Teoria General De La Ocupacion
nay866 de Junio de 2013
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J. M. Keynes: Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero.
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Tal vez un breve resumen de la teoría de la ocupación que se desarrollará en el curso de los
siguientes capítulos pueda ayudar al lector en esta etapa, aun cuando quizá no sea completamente
inteligible. Los términos usados se aclararán con mayor cuidado en su oportunidad. En este
resumen supondremos que el salario nominal y el costo de los otros factores son constantes por
unidad de trabajo empleado; pero esta simplificación, de la que prescindiremos después, se usa
únicamente para facilitar la exposición. El carácter esencial del argumento es exactamente igual,
sin importar que los salarios nominales, etc., sean o no susceptibles de modificarse.
El bosquejo de nuestra teoría puede expresarse como sigue: cuando aumenta la ocupación
aumenta también el ingreso global real de la comunidad; la psicología de ésta, es tal que cuando
el ingreso real aumenta, el consumo total crece, pero no tanto como el ingreso. De aquí que los
empresarios se resentirían de una pérdida si el aumento total de la ocupación se destinara a
satisfacer la mayor demanda de artículos de consumo inmediato. En consecuencia, para justificar
cualquier cantidad dada de ocupación, debe existir cierto volumen de inversión que baste para
absorber el excedente que arroja la producción total sobre la que la comunidad decide consumir
cuando la ocupación se encuentra a dicho nivel; porque a menos que exista este volumen de
inversión, los ingresos de los empresarios serán menores que los requeridos para inducirles a
ofrecer la cantidad de ocupación de que se trate. Se desprende, por tanto, que, dado lo que
llamaremos la propensión a consumir de la comunidad, el nivel de equilibrio de la ocupación, es
decir, el nivel que no induce a los empresarios en conjunto a ampliar o contraer la ocupación,
dependerá de la magnitud de la inversión corriente. El monto de ésta dependerá, a su vez, de lo
que llamaremos el incentivo para invertir, que, como después se verá, depende de la relación
entre la curva de eficiencia marginal del capital y el complejo de las tasas de interés para
préstamos de diversos plazos y riesgos.
Así, dada la propensión a consumir y la tasa de nueva inversión, sólo puede existir un nivel de
ocupación compatible con el equilibrio, ya que cualquier otro produciría una desigualdad entre el
precio de la oferta global de la producción en conjunto de su demanda global. Este nivel no
puede ser mayor la ocupación plena, es decir, el salario real no puede ser menor que la
desutilidad marginal del trabajo; pero no existe lo general, para esperar que sea igual a la
ocupación plena. La demanda efectiva que trae consigo la plena ocupación es un caso especial
que sólo se realiza cuando la propensión a consumir y el incentivo para invertir se encuentran en
una relación mutua particular. Esta relación particular, que corresponde a los supuestos de la
teoría clásica, es, en cierto sentido, una relación óptima; pero sólo puede darse cuando, por
accidente o por designio, la inversión corriente provea un volumen de demanda justamente igual
al excedente del precio de la oferta global de la producción resultante de la ocupación plena,
sobre lo que la comunidad decidirá gastar en consumo cuando la ocupación se encuentre en ese
estado.
Esta teoría puede resumirse en las siguientes proposiciones:
1) En determinada situación de la técnica, los recursos y los costos, el ingreso (tanto monetario
como real) depende del volumen de ocupación N.
2) La relación entre el ingreso de la comunidad y lo que se puede esperar que gaste en
consumo, designada por Di, dependerá de las características psicológicas de la comunidad,
que llamaremos su propensión a consumir. Es decir, que el consumo dependerá del nivel de
ingreso global y, por tanto, del nivel de ocupación N, excepto cuando ocurre algún cambio
en la propensión a consumir.
3) El volumen de trabajo N que los empresarios deciden emplear depende de la suma (D) de
dos cantidades, es decir, D1, la suma que se espera gastará la comunidad en consumo, y D2,
la que se espera que dedicará a nuevas inversiones. D es lo que antes hemos llamado
demanda efectiva.
4) Desde el momento que D1 + D2 = D = F (N), en donde F es la función de la oferta global, y
como, según hemos visto en 2), D1 es función de N, que puede escribirse X(N), dependiendo
de la propensión a consumir, se deduce que F (N) - X (N) = D2.
