¿Qué Tiene Que Ver La Educación Social Con Y En La Exclusión?
LACSI24 de Marzo de 2013
5.837 Palabras (24 Páginas)601 Visitas
1. Introducción
En el presente trabajo académico se van a tratar temas como la exclusión, educación social y exclusión social. Estas cuestiones mencionadas podremos ser capaces de abordarlas a partir de la siguiente pregunta ¿qué tiene que ver la Educación Social (con) y (en) la exclusión?
Primero nos centraremos en buscar las tres cuestiones que señalan el punto de partida de nuestro trabajo, con ellas pretendemos llegar a entender aquellas relaciones que unen la Educación Social con lo que actualmente se está llamando “exclusión social”, utilizado este término por la sociedad y los profesionales de lo social.
Para poder hablar de la Educación Social tenemos en cuenta tres aspectos importantes, la educación social como práctica, profesión y titulación, pero en este trabajo sólo nos vamos a centrar en los primeros dos aspectos.
Además en el presente trabajo académico intentaremos indagar en aquellas relaciones que puedan enlazar Educación Social con exclusión, ya que discernimos que la preposición con entraña vínculos de relación, de convivencia, de ir de la mano, por esta razón trataremos de averiguar aquellos aspectos que las puedan conexionar. Por ello, pretenderemos ver que competencias y funciones de la Educación Social tienen que ver con la exclusión. También trataremos de analizar la exclusión, centrándonos en la exclusión social desde su evolución histórica.
También abordamos los aspectos que nos pueden indicar de aquello que la Educación Social hace en la exclusión, si comprendemos que en apunta a acciones conjuntas, en sentido a afectos a distintas formas de subsistir.
Sin olvidarnos de entablar relaciones que pueden afectar a la combinación de las dos preposiciones con/en dentro del terreno de la Educación Social; para así al final poder llegar a una síntesis de todo lo expuesto, más que a unas conclusiones resolutivas.
2. La educación social como práctica y profesión: dos aspectos que no debemos obviar
Para poder desarrollar estos dos aspectos vemos necesario trabajarlos de forma separada, aunque no debemos olvidar que ambos se encuentran al mismo nivel, es decir, van de la mano.
Tomaremos como referencia a autores como, José García Molina, Juan Sáez y Karsz. A parte de estos dos autores no debemos olvidarnos de mencionar la mirada que nos otorga ASEDES:
“Derecho de ciudadanía que se concreta en el reconocimiento de una profesión de carácter pedagógico, generadora de contextos educativos y acciones mediadoras y formativas, que son ámbito de competencia profesional del educador social, posibilitando:
- La incorporación del sujeto de la educación a la diversidad de las redes sociales, entendida como el desarrollo de la sociabilidad y la circulación social.
- La promoción de la cultura social, entendida como apertura a nuevas posibilidades de la adquisición de bienes culturales, que amplíen las perspectivas educativas, laborales, de ocio y participación social.”
De esta forma, los elementos: definición de Educación Social, Código Deontológico y Catálogo de Funciones y Competencias conforman los elementos articuladores básicos de la profesión y, alrededor de ellos, podemos concebir la cultura y la identidad profesional del educador social”. (ASEDES, 2006:3)
Los mencionados documentos dejan claro, por lo tanto, que una de las funciones a realizar por el Educador Social, como profesional, es la de compensar los efectos generados por las situaciones de exclusión social. Diríamos que la relación de la Educación Social con la exclusión está dentro del ámbito de sus competencias.
Esta relación es la que ha permitido el auge que, a partir de los años ochenta, han ido experimentando las profesiones sociales. Auge que viene determinado por las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales que están provocando desigualdades sociales a las que el Estado de Bienestar, si bien no da soluciones definitivas, sí al menos trata de solventar en términos de gestión.
Hablamos de la relación directa entre democracia, Estado de Bienestar y Educación Social, puesto que ésta última, al igual que la mayoría de las profesiones sociales, no hubiera podido aparecer si no hubiese sido en el contexto proporcionado por los otros dos supuestos. Sin embargo, no es menos cierto que la Educación Social se desarrolla más en el ámbito de la gestión de las políticas sociales que en términos de erradicación de aquellas causas que alimentan, al fin y al cabo, su campo de intervención.
