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Nicolas Maquiavelo


Enviado por   •  1 de Octubre de 2012  •  1.381 Palabras (6 Páginas)  •  445 Visitas

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Nicolás Maquiavelo

(Florencia, 1469-1527) Escritor y estadista florentino. Nacido en el seno de una familia noble empobrecida, Nicolás Maquiavelo vivió en Florencia en tiempos de Lorenzo y Pedro de Médicis. Tras la caída de Savonarola (1498) fue nombrado secretario de la segunda cancillería encargada de los Asuntos Exteriores y de la Guerra de la ciudad, cargo que ocupó hasta 1512 y que le llevó a realizar importantes misiones diplomáticas ante el rey de Francia, el emperador Maximiliano I y César Borgia, entre otros.

Su actividad diplomática desempeñó un papel decisivo en la formación de su pensamiento político, centrado en el funcionamiento del Estado y en la psicología de sus gobernantes. Su principal objetivo político fue preservar la soberanía de Florencia, siempre amenazada por las grandes potencias europeas, y para conseguirlo creó la milicia nacional en 1505. Intentó sin éxito propiciar el acercamiento de posiciones entre Luis XII de Francia y el papa Julio II, cuyo enfrentamiento terminó con la derrota de los franceses y el regreso de los Médicis a Florencia (1512).

Como consecuencia de este giro político, Maquiavelo cayó en desgracia, fue acusado de traición, encarcelado y levemente torturado (1513). Tras recuperar la libertad se retiró a una casa de su propiedad en las afueras de Florencia, donde emprendió la redacción de sus obras, entre ellas su obra maestra, El príncipe (Il principe), que Maquiavelo terminó en 1513 y dedicó a Lorenzo de Médicis (a pesar de ello, sólo sería publicada después de su muerte).

Maquiavelo y Dios

Su pensamiento

Tener de amigo a Dios es un privilegio, decía el Florentino, que no puede tomarse a la ligera. Se supone que el amigo de los Dioses, escribe Platón en "la República", recibe de ellos lo mejor de las cosas. Moisés, escribe Nicolás, tuvo un gran preceptor en Dios mismo y recibía de él órdenes verbales. En ningún lugar, nuestro autor, examina por extenso su concepción de Dios. Pero diseminadas en sus escritos, hay muchas referencias a Dios. Reunidas, forman un retrato inconfundible. El Dios de Nicolás es el Creador, la Divinidad Principal, Providencial, Real, Universal; el de los muchos nombres, personal, invocable, agradecible, merecedor de reverencia; un juez, justo y clemente, que premia y castiga; aterrador, una fuerza trascendente, separada del mundo pero actuante en él.

"...y el hombre ha sido creado sólo para bien y honor de Dios, quien le dio el habla para que pudiera alabarlo; le dio un rostro no inclinado hacia la tierra, como los animales, sino orientado hacia el cielo para que pudiera contemplarlo continuamente; le dio las manos para que pudiera construir templos, hacer sacrificios en su honor; le dio la razón y el intelecto para que pudiera especular y conocer la grandeza de Dios... Pensad por tanto cómo todas las cosas hechas y creadas, son hechas y creadas en beneficio del hombre..."

• Nicolás Maquiavelo (1469-1527).

No se me oculta que muchos creyeron y creen que la fortuna, es decir Dios, gobierna de tal modo las cosas de este mundo que los hombres con su prudencia no pueden corregir lo que ellas tienen de adverso, y aun que no hay remedio ninguno que oponerles. Con arreglo a esto, podrían juzgar que es en balde fatigarse mucho en semejantes ocasiones y que conviene dejarse gobernar entonces por la suerte. Esta opinión no está acreditada en nuestro tiempo, a causa de las grandes mudanzas que, fuera de toda conjetura humana, se vieron y se ven cada día. Reflexionándolo yo mismo, de cuando en cuando me incline en cierto modo hacia esta opinión; sin embargo, no estando anonadado nuestro libre albedrío, juzgo que puede ser verdad que la fortuna sea árbitro de la mitad de nuestras acciones; pero también es cierto que ella nos deja gobernar la otra, o a lo menos siempre algunas partes. La comparo con un río fatal que, cuando se embravece, inunda las llanuras, echa tierra los árboles y edificios, quita el terreno a un paraje para llevarle a otro. Cada uno huye a la vista de él, todos ceden a su furia

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