5) De aquí se desprende que, en equilibrio, el volumen de ocupación depende: a) de la función
de la oferta global, F; b) de la propensión a consumir, X; y c) del volumen de inversión,
D2. Esta es la esencia de la teoría general de la ocupación.
6) Para cada valor de N hay una productividad marginal correspondiente de la mano de obra en
las industrias de artículos para asalariados, la que determina el salario real. El párrafo 5)
está sujeto, por tanto, a la condición de que N no puede exceder de aquel valor que reduce el
salario real hasta igualarlo con la desutilidad marginal de la mano de obra. Esto quiere decir
que no todos los cambios en D son compatibles con nuestro supuesto provisional de que los
salarios nominales son constantes. Por esta razón será necesario, para realizar una
exposición más completa de nuestra teoría, renunciar a esta hipótesis.
7) En la teoría clásica, de acuerdo con la cual D = F (N) para todos los valores de N, el
volumen de ocupación está en equilibrio neutral en todos los casos en que N sea inferior al
máximo, de manera que puede esperarse que la fuerza de la competencia entre los
empresarios lo eleve hasta dicho valor máximo. Sólo en este punto, según la teoría clásica,
puede existir equilibrio estable.
8) Cuando la ocupación aumenta, D, hará la propio, pero no tanto como D; ya que cuando el
ingreso sube, el consumo lo hará también, pero menos. La clave de nuestro problema
práctico se encuentra en esta ley psicológica; porque de aquí se sigue que cuanto mayor sea
el volumen de ocupación, más grande será la diferencia entre el precio de la oferta global (Z)
de la producción correspondiente y la suma (D1) que los empresarios esperan recuperar con
los gastos de los consumidores. Por tanto, si no ocurren cambios en la propensión a
consumir, la ocupación no puede aumentar, a menos que al mismo tiempo D2 crezca en tal
forma que llene la diferencia creciente entre Z y D1. Por consiguiente, el sistema económico
puede encontrar en sí mismo un equilibrio estable con N a un nivel inferior a la ocupación
completa, es decir, al nivel dado por la intersección de la función de demanda global y la
función de oferta global - excepto en los supuestos especiales de la teoría clásica, de acuerdo
con los cuales actúa alguna fuerza que, cuando la ocupación aumenta, siempre hace que D2
suba lo suficiente para cubrir la distancia creciente que separa a Z de D1.
El volumen de ocupación no está, pues, fijado por la desutilidad marginal del trabajo, medida
en salarios reales, excepto en el caso de que la oferta disponible de mano de obra para una
magnitud dada de salarios reales señale un nivel máximo a la ocupación. La propensión a
consumir y el coeficiente de inversión nueva determinan, entre ambos, el volumen de ocupación,
y éste está ligado únicamente a un nivel determinado de salarios reales -no al revés.-. Si la
propensión a consumir y el coeficiente de inversión nueva se traducen en una insuficiencia de la
demanda efectiva, el volumen real de ocupación se reducirá hasta quedar por debajo de la oferta
de mano de obra potencialmente disponible al actual salario real, y el salario real de equilibrio
será mayor que la desutilidad marginal del nivel de equilibrio de la ocupación.
Este análisis nos proporciona una explicación de la paradoja de la pobreza en medio de la
abundancia; porque la simple existencia de una demanda efectiva insuficiente puede, y a menudo
hará, que el aumento de ocupación se detenga antes que haya sido alcanzado el nivel de
ocupación plena. La insuficiencia de la demanda efectiva frenará el proceso de la producción
aunque el producto marginal de la mano de obra exceda todavía en valor a la desutilidad
marginal de la ocupación.
Más aún, cuanto más rica sea la comunidad, mayor tenderá a ser la distancia que separa su
producción real de la potencial y, por tanto, más obvios y atroces los defectos del sistema
económico; porque una comunidad pobre estará propensa a consumir la mayor parte de su
producción, de manera que una inversión modesta será suficiente para lograr la ocupación
completa; en tanto que una comunidad rica tendrá que descubrir oportunidades de inversión
mucho más amplias para que la propensión a ahorrar de sus miembros más opulentos sea
compatible con la ocupación de los más pobres. Si en una comunidad potencialmente rica el
incentivo para invertir es débil, entonces, a pesar de su riqueza potencial,
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