Otas Sobre El Concepto De "autorreflexión" En Jürgen Habermas
Iv_ensayos21 de Junio de 2013
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Notas sobre el concepto de “autorreflexión” en Jürgen Habermas1
Mgter. Raúl A. Rodríguez
Sinopsis:
Jürgen Habermas, en sus primeros escritos es decir, en aquellos anteriores a la edición alemana de la Teoría de la Acción Comunicativa (Suhrkamp, Ff/M., 1981), nos presenta con riqueza conceptual la noción de “autorreflexión”. Este concepto está ligado a la explicación del desarrollo sociocultural del hombre y dentro de ese proceso, al rol histórico evolutivo que acompaña el conocimiento científico. En este trabajo nos proponemos elaborar y presentar una exposición sistemática que, al mismo tiempo, discuta el concepto de “autorreflexión”. Para este propósito tomaremos con especial consideración su obra “Conocimiento e interés” ( ed. alemana: 1968 / trad. cast. 1982).
La especificidad de las ciencias sociales, frente a las ciencias naturales, esta dada no sólo por las objetivaciones que construyen sus teorías, las que aluden a la sociedad y con ello a distintos aspectos de las interacciones sociales, sino también por los principios de validez que legitiman sus conclusiones. La sociedad no es un hecho natural dado a la conciencia y sobre la cual se puedan enunciar declaraciones constatativas verdaderas fundadas en principios epistemológicos incondicionados. La sociedad es un hecho socialmente construido sobre un plexo de normas y valores que se ha entretejido en la misma trama de la historia y la cultura, es decir, a través de las acciones y la autoconciencia. En esa trama se encuentran, a la vez, los principios de rectitud y veracidad que legitiman las interacciones y los discursos constituyendo así el mundo social y el mundo subjetivo.
Por cierto que nos valemos de categorías de la Teoría Crítica de Jürgen Habermas, y en particular, de su temprana teoría de los intereses cognoscitivos, por
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Este texto fue publicado con algunas modificaciones en el capítulo “En torno al concepto
de ‘autorreflexión’ en Jürgen Habermas” en el libro LA COMPLEJIDAD EN LAS CIENCIAS: MÉTODO, INSTITUCIONALIZACIÓN Y ENSEÑANZA (edit. Carlos E. Masse Narvaez y Rene Pedroza Flores) Paidós, México. 2001
estos nos proporcionan fundamentos que actualizan la discusión de una filosofía social ligada a las mismas ciencias sociales2.
Esta teoría habermasiana ha discriminado tipo de intereses que orientan las formas de conocimiento: el interés instrumental ligado a la racionalidad estratégica, a un conocimiento que acompaña las acciones teleológicamente dirigido al logro exitoso de un fin; el interés práctico que corresponden al conocimiento que explicita a las acciones simbólicamente mediadas, o sea, regladas por normas; y el interés emancipatorio que se ha vinculado al conocimiento crítico y que orienta las interacciones sociales tendientes a la comunicación y el entendimiento. Tales nociones de interés, acentuadas por Habermas con relación al conocimiento en su primera etapa más que a la acción en sí como se verá que continúa, se explican como intereses que orientan a la acción cognitiva del hombre en este doble proceso: por una parte, de producción material que se manifiesta a través de su relación con la naturaleza, y de autoconstitución de sí, como individuo, y que luego se extiende a la autocomprensión de la especie. Los intereses coexisten en las acciones de conocimiento y esto es así, porque se han generado en la especie humana como consecuencia de esta doble relación: trabajo e interacción social.
Ahora bien, la crítica del conocimiento se plantea en Habermas en dos dimensiones: una trascendental, que expone los a prior del conocimiento traducidos como intereses, y otra empírica, que trata de reconocer en qué condiciones se materializan las estructuras lógicas. Tal “materialización” no se objetiva en un sujeto trascendental al modo kantiano ni en un devenir fenomenológicamente constituido del Espíritu Absoluto, como en Hegel. Este sujeto es mas bien generado por la naturaleza y formado socialmente.
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Jürgen Habermas: Theorie und Praxis, Luchterhand, Neuwied, 1963; ed. ampliada,
Suhrkarnp, Frankfurt a.M., 1971; trad. cast., Teoría y praxis, Sur, Buenos Aires, 1966; ed. ampliada, Tecnos, Madrid, 1987.
- Technik und Wissenschaft als Ideologíe“, Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1968; trad. cast., Ciencia y técnica como «ideología», Tecnos, Madrid, 1984.
- Erkenntnis und Interesse, Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1968; ed. ampliada, 1973; trad. cast., Conocimiento e interés, Taurus, Madrid, 1982.
