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PRÁCTICAS EN EL PARQUE URBANO Y SUS BENEFICIOS PARA LOS CIUDADANOS


Enviado por   •  23 de Febrero de 2016  •  Resúmenes  •  3.636 Palabras (15 Páginas)  •  200 Visitas

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PRÁCTICAS EN EL PARQUE URBANO Y SUS BENEFICIOS PARA LOS CIUDADANOS[1]

Por. Luis Mario Hernández Vera

Resumen: Los parques como un reducto de la naturaleza en la ciudad, tienen varias funciones dentro del metabolismo urbano. Sin embargo, su función social es también importante para la salud y las relaciones sociales de los habitantes de la ciudad. Este escrito muestra la relación entre prácticas, motivos y beneficios que las personas de la ciudad de Quito tienen a la hora de visitar el parque La Carolina.

Palabras Clave: Parque La Carolina,  Estrés, Emociones, Salud Mental, Salud Física.

INTRODUCCIÓN.

Los parques, como extensión de la vida rural, son uno de los elementos más destacados en las ciudades modernas y de los cuales se haría imprescindible la vida actual. Fueron creados como una extensión de las áreas de cultivo y los jardines en los palacios musulmanes, así como en las iglesias y conventos cristianos. Como menciona (Kostof, 1992) citado por  (Rodriguez & Alarcon, 2003) “Los patios con jardines de las iglesias, cobraron importancia, por cuanto eran espacios para la reflexión y la paz espiritual (…) En el renacimiento, la ciudades se expandieron más allá de las murallas que limitaban la ciudad hacia áreas para proveer a la clase dominante de lugares para el esparcimiento y la recreación” (Rodriguez & Alarcon, 2003, pág. 131) Luego, en los procesos de crecimiento urbano que generó la Revolución Industrial, la creación de los parques urbanos según (Botkin, 1997) citado por  (Rodriguez & Alarcon, 2003) fueron usadas no con fines estéticos, ni de conservación biológica; sino como una serie de mecanismos de reducción de las enfermedades causadas por la polución de las industrias.  

Pero, ¿Cuál es el uso actual de los parques en un contexto urbano denso, cargado de simbolismos y de sobrecarga emocional para sus ciudadanos? Los parques son un reducto de la antigüedad que tiene un uso racionalizado dentro de la vida moderna. Rescato de (Auge, 1993) el concepto de lugar antropológico para entender la función del parque, éste es un “lugar de encuentro, de cruce. Pueden ser itinerarios que pasan y recorren distintos lugares de reunión, caminos que conducen de un lugar a otro en los cuales los individuos se reconocen dentro de un espacio que le es propio” (Sanguineti, 2007), dentro de este espacio vital, se entretejen una serie de significados sociales construidos, que le permiten tener una función dentro de la vida cotidiana de los sujetos.  

        Los parques son lugares antropológicos altamente racionalizados; donde hay una naturaleza planificada, no contingente; el parque es una artificialidad que pretende ser natural en un espacio creado por el ser humano y sobrecargado de simbolismos y artefactos. El parque, como construcción cultural del espacio, tiene una función dentro de la narrativa de la ciudad. Es un símbolo que se define por el uso que los ciudadanos y ciudadanas le dan, es el espacio neutral donde la gente va descargar la sobredosis de palabras, de publicidad consumista, de responsabilidades. La función del parque es una función de silencio ante el ruido de la ciudad.

METODOLOGÍA

        Este escrito está pensado como una reflexión de la función de los parques en la ciudad. Mi propósito es describir las prácticas de los ciudadanos y ciudadanas de la ciudad de Quito en el parque La Carolina, y cómo las motivaciones personales que existen tras esas prácticas, generan  beneficios para su salud mental y física de sus visitantes. Cumpliré lo anterior a través de dos objetivos: describir las actividades de los usuarios del parque La Carolina; y exponer las motivaciones que tienen los usuarios para usar el parque y los posibles beneficios que creen obtener. Estos objetivos específicos los alcanzaré mediante el uso de dos instrumentos: el primero, la observación participante dentro de las actividades del parque, donde me involucraré como visitante para describir mi experiencia y las observaciones que hago con respecto a los demás visitantes, a manera de relato corto; el segundo, un sondeo pequeño que realicé en medio de las actividades de observación, donde a través de tres preguntas orientadoras, logro entender las motivaciones y los beneficios que los usuarios sienten que obtienen en el parque.

RESULTADOS

Cuando me reuní con Andrés[2] hacia sol sobre Quito a pesar que ya eran pasadas las 3:00 pm. El único tramo que conocía de La Carolina, era el que da sobre La República, por los lados del centro comercial El Jardín. A medida que íbamos caminando Andrés, que es arquitecto, me explicaba sobre el parque y sus orígenes. Esa zona eran humedales sobre los cuales se asentaba la ciudad, y los cuales fueron borrados por la mancha urbana cuando Quito empezó a expandirse. Los predios del parque pertenecían a la  hacienda La Carolina, de allí el nombre del parque. Con el paso de los años,  la hacienda se convirtió en un hipódromo para los pelucones que vivían en la Floresta. Tras ser un espacio para las apuestas, junto con la presión urbana; a finales de los años 70’s se decide construir el parque sobre los predios del hipódromo y algunos terrenos que le circundaban.

        Cuando ingresamos por el costado Sur del parque, empiezo a notar una serie de regularidades, muchos árboles sembrados de manera estratégica para dar paso a una serie de senderos y bancas distribuidas específicamente en la configuración del espacio. El césped corto invitando a los visitantes a sentarse sobre él para apreciar la naturaleza. El ruido de la ciudad, que a medida que vamos adentrándonos, se acaba. Los sonidos de los carros se sienten a lo lejos, y tras ello, aparecen los sonidos de las aves y el murmullo de las personas que se siente a lo lejos. En este punto del parque sólo aprecio alguna que otra pareja que busca en la soledad del arbolado, un poco de privacidad para robar un beso o una caricia espontanea..

Al caminar por el Jardín Botánico, vemos un poco más de personas, algunas en el lago artificial montados sobre unos botes curiosos tratando de maniobrarlos. Las aves se hacen más notorias, esto por la cantidad de árboles que hay en el jardín; aparecen los vendedores de helados, de algodón de azúcar, de refrescos y jugos naturales. Alguno que otro que vende comida a los niños, a las parejas, a los ancianos. Todos dispersos entre las zonas donde está el lago y algunas bancas que se ubican para observar el agua. Alrededor, la gente hablaba, reía, algunos hacían fila para alguna bebida fría; las actividades eran pasivas, sólo de contemplación. Algunos tomaban el sol mientras los botes surcaban el lago artificial. Sólo ellos, los de los botes, lograban con sus piernas hacer algún tipo de ejercicio para trasladarse. La torpeza de la navegación daba espacio para las risas. Esta congregación de personas era curiosa. Sólo las familias con los niños, interactuaban entre sí; el resto de humanos parecía no existir, y si existían, era como parte del paisaje. Las familias estaban dispersas, pero a la vez ocupando un espacio donde podían desarrollar la actividad que el parque les convocaba en aquella tarde.

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