ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

¿Son las etiquetas una herramienta útil para describir la realidad?


Enviado por   •  27 de Mayo de 2021  •  Ensayos  •  1.735 Palabras (7 Páginas)  •  67 Visitas

Página 1 de 7

¿Hasta qué punto son las etiquetas una herramienta que facilita la comprensión humana de la complejidad de la realidad?

Lo primero que se me viene a la cabeza tras haber leído el enunciado son, las etiquetas de la ropa, las cuales designan cualidades como el tipo de prenda, el color, el tallaje o el precio. Mediante su uso, una persona, con tan solo leerlas, puede llegar a formarse una idea de como es la prenda. No obstante, esta idea que nos creamos al leer una etiqueta solo nos aporta cualidades generales más que específicas, por lo que podríamos llegar a imaginarnos una realidad que, pese a cumplir con las características que conlleva la etiqueta, se aleje de la realidad.

Mediante este caso, vemos como las etiquetas físicas empleadas en el sector textil actúan de una forma similar a como las empleamos en el ámbito del lenguaje, por lo que nos planteamos la siguiente pregunta de conocimiento: ¿En qué medida es la etiqueta una herramienta que facilita la comprensión humana de la complejidad de la realidad?

Dicha cuestión será desarrollada en el presente ensayo estableciendo referencias con las áreas de conocimiento de las ciencias naturales y del arte, tratando de dar respuesta a su vez a preguntas relacionadas con el tema central: ¿Hasta qué punto el significado de las etiquetas depende del emisor? ¿Son las etiquetas efectivas a la hora de describir la realidad? ¿Son las etiquetas un vago reflejo de lo que nombran?  ¿Tienen las etiquetas la misma precisión a la hora de clasificar cosas tangibles que cosas no tangibles? ¿Dejan de lado las etiquetas a las diferencias existentes entre las cosas a las que nombran? ¿Son las etiquetas una forma útil y económica de clasificar la realidad?

Una etiqueta (palabra derivada del francés etiquete) se refiere al sustantivo, nombre, inscripción o palabra con la que el humano clasifica aquellas cosas que compartan ciertas características o cualidades (Real Academia Española, 2021).[1]

En los inicios de la humanidad se empezó a desarrollar el lenguaje con el cual nuestros ancestros empezaron a poder comunicarse. Consecuentemente, también surgió lo que hoy en día conocemos como etiquetas, en respuesta a la necesidad de identificar con un nombre a las cosas que les rodeaban, como por ejemplo a los animales o a las plantas. De esta forma, podemos ver como las etiquetas, ya desde un inicio, favorecieron la comprensión de la realidad de una forma eficaz y económica. Por lo tanto, con ellas el humano es capaz de crearse mentalmente la imagen de un objeto con tan solo oír una palabra. Como bien dijo el físico-teórico Richard Feynman: “Al final, los objetos, las ideas e incluso las personas, tienen nombre por cuestiones comunicativas. El nombrar todo lo que nos rodea es imperiosamente necesario para poder referirnos a ello sin necesidad de señalarlo o describirlo intensivamente.” [2]Además, distintas corrientes filosóficas como el realismo filosófico respaldan el hecho que las etiquetas describen de forma efectiva y relativamente objetiva la realidad.[3]

No obstante, este siempre ha sido un tema que ha conllevado un intenso debate en la comunidad intelectual. Numerosos filósofos se han opuesto a la postura anteriormente desarrollada, proporcionando sus respectivos puntos de vista que, generalmente, sugieren que las etiquetas no logran describir la realidad de forma precisa y objetiva, sino que estas en su lugar describen la percepción del observador o no logran alcanzar cierta concreción. Por ejemplo, el filósofo Saul Kripke solo cree que las únicas etiquetas “rígidas”, es decir, las que describen a la perfección la realidad son los nombres propios (ej. Richard Nixon), mientras que el resto de las etiquetas son “no rígidas” (ej. presidente de los Estados Unidos), las cuales carecen relativamente de conexión con la realidad.[4] Por otro lado tenemos al nominalismo, el cual es una corriente filosófica que, siguiendo con la lógica de Platón en el Crátilo, opina que todo lo que existe es particular y por lo tanto imponer “universales” y “entidades abstractas” (etiquetas) para describir agrupaciones de objetos iría en contra de la realidad física.[5][6]

Para adentrarnos de forma más específica en el debate, trataremos el tema desde la perspectiva de las dos áreas de conocimiento elegidas: las artes y las ciencias naturales.

Las ciencias naturales son aquellas ciencias que tienen por objeto el estudio de la naturaleza, siguiendo la modalidad del método científico conocida como método empírico-analítico.

El empleo de las etiquetas siempre ha estado fuertemente ligado a las ciencias naturales. Por un lado, podemos ver como, ante el constante estudio de objetos y seres vivos en función de ciertas características compartidas, la figura de la etiqueta ha sido clave para nombrar todos los tipos de clasificaciones. Por ejemplo; en la biología tendríamos el caso de la clasificación de seres vivos mediante las categorías taxonómicas (dominios, reinos, clase, familia, etc.); mientras que en la química nos encontramos con las distintas familias de elementos (metales alcalinos, metales alcalinotérreos, gases nobles, etc.). Como podemos deducir, en todos estos casos el hecho de nombrar distintas clasificaciones ayuda a los científicos de estas disciplinas a poder investigar sobre distintos objetos o seres vivos de una forma más eficiente. Esto se debe a que, empleando etiquetas, los científicos podrán identificar a un conjunto de cosas que tengan cualidades en común de forma conjunta, en lugar de individual, pudiendo llegar a esperar como van a responder. Además, cabe decir que, al tratarse de unas ciencias relativamente objetivas, nos encontramos como las etiquetas sí describen la realidad de una forma generalmente adecuada, al no existir una percepción humana que pueda alterar su validez.

Pese a eso, en las ciencias naturales también puede llegar a haber distintos inconvenientes en el uso de etiquetas. Durante gran parte de la historia, en la ciencia se ha seguido la teoría aristotélica con el fin de clasificar y nombrar conjuntos de muestras. Según esta teoría, la clasificación de las cosas se realiza “seleccionando los parecidos y desechando las diferencias”. Esto puede llegar a generar errores debido a que pueden dar los casos donde se “denominen cosas diferentes como parecidas” y viceversa, lo cual generaría una imagen mental equívoca o distorsionada de la realidad en el humano.[7] Además, sumado a lo anteriormente mencionado, también entra en juego el hecho de que cada científico, dentro de lo posible, puede llegar a clasificar una agrupación de cosas mediante distintos criterios pero empleando la misma etiqueta, lo que acabaría afectando de forma directa a la relación de la realidad observada con la descrita. Un ejemplo que claramente refleja esta postura sería la clasificación en distintas especies del humano a lo largo de la evolución (Homo Erectus, Homo Habilis, etc.) al no quedar claro el cambio de una especia a otra en el tiempo, debido a que este fue progresivo y no brusco, y por lo tanto sacando a la luz uno de los puntos débiles de las etiquetas.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (11 Kb) pdf (73 Kb) docx (13 Kb)
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com