Raices de la etica

RAICES DE LA ETICA

Una de las grandes incógnitas que ronda a la humanidad es acerca de los orígenes de la ética y de los principios de las personas; para lo cual se ha tenido en cuenta fundamentalmente dos aspectos: Uno que tiene que ver con el devenir histórico y el otro con la autoridad, negándose para tratar de dar explicación a los diferentes eventos que el universo nos ofrece. A su vez viene también la pregunta sobre el motivo de nuestra obediencia a sus normas y si alguna vez nuestros antepasados presidieron de ellas y si fue así en qué momento se perdió esa situación y se hizo necesaria la implantación de normas que facilitaron la convivencia social.

Para dar respuesta a estas cuestiones se ha tenido en cuenta fundamentalmente dos enfoques: El primero toma como base los aportes de Hobbes, sentándose en la concepción egoísta de las personas y a formar que mientras se vivía aisladamente no hubo problemas, pero las cosas se complicaron cuando se empezaron a congregar, ya que aparecieron los conflictos y los roces en la relaciones. El otro es un enfoque cristiano en el que resalta el hombre como ser imperfecto y lleno de debilidades sometiendo a la voluntad de Dios. Sin embargo ninguno de estos dos ha sido la solución a las incógnitas presentadas, pues en vez de aclarar las dudas surgen más como por ejemplo, por qué tenemos que obedecer a Dios? . Además no nos convence la idea de que las pautas morales sena el producto del egoísmo de algunos; pues si bien es cierto que en el crear esas pautas se evitaría el caos y la anarquía social, no podemos desconocer que las personas no somos ni absolutamente buenos ni absolutamente malos; la sociedad nos ha demostrado que muchas normas creadas por “gente buena” son para salvaguardarnos y proteger sus privilegios que en muchas ocasiones no han sido sanamente logrados y además encontramos personas que en determinadas circunstancias han tenido que recurrir a actos que no son bien vistos por los demás.

Hablando de individualismo tenemos que retomar los estudios realizados por Darwin a cerca de la evolución de las especies y la supervivencia de las mismas en donde lo más destacado es que sobreviven y se mantienen en pie las más fuertes a espersas de las más débiles y esto solamente sucede entre los individuos de una misma especie sino en lo que se ha denominado las cadenas alimenticias en donde los animales sobreviven espersas del consumo de especies vegetales, pero a su vez esos animales son presas del consumo de animales superiores y a su vez estos son devorados por otras más fuertes. Esto nos lleva a entender que la vida de la cual hacemos parte se ha sostenido no como producto de la competencia si no como resultado de la cooperación como uno de los pilares de su comportamiento.

El mismo interrogante a cerca de nuestro origen ha planteado inquietudes a cerca de nuestra moralidad. Para algunos es una gran ofensa el vincularnos con especies inferiores ya que esto sugeriría que nuestras reacciones son le producto de nuestro origen animal, lo que ha generado grandes dificultades para explicar la relación entre alma y cuerpo y con mayor razón, el desarrollo de los seres humanos a partir de los animales.

Recapaciten aquí, nuevamente, las dos concepciones a cerca de la ética en donde se sobrepone la religiosa, incluso por uno de los más cercanos colaboradores de Darwin, A.R. Wallace, quien afirmo que “DIOS DEBIÓ DE HABER AÑADIDO EL ALMA A CUERPO DE PRIMATES INCIPIENTES POR INTERVENCIÓN MILAGROSA DURANTE EL CURSO DE LA EVOLUCIÓN”. Y actualmente, incluso pensadores no religiosos ensalzan las facultades humanas tratándose como de algo de especie totalmente diferente a las de los demás animales de tal forma que parece provenir de un origen

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