de una consigna del nuevo gobierno sobre el poder ciudadano y la ley de la participación ciudadana.

Honduras necesita que los movimientos sociales reanalicen el concepto de democracia; que estudien sus prácticas y que entiendan la deformación ideológica en que se encuentra. Así se podrá encaminar esfuerzos para lograr un país libre de racismo, de violación de los derechos humanos, de destrucción ambiental y de dependencia cultural. Así se podrá aspirar a convertirse en constructor de una nueva sociedad, justa, digna y soberana.

De lo anterior se deducen, y se toman en cuenta principios que fundamentan la verdadera democracia y que involucren los problemas sociopolíticos que invaden Honduras y lo mantiene lejos del progreso y desarrollo como parte del mundo. Como se muestra en el texto (filosofíapensar, 2012), la democracia debe tener el Principio de Soberanía Nacional, lo cual significa que el único soberano legítimo es el pueblo, y que la legitimidad surge de la voluntad ciudadana, expresada mediante el voto, mediante elecciones transparentes y participación masiva de los ciudadanos, y en nuestro país nos encontramos con los siguientes problemas: El 24 de noviembre fue electo presidente de Honduras en las Elecciones generales de 2013 con un 36% el Señor Juan Orlando Hernández, en unas elecciones donde participó el 61% de la población, dejando en incógnita de ¿por qué el 39% restando no votó? Y esta interrogante tiene una sencilla respuesta, fraude electoral. A través de la historia el Tribunal Superior Electoral ha tenido sólo representantes del bipartidismo (partido nacional y partido liberal) dichos representantes no tienen la credibilidad del pueblo hondureño ya que favorecen a ambos partidos y un claro ejemplo son las últimas elecciones, donde sin duda se manipularon las máquinas que contabilizan los votos y aunque no hay pruebas fehacientes es una verdad que el pueblo hondureño sabe. Ese 36% no representa la voluntad total del pueblo hondureño, ya que el otro 25% distribuido entre el PAC, LIBRE y el Partido Liberal más el 39% que no votaron suman un total de 64% , lo cual nos indica que no hay una democracia representativa, lo que nos lleva a reflexionar sobre una segunda vuelta electoral como se hace en algunos países de Sudamérica (Venezuela, Bolivia, Chile y Colombia), en estos países se logra cumplir el principio de Soberanía Nacional ya que los ciudadanos tienen que elegir entre dos candidatos que obtuvieron el mayor porcentaje de votos, aunque en nuestro país, esto implicaría reformar la Ley Electoral. En Honduras se necesita cambiar el sistema de votos. También se debe valorar el Principio de la mayoría y defensa de los derechos de las minorías; Este indica, y elude el problema de unificar intereses diversos y contradictorios en sociedades tan grandes y complejas como las actuales; sin embargo, nuestra sociedad es contrario a este principio ya que la minoría es la oligarquía y la mayoría somos los pobres, hay 10 familias que controlan desde lo que comemos hasta lo que vemos en la televisión, así mismo lo que escuchamos en la radio, todo está manipulado a favor del bipartidismo, entre estas familias están: los Ferrari, los Canahuati, los Rosenthal, los Facussé, los Larach, los Nasser, los Kafie o los Goldstein de origen judío, palestino y árabe que emigraron al país en los años 40 y 50, éstas familias son el núcleo duro de ese 3% de hondureños que controla el 40% de la producción nacional. Son los elegidos de un país con un 70% de pobres. Ante ello, el criterio que guía las decisiones políticas es el de la minoría. Sin embargo, esta regla requiere la participación de la mayoría, de esa parte poblacional que tiene derecho no sólo de existir sino también de influir en esa toma de decisiones, para revertir las decisiones de la oligarquía. Esta dinámica de mayorías y minorías se relaciona con la existencia en nuestro país de los partidos políticos. Por supuesto no se puede excluir el Principio de representación política democrática; este principio es ineludible para que la sociedad pueda funcionar, debido a que posibilita de poner a discusión y votación del pueblo todas las decisiones del gobierno. Por ende en estas últimas elecciones nuevos partidos políticos surgieron debido al estancamiento que ha provocado el bipartidismo. Estos partidos vienen a representar de alguna forma a la mayoría (los pobres) con nuevas ideologías que desean generar cambios como el Ing. Salvador Nasralla, el cual tomó esta decisión cansado de tanta corrupción e impunidad y José Manuel Zelaya Rosales con la ex primera dama Xiomara Castro de Zelaya quienes fundaron en el 2013 sus propios partidos políticos. Estos partidos provocaron que el Congreso Nacional ya no sea el mismo, considerando que a través de los años los bipartidistas han creado leyes para sus propios beneficios. Ahora los bipartidistas deben persuadir a estos nuevos partidos para aprobar y reformar leyes, un claro ejemplo es el reciente debate que causó tanta publicidad por parte del oficialismo para elevar la Policía Militar a Rango Constitucional en los medios de comunicación gastando grandes cantidades de dinero, mientras que por otro lado el pueblo se muere de hambre, no hay medicamento en los hospitales y las escuelas no cuentan con la infraestructura adecuada ni con los recursos pedagógicos necesarios para llevar a cabo el proceso educativo. Este decreto generó que los nuevos partidos formaran una alianza para evitar que el oficialismo se blindara ante cualquier golpe de estado, ya que el partido de turno tiene aspiraciones de reelección; lo cual en el pasado era un delito y hoy en día quieren convocar a un plebiscito (cuarta urna) para preguntarle al soberano sobre este tema. Esto nos lleva a reflexionar sobre las intenciones escondidas atrás de Juan Orlando Hernández desde que era presidente en el Congreso Nacional. En su gobierno se da la autocracia, despotismo y una dictadura, donde los tres poderes del estado se concentran únicamente en él.

