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Preescolar

mechira11 de Marzo de 2013

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria

Instituto Universitario de Educación Especializada

Estado Táchira – Táriba

AMBIENTES QUE PROPICIEN

EL DESARROLLO COGNOSCITIVO

DEL NIÑO Y LA NIÑA DE 0 A 7 AÑOS:

FAMILIA, ESCUELA, CULTURA, TECNOLOGIA, RECREACION

Integrantes:

Barrera R. Luz E. C.I.:V-15.027.200

Barrera R. Vanessa B. C.I.:V-20.423.982

Chacón R. María T. C.I.:V-14.019.715

Ramírez A. Mercedes Z. C.I.:V-19.359.110

Facilitador: Escalante Luisa

Carrera: Preescolar

Materia: Desarrollo de Procesos Cognoscitivos

Semestre: 2do, Sección: A

Turno: Sábado, Mañana.

Noviembre, 2012

INTRODUCCIÓN

Actualmente, en el campo educativo el desarrollo cognitivo y los procesos de aprendizaje del niño y niña, se aprecian en el transcurso de su crecimiento con las diferentes acciones y actitudes que manifiestan sobre todo en las edades comprendidas entre 0 a 7 años, donde se encuentran dotados de capacidad para alcanzar elevadas e importantes metas en su vida, originadas por la combinación de estructura biológico (lo genético) y las condiciones sociales y culturales (ambiente); de manera que, pueda afirmarse que el desarrollo social de la persona (relación herencia – ambiente) determina la condición humana.

En base a ello, en el avance de este trabajo se podrá apreciar que existen varios ambientes como el familiar, cultural, tecnológico, recreativo y el escolar, entre otros, en el que el ser humano va adquiriendo las diferentes experiencias y situaciones que pueden enseñar-aprender, formar y construir conocimientos, para su desenvolvimiento social, el cual, para los niños y niñas de los 0 a 7 años se sitúan más en el ambiente escolar, donde su curiosidad y necesidad por fortalecer el aprendizaje, es orientada por el docente, logrando así que los escolares permitan clasificar los conocimientos que le sean útiles para la vida.

Es importante tomar en cuenta, en la consolidación de los aprendizajes, utilizar el juego como instrumento de enseñanza, como contenido o como juego en el patio, en vista de que los mismos influyen en el proceso cognitivo del ser en formación. Jugar requiere comenzar a transformar las acciones en significados, habilitando de manera efectiva para la adquisición de la capacidad representativa.

Desarrollo Cognitivo en el Ambiente Familiar

del Niño y la Niña de 0 a 7 Años

El aprendizaje más significativo se da en el ambiente familia

Rafael lucio gil

Quizás uno de los espacios naturales más reconocidos y aceptados en el mundo por las distintas culturas, con sus variantes, es la familia como el nicho ecológico fundamental para la transmisión de valores y cultura. Sin embargo, aun siendo reconocida como célula fundamental de la sociedad, la realidad práctica nos indica que tanto su constitución y sostenibilidad como los roles que le corresponde jugar están siendo descuidados. Sabemos que toda persona, desde que nace, es educable y está en construcción y desarrollo permanentes; es por ello que la familia es el espacio preferencial de aprendizaje, en sus diversas formas, niveles y posibilidades. Las fiestas de navidad y año nuevo son, por excelencia, un lugar privilegiado de encuentro y convivencia para la familia. Sin embargo, los intereses del mercado y el consumismo que les rodean, frecuentemente, desdibujan en gran medida esta posibilidad.

Desde cualquier perspectiva que pudiéramos analizar a la familia, todas ellas apuntan a proporcionar a los hijos e hijas, desde la más tierna infancia, un desarrollo integral en el que se conjugan, de manera compleja, factores de origen genético, psicológico, fisiológico, cultural, espiritual y social. Es por ello que la sanidad de nuestra sociedad descansa fundamentalmente en la sanidad de las familias que la componen, con los atributos y valores que las representan y los saberes que reproducen.