- Zur Logik der Sozialwissenschaften, Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1970; ed. ampliada, 1982; trad. cast., La lógica de las ciencias sociales, Tecnos, Madrid, 1988.
- Legitimationsprobleme im Spätkapitalismus, Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1973; trad. cast., Problemas de legitimación del capitalismo tardío, Amorrortu, Buenos Aires, 1975.
- Zur Rekonstruktion des Historischen Materialismus, Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1976; trad. cast., La reconstrucción del materialismo histórico, Taurus, Madrid, 1981.
- Theorie des Kommunikativen Handelns, 2 vols., Suhrkamp, Frankfurt a.M., 1981; trad. cast., Teoría de la acción comunicativa, 2 vols., Taurus, Madrid, 1987.

En este contexto es donde aparece el concepto de autorreflexión orientada hacia la emancipación. Mientras nuestra existencia cultural encuentra en el trabajo y las interacciones sus condiciones fundamentales, corresponde a una distinción dentro de la misma esfera de las interacciones el reconocimiento del poder y la ideología, y estos como distorsiones de la relación ética. Por otra parte, el interés emancipatorio que orienta a la autorreflexión tiende a relaciones sociales organizadas sobre la base de una comunicación libre de dominación. De este modo mientras el trabajo y la interacción suceden como invariantes en la evolución social, las formas de poder, ideológicas y la autorreflexión sólo aparecerán históricamente determinadas. El interés por el control técnico y hacia el mutuo entendimiento en la vida práctica que corresponden a la acción instrumental y la interacción simbólica, son dos imperativos de una forma sociocultural de vida dependiente del trabajo y el lenguaje. Pero el interés emancipatorio se desarrolla como consecuencia de una comunicación distorsionada por el ejercicio normativo del poder.
Si bien el trabajo y la interacción son invariantes que se han desarrollado como elementos constitutivos de los sistemas sociales, el interés humano por la emancipación, autonomía y responsabilidad (Mündigkeit), Habermas lo encuentra en la estructura misma de la comunicación humana, y en este sentido es también una invariante inherente a la forma sociocultural pero la búsqueda de la emancipación mediante la autorreflexión crítica emerge en condiciones históricas de transformación en el trabajo y la interacción.
La autorreflexión crítica que explicita esta dominación emancipatoria disiente conceptualmente de otra noción de autorreflexión que Habermas a tomado tanto de Charles Pierce como de Wilhem Dilthey. En ambos casos la autorreflexión de la que se trata es sobre las condiciones subjetivas del conocimiento, sobre la construcción a priori de los hechos que trata la ciencia. Esta autorreflexión es reflexión filosófica orientada sobre los presupuestos y condiciones generales del conocimiento válido y de la acción correcta. De lo que aquí se trata, es más bien de la reconstrucción racional. Pero la autorreflexión que rescata como consecuencias teórica derivadas de Freud y Marx evidencian una autorreflexión crítica que, en un caso expone la autoconstitción del individuo a través de las huellas del diálogo reprimido que opaca su historia individual, esto con Freud o bien, como en Marx, queda develada la historia de la especie como proceso de autoformación mediada por le trabajo social y la lucha de clases, y así queda rasgado el velo de la cobertura ideológica que encubre las relaciones sociales de producción.
Razón y autorreflexión se identifican a través dela fuerza emancipatoria que genera trasparencia en sí mismo al individuo y a la especie. La razón y la reflexión, como dice Habermas, nos proporcionan la capacidad de desarrollar una relación utilitaria con la naturaleza pero también orientar con sentido práctico, es decir, en términos de valores y normas, nuestras acciones constituidas en un mundo social3.
La razón es así la que nos proporciona los medios para alcanzar la Mündigkeit, la madurez, la autonomía, la emancipación de los factores que nos determinan y nos sojuzgan como sujetos naturales y sociales. Tal madurez no es, en este sentido, una autonormatividad sino la capacidad del hombre de saber traducir las normas sociales en términos de pautas que orientan su acción crítica y por ende conscientemente definida en un mundo social. La madurez normativa conlleva, por consiguiente la autonomía.
Como se observa, el trasfondo de la constitución de los social no lo encontramos sólo en las acciones orientadas hacia el éxito, hacia el uso instrumental y dominación de la naturaleza, sino que sobre tal base se entretejen las relaciones sociales cementadas por normas y valores que conforman la cultura y la tradición. Y es en esa dimensión del mundo vivido por los sujetos por el cual y en el cual nos comunicamos a través del lenguaje. A través de este, es como también se articula la racionalidad comunicativa por medio de la cual se dan las normas, las crisis y las rupturas.
Habermas observa críticamente, en tal sentido, a Carlos Marx al considerar que este sólo ha priorizado en la comprensión de la revolución social la relación utilitaria del hombre con un mundo objetivado
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