Es un gran problema hablar de la existencia de la democracia en un país en vías tan lentas de desarrollo, donde no se visualizan avances, procesos productivos, toma de decisiones enfocadas a lograr el bien común. Y es muy importante preguntarse, ¿Cómo debe organizarse políticamente una sociedad? ¿Cuál es la fórmula capaz de ofrecer avances productivos a la variedad de intereses, concepciones, ideologías que se expresan en una sociedad específica, compleja y diferenciada? ¿Cómo vivir en sociedad respetando la diversidad política? ¿Cómo pueden coexistir y competir fuerzas políticas que tienen idearios y plataformas no sólo diferentes sino en ocasiones contrarias? ¿Las diferencias políticas tienen que acarrear comportamientos guerreros y aspiraciones de aniquilamiento del contrario? ¿Es posible la gobernabilidad ahí donde conviven concepciones ideológicas distintas? ¿Pueden conjugarse estabilidad y cambio, paz social y competencia política? Seguramente dificulta asimilar el campo de aplicación de las interrogantes, debido a la falta de aplicación y desarrollo de conductas democráticas en nuestro país.

Sin duda, las anteriores son preguntas que deben preocupar a los que aspiran a ofrecer un marco teórico y normativo para la expresión, recreación y competencia de la variedad política que necesariamente marca a cualquier sociedad y que al mismo tiempo quieren contar con un gobierno representativo, estable y eficiente, que brinde a la sociedad posibilidad para la superación de los individuos que la conforman. Nuestro país carece de entes interesados en llevar a la buena práctica los principios y valores de la democracia para lograr los fines comunes. La sociedad se desarrolla a raíz de los ideales y mentalidad progresiva de sus integrantes en conjunto.

La posibilidad de convivencia y competencia civilizada entre los grupos o minorías que forman parte de la política nacional y de una institucionalidad estatal capaz de representar y procesar los intereses de la sociedad la ofrece la fórmula de gobierno democrática. Por fortuna, hoy por hoy no existe en el país fuerza política significativa que no afirme estar comprometida con ese ideal. Se trata, sin duda, de una conquista reciente, que nunca está de más aquilatar, aunque prácticas recurrentes puedan poner en duda el compromiso real que con la democracia tienen algunos actores políticos y sociales. Si se leen o escuchan los discursos que emanan de las más distintas formaciones políticas se podrá encontrar, sin demasiada dificultad, una constante: todos y cada uno de ellos hacen una profesión de fe democrática y dicen estar comprometidos con esa fórmula de organización política. El ideal democrático se ha traducido en los últimos años en largas e importantes discusiones en torno a los aspectos procedimentales de la democracia. Debates y acuerdos en relación a la organización electoral, los derechos y obligaciones de los partidos, los cómputos comiciales, la calificación de las elecciones, etc., se han colocado, y con razón, en los primeros lugares de la agenda política del país.

