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Ética y Educación


Enviado por   •  23 de Abril de 2019  •  Ensayos  •  1.161 Palabras (5 Páginas)  •  87 Visitas

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Ética y Educación

Luisa Fernanda Gómez Mejía

A través de la historia de la humanidad el concepto del bien y el mal ha sido de gran interés, en especial para guiar nuestras acciones. Esto se puede evidenciar cuando se analiza lo dicho por grandes pensadores como Sócrates, Aristóteles, Epicuro, San Agustín de Hipona y Giovanni Pico della Mirandola. A partir de esto se puede comenzar a pensar y entender el porqué de estos actos buenos o incluso el estilo de vida que se menciona continuamente por estos importantes filósofos.

Antes de dirigirnos al porqué del buen actuar mencionado anteriormente, es pertinente entender ciertas ideas. En la gran mayoría de estos autores la divinidad es un tema en común, ya que comprenden épocas como la antigüedad y la edad media. En esos tiempos e incluso hoy en día este sigue siendo un motor para nuestra toma de decisiones, sin embargo sin importar cuales sean las creencias, lo que realmente llamó mi atención es el papel que juega el alma en estas reflexiones. Como menciona Aristóteles nuestras acciones tienen un fin y tal fin debe ser el bien supremo (Aristóteles, s.f, p.19). ¿pero realmente cual es este bien y como se llega a él? Aunque es un termino que no se debe generalizar, en definitiva el camino para alcanzarlo es el del bien del alma (reconociendo que no es el único existente). No solo fue mencionado por Aristóteles, sino que se hace evidente por ejemplo cuando Sócrates cuestiona a los atenienses por centrar sus pensamientos en el afán de riquezas y honores, en vez de trabajar para hacer sus almas buenas (PLATÓN, 1871, p.63), ya que como se muestra en Alcibíades I en primera instancia, debemos conocer y cuidar nuestra alma, conocernos a nosotros mismos, para así poder llegar a  los  demás

(Cf. Alc. 129 b -131 c). Pico della Mirandola menciona la importancia de purificar el alma, sacando mediante la ciencia moral, la fuerza de las pasiones, entendiendo a su vez, que como seres humanos podemos perfeccionarnos, debido a que somos libres para construir nuestro destino (Della Mirandola, 2003, p.27, p.18). Estos bienes del alma, como la prudencia y la sabiduría, nos permiten llegar a la virtud (Aristóteles, s.f, p.33).

Entendiendo esto se puede empezar a analizar el porqué del buen actuar. La virtud, alcanzada mediante el actuar guiado por el alma debe ser lo más preferible entre los hombres. Esto debido a que por medio de ella es posible alcanzar el bien supremo, la felicidad, muchas veces confundida con los placeres (Aristóteles, s.f). De este modo se justifica un estilo de vida caracterizado por las buenas acciones, ya que este actuar guiado por el alma, nos acerca a el tan deseado fin. Como menciona Epicuro el objetivo de una vida feliz esta en distinguir entre los placeres corporales y lo relacionado a la tranquilidad del alma; nuestros actos se deben guiar para evitar la perturbación del alma, por esta razón los placeres adquieren un carácter de importancia, ya que evitan el dolor, pero se debe saber elegir entre ellos e incluso saber renunciar a algunos. (Epicuro, 1999, p.2). San Agustín también hace referencia a esto cuando menciona cómo en la juventud el placer es encontrado en las acciones malas, porque dan una sensación de libertad, no obstante, estas acciones nos alejan de Dios ya que corrompen el alma (San Agustín., s.f, p.11). Esto nos lleva a contemplar la idea plasmada por Aristóteles de cómo para lograr el bien supremo se necesita actuar, se necesita actividad, se necesita practica. Debido a que es mediante nuestras acciones que se guía el camino para llegar a la felicidad (Aristóteles, s.f).

Otro tema de gran predominancia en estos textos es la muerte. Después de lo mencionado previamente, este tema comienza a adquirir un gran sentido. Allí se refieren a este momento como algo a lo que no se le debería temer, ya que no se puede conocer o afirmar si es un bien o un mal. Cuando se pretende saberlo solo se entiende como una ignorancia vergonzante, porque como muestra Sócrates, el más sabio es aquel que no cree o pretende conocer algo que realmente no sabe (PLATÓN, 1871, p.63), es de aquí que surge la conocida frase, solo sé que nada sé. Traigo este tema centrándome en la Apología de Sócrates. En este discurso se entienden las tres acusaciones que lo condenaron a muerte, las cuales fueron: corromper a los jóvenes, enseñar desde la mentira y su impiedad. Sin embargo, es en este momento en el que él argumenta la falsedad de las mismas. Por un lado es conocido que si se corrompen a las persona que lo rodean, se estará atrayendo mal a su propia vida porque estas personas comenzaran actuar por el mal y nadie querría eso conscientemente, además él solo seguía ordenes de Dios, por lo cual no se le puede considerar impío. A pesar de que Sócrates muestra y pone en evidencia la injusticia que se esta cometiendo, es condenado, empero, el no siente ningún remordimiento (PLATÓN, 1871, p.78- 86). Esto debido a que lo que realmente es importante en la vida de un hombre de valor son sus procederes, es ver si sus acciones fueron buenas o malas y como hombre sabio no pretende saber si la muerte será algo bueno o malo (PLATÓN, 1871, p.67).  Esto nos conduce a el tema de los bienes externos y corpóreos, que aunque no son en vano, estos no serán los que nos lleven al bien supremo (Aristóteles, s.f, p33). Lo que realmente importa es aquello que esta dentro de nosotros, es nuestro actuar. Es por esto que si hacemos cuidado de nuestra alma, vendrá la virtud permitiéndonos llegar a el fin que es un bien en si mismo, la felicidad.  

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