Sobre Verdad y Mentira En Sentido Extramoral
Oscar BotelloEnsayo15 de Marzo de 2022
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Sobre Verdad y Mentira En Sentido Extramoral
Breve resumen y análisis
Empecemos recordando que, para Nietzsche, el HOMBRE, como ser humano y racional, es en sí un ser egoísta que tiende al pensamiento y sentimiento de superioridad….
Nietzsche inicia con el siguiente párrafo denotando hacia donde ira el detalle de su análisis y el sentido de este.
En algún apartado rincón del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la “Historia Universal”: pero, a fin de cuentas, sólo un minuto[1].
Nietzsche, considera que el impulso hacia la verdad nace de la necesidad de pertenecer y mantenerse en un entorno social, para ello crean convencionalismos y los utiliza a manera de tratado de paz. En este sentido es el hombre y no la naturaleza quien crea el contraste entre verdad y mentira al utilizar las designaciones socialmente válidas para hacer parecer lo irreal como real.
El intelecto en este sentido actúa como medio de conservación, se desarrolla en el arte de fingir; donde el engaño, la mentira, la farsa y el vivir del brillo ajeno, se tornan en ese convencionalismo socialmente aceptado y amparado en el poder de las palabras.
Por eso los hombres no huyen tanto de ser engañados como de ser perjudicados mediante el engaño; en este estadio tampoco detestan en rigor el embuste, sino las consecuencias perniciosas, hostiles, de ciertas clases de embustes. El hombre nada más que desea la verdad en un sentido análogamente limitado: ansía las consecuencias agradables de la verdad, aquellas que mantienen la vida; es indiferente al conocimiento puro y sin consecuencias e incluso hostil frente a las verdades susceptibles de efectos perjudiciales o destructivos1.
En este estadio de la vida el hombre se ha hecho a la idea de ser el ser supremo de la evolución natural, de ser el único capaz de razonar y pensar, de poseer un intelecto, pero ¿acaso este intelecto no debería ser benéfico?; en efecto el intelecto debería, en estado puro, estar ligado a la superación del individuo en un mundo “racional”, pero para efectos de uso común, el hombre, “el único animal racional y pensante de la tierra”, es quien más daño se hace a sí mismo y a los demás.
El mundo natural está plagado de seres, que son depredadores o depredados de otros, el equilibrio natural es extremo en la vida “salvaje” y el hecho de que sea tan “hostil” ese mundo a comparación de lo que se considera socialmente pacífico, corresponde a que los animales salvajes no son dotados del raciocinio; en este aspecto el hombre es la cumbre de la evolución pues es el único animal racional. ¿Cuántas veces hemos sido receptores de este mensaje transmitido desde tempranas edades? ¿Acaso es verdad que la diferencia entre el mundo socialmente pacífico y el natural salvaje, solamente, y en esencia pura, corresponde al hecho de contar con la razón?
La capacidad intelectual y racional del hombre son, y pasan a ser solo una pantalla de egocentrismo y falso alarde de lo que en verdad son, el hombre pensante, orgulloso y socialmente superior, de acuerdo a la estipulación comúnmente aceptada para su estado, pretende ser inicio y fin, Alpha y omega, de las cosas y cae en la enajenación de su propia mentalidad, frívola y mezquina, donde la necesidad de sentirse dueño y amo de todo cuanto este mundo posee, lo ciega y lo hace olvidarse de la esencia de la vida.
La base para estipular algo, en lo intelectualmente aceptado, es el género y la semántica, se nombra algo sin poder ser capaces de incluir en esta designación, las diferencias que hay entre el mismo género y especie, sin poder transmitir que el azul es azul pero con diferente gama, ¿pero cómo sabría un daltónico que el verde es verde si no conoce en realidad la imagen verdadera y no metafórica a la que se refiere?, ¿acaso su mundo está destinado a vivir sin conocer las imágenes reales de los colores?, para el daltónico daría lo mismo decir perico, o decil loro, pues la diferencia en colores no serían evidentes como lo son para cualquier otro, de igual manera un científico, se engaña al estudiar un fenómeno natural, pues al intentar reproducir lo natural solo, genera lo que él quiere generar, y designa leyes, y convierte mitos en algo un poco más tangible.
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