Hemos asegurado que Honduras no tiene democracia, porque esta se fundamenta en los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Que el pueblo deba ser soberano, que la voluntad política se construya de abajo hacia arriba, significa no el fin de la política y de la autoridad en tanto medios decisivos de organización social, sino un modo diferente de entender tanto a la política como a la autoridad. Un modo opuesto al del pensamiento autoritario o dictatorial, donde la política es concebida como dominio y sometimiento de los más por los menos o de los menos por las más y donde la autoridad aparece como posesión exclusiva. La política democráticamente comprendida es una orientación colectiva del desarrollo social elaborada y aplicada con la participación y el consenso de la ciudadanía; es la producción de lineamientos generales mediante el debate, la confrontación civilizada y el reconocimiento del principio de la minoría y de los derechos de las mayorías. La autoridad democrática, por lo mismo, es la que surge de los debates y consentimientos mayoritarios, con capacidades legalmente determinadas y competencias fijas; es la autoridad delegada por el pueblo para el beneficio de los intereses del propio pueblo, y sometida, por ende, a la vigilancia ciudadana y a la sanción del voto popular.

Un claro ejemplo representa los acontecimientos políticos del año 2009 y 2012. Para la gran mayoría de la población, lo sucedido puede entenderse como conductas carentes de democracia y principios de constitucionalidad, quizá lo principal en la vida política de un país. Honduras, a través de su historia ha tenido periodos críticos y esto se debe a la falta de disposición de ciertos sectores que buscan lucrarse a través de los recursos que posee la sociedad (oligarquía). Cada persona que forma parte de un grupo social determinado tiene el derecho y la posibilidad de expresarse, de aportar elementos que ayuden en la toma de decisiones, y de poner en práctica principios y valores democráticos que conduzcan a la sociedad por el camino del desarrollo. Con el golpe de estado el bipartidismo y la oligarquía provocaron consecuencias a nivel internacional y más a nivel nacional, donde las familias se dividieron, líderes sociales murieron protestando y la economía de los más pobres se vio afectada desde el precio de la gasolina hasta la canasta básica por mencionar algunas incidencias negativas.

La distribución de la ideología entre la población hondureña no sólo fue instrumental en el inicio de la crisis, sino también en su conclusión. Supuestamente, Zelaya quiso mover al país hacia la izquierda, con el apoyo de líderes izquierdistas en la región y de la izquierda hondureña. Sin embargo, sólo 1 de cada 5 hondureños se consideraron izquierdistas en el 2008. La mayoría de los hondureños se ubicaron en la derecha ideológica. Como consecuencia, los planes políticos de Zelaya habrían eventualmente sido rechazados en futuras elecciones, debido a la abrumadora mayoría derechista, tal como sucedió en las pasadas elecciones generales de noviembre del 2009. Por lo tanto, es improbable que Honduras tome un giro hacia la izquierda, como otros países en la región, ya que este es uno de los países más derechistas del continente. Por estas y muchas razones este país aparenta nunca emerger de este pantano de mentiras y engaños. Algunas personas que no se dan cuenta de la realidad que vive el país, se venden al mejor postor, aunque hay otros pocos que luchan por el bienestar común del pueblo y porque es difícil el cambio de ideologías de nuevas formas de participación en la que el pueblo tenga la palabra, será difícil que haya una verdadera democracia, en todos sus aspectos. Debido a la integración no muy fuerte entre los ciudadanos que están percatados de lo que sucede en el país, y los que están atrapados por unos miles de lempiras y algunos alimentos, es costoso que el pueblo quiera accionar en contra del accionar desastroso de las autoridades, pues no todos están convencidos que en esta rutina el país ira a la ruina pues algunos quieren disimular que no saben lo que de verdad ocurre.

Información:

http://www.angelfire.com/ca5/mas/HON/PAR/p.html

LEY DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA

ARTÍCULO 1.- Las disposiciones de esta Ley tienen por objeto promover, regular y establecer las instancias y mecanismos que permitan la organización y funcionamiento de la participación ciudadana y su relación con los órganos del Estado, conforme a la Constitución de la República y demás leyes.

ARTÍCULO 2.- La participación ciudadana se fundamenta en los principios de:

1) DEMOCRACIA PARTICIPATIVA: Permite la igualdad de oportunidades de los habitantes, para la adopción, ejecución y evaluación de políticas públicas sin discriminaciones de carácter político, religioso, racial, ideológico, de género o de ninguna otra especie;

ARTÍCULO 3.- Los mecanismos de la Participación Ciudadana entre otros son:

1) Plebiscito;

2) Referéndum;

3) Cabildos abiertos municipales;

4) Iniciativa Ciudadana; y,

5) Otros señalados en la Ley.

ARTÍCULO 4.- El plebiscito, referéndum y cabildos abiertos, como instancias de participación ciudadana, serán ejercidos de conformidad con lo que establecen la Constitución de la República y las leyes, sin perjuicio en los establecido en la Ley de Municipalidades.

