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PEDAGOGIA DE LO OPRIMIDO


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2019  •  Informes  •  777 Palabras (4 Páginas)  •  150 Visitas

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PEDAGOGIA DEL OPRIMIDO    

CAPITULO 3

En el análisis del dialogo la palabra, como algo más que un medio, para que este se produzca, se necesita buscar sus elementos constitutivos, esta búsqueda nos lleva a dos dimensiones: acción y reflexión

De la acción como palabrería, verbalismo, como una palabra hueca sin denuncia verdadera y de la reflexión como activismo, este al minimizar la reflexión imposibilita el dialogo.

El dialogo es un encuentro de los hombres mediatizados por el mundo, en una relajación yo-tu, esta es la razón que hace imposible el diálogo entre aquellas que quieren pronunciar el mundo y los que no quieren hacerlo. Por esto, el dialogo es una exigencia existencial. Y siendo el encuentro que solidariza la reflexión y la acción de sus sujetos encauzados hacia el mundo que debe ser transformado y humanizado.

No se considera como una discusión guerrera, polémica, entre dos sujetos que n o aspiran a comprometerse con la pronunciación del mundo ni con la búsqueda de la verdad, sino que están interesados solamente en la imposición de su verdad.

Entonces no hay diálogo si no hay un profundo amor al mundo y a los hombres, siendo el amor fundamento del mismo. El amor es un acto de valentía, nunca del temor; el amor es compromiso con los hombres.

No hay tampoco diálogo si no hay humildad. La pronunciación del mundo no puede ser un acto arrogante.

La autosuficiencia es incompatible con el diálogo. Los hombres que carecen de humildad., o aquellos que la pierden, no pueden aproximarse al pueblo. Si alguien no es capaz de servirse y sentirse, saber ese tan hombre como los otros ,significa que le falta mucho que caminar, para llegar al lugar de encuentro con ellos, en este lugar hay hombres que buscan saber más.

Al basarse en el amor, la humildad, la fe en los hombres, el diálogo se transforma en una relación horizontal, sería una contraindicación si en tanto amoroso, humilde y lleno de fe en los hombres, el diálogo no provocase un clima de confianza entre los sujetos.

La confianza implica el testimonio que un sujeto da a otro, de sus intenciones reales y concretas. Decir una cosa y hacer otra, no tomando la palabra en serio, no puede ser estímulo a la confianza.

Tampoco hay diálogo sin esperanza, la desesperanza es también una forma de silenciar, de negar el mundo, de huir de él.

Esperanza que no se manifiesta en el gesto pasivo de quien cruza los brazos y espera, luchar con esperanza y esperar.

Concluyendo que no hay diálogo verdadero si no existe entre sus sujetos un pensar verdadero, un pensar que percibe la realidad como un proceso y no como algo estático.  Solamente el diálogo, que implica el pensar crítico, es capaz de generarlo.

Uno de los equívocos ´propios de una concepción del humanismo, radica en que, en su ansia por presentar un modelo ideal de “buen hombre” se olvida de la situación concreta presente de los hombres mismos.  El humanismo, según Furter, consiste en permitir la toma de conciencia de nuestra plena humanidad, como condición y obligación, como situación y proyecto.

Es así como para el educador humanista la incidencia de la acción es la realidad que debe ser transformada por ellos con los otros hombres y no los hombres en sí.

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