Son diversas las disciplinas que han estudiado la influencia que tiene en los niños, niñas y adolescentes la educación familiar. Desde el vientre materno hasta los cinco a seis primeros años de vida, la contribución de este entorno familiar representa el espacio por excelencia para desarrollar, de forma básica, el sistema físico, neurológico, afectivo, interactivo y social. La ausencia o descuido de esta etapa contrae profundas consecuencias insuperables para el futuro de estos niños y niñas, para la construcción de su identidad, autoestima y logro educativo y social, con las consecuencias trágicas que ello trae para el desarrollo del país. La educación formal, como la entidad institucional mejor organizada que da respuesta al derecho natural de toda persona a su desarrollo, en sus variadas expresiones, se constituye en una prolongación y complementación de la educación que proporciona la familia, lo que justifica la importancia de articular estas dos instituciones, de manera que tanto la educación sepa aprovechar y desplegar los aprendizajes que los educandos han obtenido en su familia como éstas se deben enriquecer con el desarrollo que logran sus hijos e hijas en el entorno organizado del ámbito educativo.

Esta relación de complementariedad, cuando no existe o se desaprovecha, abre brechas insospechadas entre la educación formal escolar y la educación no formal e informal familiar, impidiendo una acción unificada que posibilite, no sólo una educación para los hijos e hijas, sino también una educación para los padres y madres. La “escuela de padres” constituye, en este sentido, un espacio privilegiado para superar esta brecha.

También la familia se constituye en el mejor escenario de encuentro entre los valores o anti valores de los padres y madres, como los mejores modeladores y ejemplos o contra ejemplos de las conductas, actitudes y aprendizajes que desarrollarán sus hijos e hijas. Al igual que en el escenario de la educación formal los contenidos de enseñanza-aprendizaje sobre actitudes y valores que escuchan en el aula los alumnos pudieran entrar en contradicción con actitudes impositivas, irrespetuosas e inadecuadas de algunos maestros o maestras, también al interior de la familia, los comportamientos y actitudes de los padres-madres pudieran entrar, en muchos casos, en contraposición con el contenido del discurso con que exigen a sus hijos determinados comportamientos.

El ambiente familiar influye de manera decisiva en nuestra personalidad. Las relaciones entre los miembros de la casa determinan valores, afectos, actitudes y modos de ser que el niño va asimilando desde que nace. Por eso, la vida en familia es un eficaz medio educativo al que debemos dedicar tiempo y esfuerzo. La escuela complementará la tarea, pero en ningún caso sustituirá a los padres.

El ambiente familiar es el conjunto de relaciones que se establecen entre los miembros de la familia que comparten el mismo espacio. Cada familia vive y participa en estas relaciones de una manera particular, de ahí que cada una desarrolle unas peculiaridades propias que le diferencian de otras familias. Pero el ambiente familiar, sea como sea la familia, tiene unas funciones educativas y afectivas muy importantes, ya que partimos de la base de que los padres tienen una gran influencia en el comportamiento de sus hijos y que este comportamiento es aprendido en el seno de la familia. Lo que difiere a unas familias de otras es que unas tienen un ambiente familiar positivo y constructivo que propicia el desarrollo adecuado y feliz del niño, y en cambio otras familias, no viven correctamente las relaciones interpersonales de manera amorosa, lo que provoca que el niño no adquiera de sus padres el mejor modelo de conducta o que tenga carencias afectivas importantes.

Los elementos que la familia aporta al niño son principalmente:

Comportamientos sociales

Aprendizajes básicos comportamientos

Normas valores disciplinas

Seguridad emocional

Para que el ambiente familiar pueda influir correctamente a los niños que viven en su seno, es fundamental que los siguientes elementos tengan una presencia importante y que puedan disfrutar del suficiente espacio:

1. Amor

2. Autoridad participativa

3. Intención de servicio

4. Trato positivo

5. Tiempo de convivencia

1. Amor

Que los padres queremos a nuestros hijos es un hecho evidente. Pero que lo manifestemos con suficiente claridad ya no resulta tan evidente. Lo importante es que el niño se sienta amado. Para ello, además de decírselo con palabras, tenemos que demostrar que nos gusta como es, que queremos su felicidad, que sienta la seguridad que le damos, el apoyo y el reconocimiento y ayudarle en todo lo que necesite. Y esto se consigue mediante los pequeños detalles de cada día: mostrando interés por sus cosas, preguntando, felicitando, sabiendo lo que le gusta e interesa, y mostrándonos comprensivos y pacientes.

2. Autoridad participativa

Tiene que ver con la manera de ejercer la autoridad. Considero indiscutible que los padres deben saber cómo ejercer la autoridad. La autoridad es un derecho y una obligación que parte de nuestra responsabilidad como padres en la educación de nuestros hijos. Pero la autoridad sólo tendrá una función educativa correcta si se ejerce de manera persuasiva cuando los hijos son pequeños, y de manera participativa

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