ARTÍCULO 5.- La iniciativa ciudadana es un mecanismo de participación mediante el cual el ciudadano podrá presentar las solicitudes e iniciativas siguientes:

1) Solicitar que los titulares de órganos o dependencias públicas de cualquiera de los poderes del Estado, que convoque a la ciudadanía en general, a los vecinos de un Municipio, de un barrio o colonia, a gremios, sectores o grupos sociales organizados, para que emitan opiniones y formulen propuestas de solución a problemas colectivos que les afecten. Los resultados no serán vinculantes pero sí elementos de juicio para el ejercicio de las funciones del convocante; y,

2) Ofrecer colaboración a la autoridad pública, en la ejecución de una obra o la prestación de un servicio, aportando para su realización recursos económicos, materiales o trabajo personal para beneficio de la comunidad o del Estado. El órgano público competente, de acuerdo con sus disponibilidades financieras, podrá aportar recursos para coadyuvar en la ejecución de las obras o en su caso, hacer un llamado público para que otros ciudadanos, empresas o grupos sociales colaboren con su ejecución.

Estas iniciativas ciudadanas podrán ser planteadas no solamente por ciudadanos individualmente considerados, sino que también por asociaciones civiles, patronatos, empresas, gremios o cualquier otro grupo social organizado.

DEFINICIÓN DEOLIGARQUÍA

la oligarquía es, para las ciencias políticas, la forma de gobierno en la cual el poder es ejercido por un grupo reducido de personas que pertenecen a una misma clase social. Por extensión, el término se utiliza para nombrar al conjunto de empresarios y sujetos acaudalados que suelen actuar en conjunto para la defensa de sus intereses.

El concepto nació en la Antigua Grecia para referirse a la degeneración de la aristocracia. Cuando el sistema aristocrático comenzó a perpetuarse por la descendencia sanguínea y la dirección del Estado dejó de estar en manos de las mentes más brillantes, comenzó a hablarse de oligarquía.

En la actualidad, el término oligarca suele utilizarse para hacer referencia a los millonarios, los latifundistas y los dueños de propiedades. La oligarquía, en este sentido, es una especie de estatus social que tiene implicancias políticas (por ejemplo, a través de la presión económica para conseguir mayores beneficios y ventajas) y culturales (una cierta vestimenta, gustos compartidos, etc.).

La oligarquía no concibe la movilidad social. Los nuevos ricos no logran entrar en los círculos oligarcas, que defienden un linaje similar al de la nobleza. Cuando un oligarca sufre problemas económicos, por otra parte, intenta sostener de cualquier forma su estilo de vida o, al menos, aparentar que lo sostiene.

El estereotipo del oligarca es el de un sujeto sin ética ni moral, dispuesto a incurrir en la corrupción y la violencia para sostener su poder, el cual considera como un derecho adquirido. Los partidos políticos de izquierda suelen tener a la oligarquía como principal enemigo.

A grandes rasgos, es correcto decir que la oligarquía es un concepto opuesto a la democracia, dado que se trata de concentrar el poder en un grupo reducido de gente, en lugar de dar a todos la posibilidad de opinar y decidir. En países que han sufrido períodos de fuerte represión, el término oligarca se suele utilizar como un insulto de una fuerza particular, cargado de la frustración y el resentimiento propios de un pueblo al cual se lo despojó de sus libertades.

La oligarquía corporativa es una forma de poder, que puede ser de tipo operacional o gubernamental, en el cual un pequeño grupo de personas, a veces de instituciones educativas o entidades económicas influyentes tales como bancos, actúan de acuerdo a los principios de la oligarquía, a menudo pasando por encima de las decisiones oficiales de un país. Un claro ejemplo de la actualidad son ciertas empresas multinacionales, que influyen en los movimientos de gobernantes elegidos democráticamente.

Breve reseña histórica

La historia de los gobiernos de naturaleza oligárquica data de las primeras organizaciones sociales del ser humano como especie. A lo largo de los siglos, se han repetido ciertos patrones asociados al el nacimiento de un sistema de este tipo, tales como las relaciones comerciales entre varias naciones y el progreso económico de un sector muy delimitado de la población.

Escritos de temas políticos que legaron los antiguos griegos, como es parte de la obra de Platón, hablan de estos sistemas de gobierno oligarcas, siendo uno de los ejemplos más citados el de los Treinta Tiranos, que rigieron al pueblo ateniense. En el caso de Atenas, se derrocó la oligarquía para recuperar la estructura democrática de la cual habían disfrutado hasta entonces.