2.1 Educación Social como práctica:
Para Sáez (2003), es una práctica social cuyos fines son educativos. Lo que se ha denominado a lo largo del tiempo como una práctica educativa llevada a cabo fuera de la escuela y la familia.
Esta visión sigue vigente actualmente en el ámbito laboral y ocupacional, pero no ha conseguido crear unos principios epistemológicos para que la consideren una profesión.
García Molina (2003), presenta que esta óptica puede verse desde los efectos que tiene en el que la recibe, a saber efectos instructivos, formativos, subjetivantes, de promoción social… a lo que podría tratarse como las consecuencias que conllevan la práctica.
Estas dos definiciones se complementan, pero se separan al mismo tiempo. Como hemos mencionado anteriormente Sáez les otorga un carácter social y educativo a estas prácticas de la Educación Social, ya que a lo largo de la historia se ha ubicado esta práctica en entornos diferentes a la escuela y a la familia; esto no quiere decir que la Educación Social solo se practique fuera de ellos, sabiendo que no toda práctica será social y educativa. Para poder medir eso tenemos que tener en cuenta la fortaleza y la precisión que son la base para establecer los límites de la Educación Social, aunque en la actualidad esta visión está avanzando esforzándose en especificar y comprender lo que denominamos Educación Social, aún se encuentra muy difuminada.
García Molina, utiliza los espacios para delimitar aquello que es capaz de provocar en el sujeto, es decir, se centra en las consecuencias que la tarea del educador estimula, pero es complicado llegar a entender si esos efectos se producen en el sujeto.
Entendemos con esto que si se consiguen los efectos buscados en la práctica estamos ante un profesional de la Educación Social.
2.2 Educación Social como profesión:
Para poder trabajar este aspecto vamos a utilizar como referencia a Sáez (2003), que habla de la Educación Social como una profesión, en donde ésta va formando su naciente enfoque, al mismo tiempo que maneja habilidades que persuaden para hacer creíble y necesaria una determinada competencia, entre la profesión y el tipo de aptitudes. Y así hablar de esta forma del recorrido de uno de los agentes profesionalizadores indispensable, como son las asociaciones profesionales, así como al proceso de constitución y consolidación del movimiento asociativo de los educadores sociales, todo esto hasta la creación de los Colegios profesionales o la joven Asociación Estatal de Educación Social, ASEDES.
García Molina (2003), analiza la Educación Social desde la premeditación del agente que la lleva a cabo, en donde la profesión puede ser, entre otras cosas, aquello que quienes la practican hagan de ella.
Sáez y Molina aunque desde puntos de vista diferentes, comparten que la profesión se caracteriza por simultanear una serie de vínculos que no hacen sino unir el conocimiento que se ha adquirido en la titulación y la práctica que con él se puede llevar a cabo.
Para Sáez los conocimientos y la práctica que se deriva de ellos, se apoyan en las bases de regulación de las asociaciones que agrupan a las personas que se dedican a la Educación Social, otorgando una mirada muy determinada de aquello a lo que se le puede denominar con el nombre de profesión. Cualquiera de estas asociaciones tiene en su poder estatutos y documentos que les sirvan de pilar para unir y sustentar a los que cumplen con unas particularidades específicas, requisito imprescindible para pertenecer a ellas.
García Molina realiza una definición más abstracta del término profesión, pero al analizarla detenidamente encontramos un carácter concreto y específico que también utiliza Sáez. En la definición que hace García Molina se apunta que sólo existe “un aquellos” que son capaces de ejercer una profesión, por lo que Sáez y Molina están de acuerdo en este punto, pero con una diferencia ya que con García Molina se vislumbra que son los propios profesionales los que regulan esas asociaciones y a través de su práctica guían la profesión hacía lugares específicos y legítimos. Una práctica que puede ser concreta de cada profesional, pero siempre con cierta semejanza a las del resto.
Podemos concluir es importante destacar que tanto los análisis de Sáez como los de García Molina son semejantes y se suplementan uno al otro, es decir, la unión de los profesionales como fuerza de creación de la propia profesión.
3. Exclusión Social: En relación con exclusión laboral y exclusión educativa.
En relación a lo que el término
...