Resulta interesante señalar que la oligarquía se puede apreciar en distintos momentos de la historia, pero también en civilizaciones muy diversas, que van desde los antiguos europeos hasta ciertas tribus de África, donde se designa el poder en un consejo de hombres de avanzada edad que, teóricamente, gozan de la sabiduría suficiente como para tomar las decisiones más importantes, aquéllas que guiarán a su gente por el camino del progreso.

http://definicion.mx/autocracia/

Para entender el concepto de autocracia, que es puramente un término relacionada a la ciencia política, debemos remitir a su origen de dos términos griegos: autos y kratos. El primero significa “por sí mismo”, mientras que el segundo significa “poder” o “gobierno”. Lo que entonces significa el término autocracia es el poder ejercido por una sola persona, que tiene el poder absoluto y dicho poder tampoco tiene límites.

Quien ejerce la autocracia, es decir esa sola persona en la cual recae todo el poder del estado, se denomina autócrata. Remontándonos a tiempos más antiguos, el despotismo fue un sistema de gobierno donde una sola persona o un grupo (que podía no estar totalmente vinculada entre sí) ejercían el poder. Es el caso de las monarquías absolutas que reinaron la mayoría de los imperios como el Bizantino. Si bien hoy también existen monarquías, como en España, Suecia, Inglaterra, Holanda o Mónaco, el poder de estos es muy limitada puesto que ahora dichos países cuentan con Presidentes, Prémieres (o primeros ministros) y Parlamentos que intervienen en la toma de decisiones y en las jerarquías de poder.

En tiempos actuales, podemos conocer de manera más cercana el término dictadura, que se trata de un solo individuo que ejerce el poder, donde no existe división de poderes: los poderes ejecutivo, legislativo y judicial se concentra en una sola persona, que se denomina dictador. Las dictaduras son gobiernos de facto, puesto que no son elegidos los dictadores mediante el voto popular si no que toman el poder luego de derrocamientos de Presidentes que han sido democráticamente elegidos. En general, los dictadores (y en general, los gobiernos de facto) están estrechamente relacionados con aparatos militares y estrategias de cohesión y represión social que éstos llevan adelante para mantener el orden social y sostener el aparato dictatorial.

La dictadura se sostiene por el totalitarismo que en general ejerce un partido único y que todas las instituciones del Estado responden a la consolidación del poder de dicho partido (como las escuelas) resaltando la figura de un líder que es ni más ni menos que el dictadora o el autócrata, como lo fue por ejemplo Adolf Hitler en Alemania durante el gobierno del partido nazi.

Además, este tipo de gobiernos se basan en el autoritarismo que es la manipulación de un sujeto (en este caso, el dictador representado a su vez por el partido), donde no existe el consenso y se violan todos los derechos y libertades de las personas bajo su gobierno.

La distribución de la ideología entre la población hondureña no sólo fue instrumental en el inicio de la crisis, sino también en su conclusión. Supuestamente, Zelaya quiso mover al país hacia la izquierda, con el apoyo de líderes izquierdistas en la región y de la izquierda hondureña. Sin embargo, sólo 1 de cada 5 hondureños se consideraron izquierdistas en el 2008. La mayoría de los hondureños se ubicaron en la derecha ideológica. Como consecuencia, los planes políticos de Zelaya habrían eventualmente sido rechazados en futuras elecciones, debido a la abrumadora mayoría derechista, tal como sucedió en las pasadas elecciones generales de noviembre del 2009. Por lo tanto, es improbable que Honduras tome un giro hacia la izquierda, como otros países en la región, ya que este es uno de los países más derechistas del continente. Por estas y muchas razones este país aparenta nunca emerger de este pantano de mentiras y engaños. Algunas personas que no se dan cuenta de la realidad que vive el país, se venden al mejor postor, aunque hay otros pocos que luchan por el bienestar común del pueblo y porque es difícil el cambio de ideologías de nuevas formas de participación en la que el pueblo tenga la palabra, será difícil que haya una verdadera democracia, en todos sus aspectos. Debido a la integración no muy fuerte entre los ciudadanos que están percatados de lo que sucede en el país, y los que están atrapados por unos miles de lempiras y algunos alimentos, es costoso que el pueblo quiera accionar en contra del accionar desastroso de las autoridades, pues no todos están convencidos que en esta rutina el país ira a la ruina pues algunos quieren disimular que no saben lo que de verdad ocurre.

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